El símbolo y la inmortalidad: réquiem por el Comandante Hugo Chávez

La muerte no es el final, es una estación de luto, una forma distinta del dolor. Chávez murió viviendo, lejos de parecer un truco del lenguaje o un tremendismo discursivo; de algo sí estamos seguros los venezolanos y venezolanos: Chávez quedará sembrado en las raíces más profundas de la conciencia del pueblo; quedará como símbolo indeleble de la lucha por un mundo mejor. Independientemente del cristal con que se le mire, Chávez fue capaz de plantarse resueltamente los problemas de la patria. Fue Él quien colocó de relieve las grandes asimetrías sociales y económicas que quedaron invisibilizadas tras el grueso velo de los poderes fácticos en los gobiernos apátridas de la IV República.

Chávez será conjugado en todos los tiempos y lugares. Deberá conjugarse en presente indicativo, ese que nos dirige y nos orienta. Chávez, el proveedor de luces, cantos, historias, poema…Chávez es el verbo hecho calle, vereda, caserío, montonera. Su legado no es de estanque quieto, sino de ola bravía y fulgurante. Su voz estentórea resonará siempre como eco inmortal en todos los corazones humildes de nuestra patria. Chávez es el eco inexorable que se repite por doquier; allí donde haya una injusticia, el eco Chávez saldrá de las entrañas de la tierra para echarnos una mano; el eco deviene legado, será multitud, lucha, pan, justicia y libertad.

Chávez será conjugado en pluscuamperfecto: porque amó, luchó, venció a las sombras, sembró patria, aró caminos para la lucha. Chávez tomó las banderas del progresismo latinoamericano y las remozó: reactualizó el discurso antiimperialista, reavivó el debate de la multipolaridad, condensó en su ser todo el clamor y el dolor del pueblo latinoamericano. Eso sólo lo hacen quienes miran más allá del presente, quienes son capaces de interpretar el dolor ajeno y hacerlo suyo. Chávez forjó patria y nos legó para siempre su candor y su fiera voz como testimonio de un hombre que trascendió su tiempo.

También hay un Chávez conjugado en futuro, en código imperecedero. Hablo del Chávez que trascenderá la moralidad hipócrita; Chávez que dirá Imperio y no se ruborizará, Chávez que denunciará tropelías e ignominias. Chávez humano: Chávez negro, Chávez indio, Chávez taino, Chávez guajiro, Chávez gaucho, Chávez prieto, mestizo, tez curtida por el sol. Chávez en la esquina y en la lucha; cotidiano, dicharachero, teórico, redentor de almas. Chávez que se repite en el niño, en la señora, en la bodega, en los ojos de los humildes, en las manos de los pobres.

Hoy amanecí con un dolor demás, con una pérdida que no esperaba. Hoy mi verbo es luctuoso. Hoy me cubre una pena insondable. Los hombres invencibles hacen países invencibles. Los hombres invencibles resuenan más allá del tiempo-cronos. Las huellas de este gigante no serán borradas por las impías manos de quienes se arrogan para sí el destino del mundo; Chávez fue, es y será el golpe de oreja que nos mantendrá alerta. Chávez Bolívar, Chávez Martí, Chávez Che Guevara, Chávez Fidel, Chávez San Martín, Chávez Whitman, Chávez Benedetti, Chávez Rodolfo Walsh, Chávez Neruda, Chávez Artigas, Chávez Víctor Jara, Chávez Frantz Fanon, Chávez Marx, Chávez Simón Rodríguez, Chávez Sucre, Chávez África, Oceanía, América, Europa, Asia; Chávez de los pobres y los humildes de corazón.

La lucha continúa a la luz de la vela Chávez. No podemos cejar en nuestras pretensiones de ser libres y soberanos. Chávez nos despertó del largo sueño neoliberal; nos puso a pensar, a dudar de todo cuanto estaba establecido; de aquello que había sido naturalizado en las formas y pareceres de la gente; Chávez nos puso intranquilos, rebeldes, contestatarios y henchidos. Chávez nos enseñó a ser insumisos y frontales; nos dotó de la hermosa locura que nos permite soñar con un mundo mejor, sin imperios.

Hoy se demanda más unidad y compromiso. Chávez dio la vida por Venezuela y por Latinoamérica. Debemos continuar esa lucha sin cuartel. Desde la Patagonia hasta Río Grande, que se diga y se grite a los cuatro vientos que somos un solo país, un solo puño que se levanta en contra de cualquier pretensión imperial. Ya no somos colonia, ya no somos “patio trasero”; hoy somos vanguardia revolucionaria. Chávez, el del verbo refulgente y altivo, será un faro más que nos alumbrará el camino. Muere el hombre, las ideas perviven. Muere el cuerpo, quedó el símbolo.


El autor es: Doctorando en Comunicación UNLP

johanmanuellopez@hotmail.com


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Johan López


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