Nunca olvidaré a Hugo Chávez


Recuerdo perfectamente cuando, en el año 2002, mientras una compañera de la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) e Izquierda Unida (IU) y yo estábamos preparando unos materiales contra la guerra de Irak, hablamos sobre Hugo Chávez.

Ella intentaba convencerme de que él era un presidente de izquierdas y estaba haciendo las cosas bien. Yo, que acababa de abrir los ojos, aún seguía idiotizado por los medios de comunicación de la burguesía y le replicaba que cómo un militar religioso iba a ser de izquierdas.

Por lo que había visto en mi realidad cotidiana, las personas que solían comulgar con las ideas católicas eran en su mayoría conservadoras, las declaraciones de la jerarquía católica contra el aborto y la comunidad gay profundizaban más en esa concepción que yo tenía de que alguien religioso tenía que ser de derechas. Mientras tanto, los militares tampoco gozaban de mi simpatía atendiendo a sus hechos y declaraciones. Por lo tanto, pensar que alguien como Hugo Chávez, que aunaba en sí las dos cosas, que era un militar religioso, fuera además revolucionario me parecía fuera de toda lógica. No podía creer que alguien como él luchase por los mismos objetivos que yo, un civil ateo.

Todo cambió unos cuantos meses después. Un compañero de la universidad que también defendía a Chávez y a la Revolución Bolivariana me propuso acompañarle a ver un documental que ponían en la facultad de periodismo. El documental se llama “La revolución no será transmitida”. Y empezó a cambiar para siempre mi opinión sobre Chávez. Me emocioné observando como el pueblo venezolano defendía a su presidente, me sorprendí al comprobar que lo que mis compañeros me llevaban diciendo tanto tiempo era verdad, había reducido la pobreza y ayudado a los pobres. Me enfadé cuando ví cómo le dieron el golpe de estado y sentí profunda admiración por la gente de Venezuela cuando, con su unidad y su pasión bolivariana rescataron a su presidente. Me alegré y me sentí vengado cuando vi a Pedro Carmona, como la rata que es, yéndose por la puerta de atrás cuando el pueblo llamaba a la puerta principal del Palacio de Miraflores.

Quería saberlo todo acerca de ese proceso que lideraba Chávez. Había visto con mis propios ojos lo contrario de lo que me decían los medios de comunicación sobre Venezuela. Empecé a informarme por otros medios de comunicación, llamados alternativos. Mientras El País decía que Chávez había aumentado la pobreza, en Rebelión se publicaba que la ONU constataba la reducción de la pobreza. Mientras en la Televisión Española se decía que Chávez reprimía a los manifestantes, en la red se podían ver videos de esas manifestaciones sin ser reprimidas. Pero lo que me hizo cambiar de opinión irreversiblemente fue ver que los asesinatos de Puente Llaguno fueron perpetrados por los golpistas, por la derecha venezolana, cuando los medios de comunicación burgueses me habían hecho creer que fue Chávez quién asesinó a su pueblo. Pensé que si habían engañado en algo tan importante, lo habrían hecho en todo lo demás.

Al profundizar en el accionar político de Chávez descubrí que al nacionalizar el petróleo y prohibir los latifundios estaba mejorando la calidad de vida del empobrecido pueblo venezolano, pero a la vez estaba atacando los privilegios de los grandes empresarios, los mismos que poseían los medios de comunicación que manipulaban contra Chávez. Sentí alegría por haberme dado cuenta de la situación y haber dejado de ser un pelele de la clase social que es mi enemiga, la oligarquía.

Fue pasando el tiempo y observé como Chávez logró convencer a otros presidente latinoamericanos para acabar con el ALCA, el proyecto imperial impulsado por Bush para dominar la Patria Grande. Un hecho histórico que yo no pensé que fuera posible conseguir. Así veo yo a Chávez, el hombre que hizo posible lo imposible. Rompió la lógica del capitalismo en las relaciones comerciales y culturales mediante el ALBA, el proyecto que siempre esperanza en varios países americanos. Practicó la solidaridad internacional como solo quien siente el más profundo y honesto amor por la humanidad es capaz de hacerlo, desde casas para los peruanos víctimas de actos de la naturaleza, hasta norteamericanos que pasaban frio, pasando por africanos que tenían tierras pero no dinero para ponerlas a producir. ¡Cuántos ojos han vuelto a ver gracias a la Misión Milagro! No se había visto semejante solidaridad desde que amaneció en Cuba el 1 de enero de 1959.

Cómo no tener como ejemplo a quien puso a disposición del pueblo, a petición de la oposición golpista, su cargo en un referéndum revocatorio. A quien ha dado voz y voto al pueblo haciendolo, como debe ser, dueño de su propio destino, a quien ha reducido la pobreza de su pueblo, a quien ha llenado de universidades, casas, guarderías, hospitales, clínicas, canchas deportivas, mercados populares, colegios un país que fue expoliado por los intereses personales de unos pocos oligarcas sin sentimientos a los que no les importa el sufrimiento de sus conciudadanos mientras ellos puedan añadir más ceros en sus cuentas corrientes.

Chávez es el ejemplo de que no todos los políticos son iguales, que hay buenas personas que llevan la honestidad, la sinceridad y el amor por su pueblo en su código genético, que merece la pena luchar por un mundo mejor porque es posible conseguirlo, que el socialismo es profundamente democrático y es la única esperanza de los pueblos del mundo.

Siento que Chávez es el sol que ilumina el alma de los revolucionarios del mundo, que enciende nuestra pasión rebelde con un inmenso fuego imposible de apagar que nos lleva a erradicar las injusticias cometidas por el capitalismo y el fascismo.

Su ejemplo perdudará en mí siempre y me enorgullezco de no olvidarlo llevándolo en cada actitud hasta el final de mis días. Lo admiro más que a nada en este mundo y las lágrimas que se me saltan cuando pienso en él son de puro y profundo amor. Estoy orgulloso de ser chavista y como él, pienso que solo podemos vencer.

Hasta la victoria siempre.

Gracias Hugo Chávez.


http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article48207


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