A mi Comandante Hugo Chávez Frías. Mi historia con él

Con valentía, esa que solo soportan los grandes hombres, el Presidente Chávez dio la batalla hasta último momento.

Lo conocí una tarde de julio de 1994, flaco, alto, con mirada inquieta y sonrisa fuerte. Vino a la invitación que le hiciéramos ex guerrilleros del M-19, no teníamos dinero, el logró llegar con esfuerzo y nosotros buscamos donde alojarlo, tampoco teníamos un peso, mi entonces esposo Gustavo Petro, hoy Alcalde Mayor de Bogotá recién había pasado por una campaña electoral al Senado que lo dejó sin curul y en la quiebra. Y yo diagnosticada con una dura enfermedad que me tenía sin deseos de vivir, con mis dos hijos Andrea y Andrés de dos y tres años. En ese momento un médico me dijo que me quedaban solo 5 años de vida. No podía ver más allá del bosque…

Realizamos un periplo de varios días con él, en carros del DAS, todos amontonados, hicimos un coctel para recaudar fondos y atenderlo mejor, él sencillo, con una gran personalidad sonreía, estaba encantado de estar acá en Bogotá, cerca a quienes también fuimos una inspiración para él. En ese momento pensaba en su Venezuela del alma, la idea que lo llevo a la intentona de golpe de Estado aquel 4 de febrero-4F- de 1992 se mantenía intacta, ya no por esos medios, si por medio de las urnas, para eso vino, se reunió con varios ex militares, y también con los que fueron Presidentes de la Asamblea Constituyente que proclamó la Constitución Política de nuestra nación en 1991.

Fuimos donde Horacio Serpa, Antonio Navarro y Álvaro Gómez Hurtado, a todos lo escuchó atentamente, terminamos su visita en el Puente de Boyacá el día de su cumpleaños, en el recorrido encontramos un fuerte accidente en el que habían sido lanzadas por la ventana del bus una niña de unos 5 años junto a su madre, estaban muertas, Chávez dijo “ no corramos, hoy es mi cumpleaños y prefiero perder el vuelo de regreso a Caracas…”, en el Puente de Boyacá se hizo un juramento por la “Unidad Latinoamericana…”

Hoy recuerdo como los pseudo izquierdosos nos señalaban por estar con un ex militar de Venezuela, muchos nos cerraron las puertas y así con ellos en contra, supimos que ese hombre si era sincero y que sus palabras serían un hecho. Así se lo hice saber, él me vio enferma y triste y me dijo “…no te desanimes, vas a vivir mucho tiempo para ver a tus hijos crecer…yo también estoy pasando por una difícil situación y con mi esposa nos estamos separando…” yo le dije aliviada “…usted es el primer militar que me cae bien y eso que los venezolanos nos han tratado mal en la frontera…”

Hoy quiero tanto a los venezolanos como a mi pueblo bello, todos estos años han sido ejemplo de resistencia, esa es mi segunda patria, allí están los amigos a quienes conocí como Tenientes ahora son Generales, escucharlos a ellos hablar es estar con un revolucionario, Bolívar transpira por sus poros, huelen a libertad, en sus ojos se ve la sinceridad, esa que le vi a Chávez en esos días acá en Bogotá.

Recuerdo que fui con Petro a la posesión del recién electo Presidente, Hugo Chávez, nos fuimos desde San Antonio por tierra, llegamos maltrechos, no dormimos casi, la Guardia Nacional nos bajaba del bus a los colombianos en cada Alcabala, su mirada era de prepotencia, hoy esa mirada en ellos ha cambiado, en ese viaje todos nosotros los que lo invitamos en 1994 hicimos presencia en su posesión, luego volvimos de vacaciones, otra vez por tierra, después en su vehículo blindado, que también fue una tortura, parecía que la Guardia lo quería desbaratar por ser blindado…

En la segunda cita con el ya Presidente en septiembre de 1999 le dije que mi trabajo de grado sería sobre él y las relaciones con Colombia, se entusiasmó mucho, al terminar mi trabajo se lo entregué, mi sustentación fue ante casi 100 personas, allí estaban el Embajador Roy Chaderton y la candidata presidencial y amiga Ingrid Betancourt que por ese entonces se sentía bolivariana, fue laureado, todo gracias a la inspiración que Chávez me había dado.

Vino la separación de mi matrimonio luego de 13 años de lucha juntos, vivimos la guerrilla, la cárcel, las torturas. Duelo no hice, me entregue al proceso con Chávez, ya lo demás será para contarlo después. Más de una década entregada a ese proceso que hice mío igual que muchos otros compañeros, se vivieron muchas cosas, muchas, hubo tanto, tanto…

Hoy Chávez, nuestro Comandante ya no está, pero al igual que sus oficiales transpiran a Bolívar por sus poros, hoy América Latina lo hace también, a Bolívar lo vivimos, lo sentimos en la mirada de un niño, en la sonrisa de nuestros indígenas, de las mujeres luchadoras, en el proceso de integración latinoamericano que cada día que pasa avanza a paso seguro como las batallas de nuestro libertador y como las batallas que dio ese Gran Hombre, Hugo Rafael Chávez Frías. El ha dejado un gran legado y seguro estamos de seguirlo, este compromiso será para siempre.

“Comandante Chávez, vivirás para siempre”

lunaverde19@gmail.com


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