Lo que está pasando con los venezolanos en el exterior

La realidad que a cada uno de los venezolanos que se encuentran en el exterior depende sin dudas de las condiciones en las que cada quien decidió emigrar. Esto tiene que ver con cuántos dólares se llevaron, si tenían o no parientes en el exterior, si tenían amigos o familiares a donde se plantearon llegar, así como la posibilidad de tener una oferta de trabajo en el lugar de destino.

Partiendo de esto es lógico imaginar entonces que la situación de cada venezolano es diferente para cada quien dependiendo de la realidad que le tocó afrontar.

No obstante, con el surgimiento de la pandemia hay una gran mayoría de compatriotas que, más allá de las condiciones iniciales en las que iniciaron su éxodo, se encuentran con una realidad que nadie tenía previsto para las mayorías. Esta realidad primordialmente está marcada por una amenaza latente a sus vidas: Irónicamente una de las excusas más esgrimidas al momento de partir era la búsqueda de un ambiente seguro donde no existiera peligro para la vida pero, desafortunadamente, la aparición de esta enfermedad hace prácticamente imposible que se pueda estar completamente a salvo en cualquier lugar del planeta. Independientemente de estar en Norte América, Europa o Suramérica, la realidad mundial se torna amenazante en el ámbito de la seguridad de la vida humana dondequiera que se encuentren los individuos.

Otro aspecto que viene a complicar más el panorama es la contracción económica que ha comenzado a producirse a escala mundial. Si bien es cierto que tal vez muchos venezolanos pudieran haber contado con trabajos fijos, estables o bien remunerados, es más cierto aún que la mayoría de los que emigraron estaban cumpliendo labores de manera informal, sin ninguna garantía laboral, ni de estabilidad, prestaciones, ni de nada que se parezca, lo que ha devenido en una caída importante de ingresos que ha llevado a muchos paisanos a vivir en las calles, pedir limosna y, en la medida de lo posible, hacer lo necesario para retornar a su patria. Al momento de reducir las nóminas los patrones deben decidir entre dejar fuera a sus connacionales o a los extranjeros y, obviamente, en la mayoría de los casos se le dará preferencia a sus paisanos. Esto es igual en cualquier parte del mundo.

Lo peor de esto es que muchos de esos paisanos, mal que bien, en la medida de lo posible contribuían a solventar un poco la precaria situación económica de muchos de sus familiares que quedaron en Venezuela. La disminución de los ingresos, el aumento del desempleo y el estancamiento económico, han hecho que se produzca una caída importante en el monto de las remesas que recibían los venezolanos desde el exterior lo que los pone en mayores desventajas económicas ante la ola inflacionaria y especulativa que vive Venezuela.

En resumen, lo que caracteriza la situación de los venezolanos en el exterior es realmente la precariedad en la que poco a poco fueron sumiéndose. En primer lugar, por las condiciones de trabajo precarias en las que ya estaban trabajando y en segundo lugar, por la caída del ingreso y la contracción económica en la que han visto como disminuyen sus ingresos aunado a la imposibilidad de seguir ayudando a sus familias que quedaron en Venezuela.

Es momento para que el gobierno se plantee implementar mecanismos de asistencia social y humanitaria para estos compatriotas antes de dar el paso de estar ofreciendo ayuda a otras naciones que, por cierto, no han sido de lo más solidarias con los venezolanos que han tenido que emigrar a sus territorios.



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Marcos Henriquez

Licenciado en Historia. Investigador y docente universitario.

 henriquezm1970@gmail.com

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