Diablo vete pa’ allá

Cuando Chávez puso sus zapatos sobre el lugar donde todos dicen sus discursos en la ONU lo primero que hizo fue deplorar las palabras que un día antes había pronunciado el mandatario gringo W. Bush. Chávez había escuchado esas palabras con atención. Las mismas las tenía rezongando dentro de los espirales de sus orejas. Tal vez era un murmullo incongruente que para el Presidente venezolano sonaron muy mal. A Chávez no le gustó la prepotencia del mandatario que camina como John Wayne y que tiene los ojos inyectados de sádica burla (Obsérvelos bien) Chávez quizá había planificado su discurso desde Caracas, objetivamente sobre el mal que le hace al mundo, sobre todo al pobre, la forma hegemónica del imperio estadounidense. Empero, creo yo, que al ponerle atención a las palabras prepotentes, del gringo que no fue a Vietnan, porque el viejo Bush su padre, dijo que su “devil baby” no podía ir a esa vaina porque era “fumón” a Chávez se le subió el campesino, el barinés, el criollo, hijo del libertador de 5 naciones que no se queda callado ante la injusticia delante de nadie. Que malo que a los que estaban allí, no le ocurriera lo mismo, porque es lo que hace falta. Hace falta que a esos imperios, los pueblos subyugados se les rebelen y se les alcen a ver si así se les reduce esa manera inculta, salvaje y estúpida de creerse la botellita de agua en el desierto. Mientras las bocas estén cerradas, los oídos no escucharán nada y eso hace que los prepotentes imperialista, se crean en el derecho de proferir amenazas, de mandar al carajo a los demás, cuando les de la gana. No existe un hombre superior a otro, ni una mujer con dos vaginas. Hombre es hombre, sea del color y la raza que sea. Lo que hace que unos se sientan superiores a otro, es la pasividad de algunos, que no son capaces de elevarse en el espacio para gritar cuando son atropellados, sometidos, esclavizados. Chávez se eleva como un papagayo impulsado por el viento de su irreverencia, para mirar desde arriba y en la misma condición a los que por cuestión de historia, han subido sobre modernos aviones y helicópteros cibernéticos. “Serás lo que has de ser o no serás nada” La humillación fue colocada en el diccionario, por los que les gusta humillar. Pero si no hay humillados no existirían humilladores. Cuando Chávez, en una magistral actuación política, le dijo diablo al mandatario gringo, simplemente utilizó a ese mismo personaje de las tinieblas, que le sembró en el alma a los pueblos, el imperialismo teológico, para meterles miedo a los niños, que luego se convierten en adultos. Diablo es sinónimo de terror. El terror impuesto por los invasores españoles sobre los pueblos de América. En estas latitudes, nadie sabía de “diablos”, hasta que en las páginas de la creación del blanco europeo, llegó a los ojos de los aborígenes latinoamericanos la Biblia. Ese diablo de la leyenda que hace que los campesinos se acuesten temprano, porque les puede salir. Ese silbón que se lleva a los borrachos, a los mujeriegos, ese caballero que libró tremendo contrapunteo con Florentino y que luego salió en desbandada, es producto de la invasión europea a América. Cuando los cipayos venezolanos del imperio se pronuncian a favor del foráneo, simplemente están haciendo el papel del diablo genético que llevan en la sangre. Chávez le devolvió su DIABLO al imperio, porque Chávez no calla ante la injusticia. Sí los aborígenes de América se hubieran negado a creerles esas fantasías a los invasores españoles, el diablo no existiría por estos lares. El diablo es Europeo. Pertenece a la tierra de Bush, (Gran Bretaña) de Aznar, de Chirac, de Mario Soares, de Berlusconi, es un invento de los judíos para crear alarma espiritual en el mundo. Al diablo le gusta la sumisión, le fascina que le profesen miedo, que lo vean con terror. Pero a la vez, el diablo es un cobarde, un idiota, una marica, que sale corriendo cuando alguien se marca una cruz entre el pecho y la frente, ¿contradicción? El diablo es pues, un anacrónico, un pasado de moda, que se imagina que va a seguir aterrorizando, jodiendo a los pueblos y éstos se van a quedar callados. Produce rabia escuchar informaciones expresadas por uno de los diablos de Israel, el Ministro de Infraestructura de ese belicoso país, Binyamin Ben- Eliezer quien expresó que al señor Sayyed Hassan Nasralah, clérigo chiíta libanés, líder de Hisbalá hay que matarlo, asesinarlo escoñetarlo . Y uno se pregunta, ¿con cuál derecho este patán, este papanatas, este imbécil judío, (ME IMPORTA UN CARAJO QUIEN SE ARRECHE) decide la muerte o la supervivencia de alguien, ¿quién es él para gritar quien debe morir o vivir? Por eso es que a estos diablos, de vez en cuando les sale su CHÁVEZ FRÍAS. Un día llegará en que a estos diablos no les quedará más remedio que el SUICIDIO COLECTIVO.

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Ángel V. Rivas.

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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