Espacio Aéreo

El anuncio realizado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado sábado 25 de noviembre del 2025, ha encendido nuevamente las alarmas en América Latina. En un mensaje difundido en redes sociales, Trump advirtió a aerolíneas, pilotos y presuntos narcotraficantes que el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela debía considerarse “cerrado en su totalidad”. 

Esta declaración, que se suma a sus recientes insinuaciones de ampliar la campaña de asesinatos extrajudiciales en el mar Caribe, con “ataques terrestres”, representa un nuevo capítulo en la política de presión imperial contra la nación venezolana.

El cierre unilateral del espacio aéreo no solo afecta a las aerolíneas comerciales y a la seguridad de los vuelos internacionales, sino que constituye un acto de intimidación directa contra un país que no ha autorizado tal medida. En términos diplomáticos, se trata de una agresión encubierta, disfrazada de operación antidrogas, que abre la puerta a posibles incursiones militares bajo el argumento de “neutralizar amenazas”.

La soberanía aérea es un principio fundamental del derecho internacional. Cada Estado ejerce control exclusivo sobre el espacio aéreo que se encuentra sobre su territorio. La advertencia de Trump, al pretender declarar “cerrado” un espacio que no le pertenece, constituye una violación flagrante de este principio.

Para Venezuela, este anuncio no es un hecho aislado. Forma parte de una política sistemática de hostigamiento que incluye sanciones económicas, intentos de aislamiento diplomático y operaciones militares en zonas cercanas. La amenaza de extender ataques desde el mar hacia tierra firme es un recordatorio de que la doctrina de seguridad nacional estadounidense se utiliza como excusa para intervenir en asuntos internos de otros países.

El anuncio de Trump debe leerse en el contexto de su política exterior marcada por la confrontación y el unilateralismo. Al declarar el espacio aéreo “cerrado en su totalidad”, el presidente no solo envía un mensaje a Venezuela, sino también al mundo: Estados Unidos se reserva el derecho de decidir quién puede volar y quién no, incluso fuera de sus fronteras.

La posibilidad de trasladar esa lógica de “ejecuciones preventivas” al espacio aéreo venezolano constituye una escalada peligrosa que amenaza con convertir la región en un escenario de guerra permanente.

El cierre del espacio aéreo anunciado por Trump no es una medida técnica ni una simple advertencia de seguridad. Es un acto militar que busca reafirmar la hegemonía estadounidense en el continente. Para Venezuela, representa un desafío directo a su soberanía y un llamado a fortalecer la defensa nacional.

 


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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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