¿Quién le pone el cascabel al gato?

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, reveló este lunes uno de los datos mantenidos en secreto por Estados Unidos: el de su arsenal nuclear real. Clinton ha revelado que su país poseía 5.113 cabezas nucleares en septiembre de 2009. La cifra exacta del arsenal nuclear no se había difundido desde 1961.

En ese documento, el Pentágono especifica que esa cifra incluye las armas desplegadas y operativas, las activadas en la reserva y las que se mantienen almacenadas e inactivas. Esas 5.113 cabezas nucleares, continúa la nota, "representan una reducción del 84% respecto al máximo nivel del arsenal (31.255) alcanzado a finales de 1967", en plena Guerra Fría.

Asimismo ese mismo día el Presidente Barack Obama en una carta dirigida al Congreso, informó a los legisladores estadounidenses que había decidido prolongar por un año más el embargo y el bloqueo económico y comercial a la República Árabe Siria, que vencería el 11 de mayo. Según Obama esta medida tomada se debía a que el gobierno de Siria apoya a organizaciones terroristas en la región y que para ellos “representan una continua amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional, política exterior y economía de EEUU".

¿Quién le pone el cascabel al gato? Mientras el mundo entero solicita la revisión sincera de la producción de material bélica en el mundo.

Todos nos preguntamos porqué la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Internacional sobre el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), no propone realizar una inspección nuclear a Israel, quien viene desarrollando y potenciando material bélico - nuclear a través del apoyo de Francia y Estados Unidos desde los años cincuenta.

La razón podríamos definirla de dos maneras: Una, que las potencias nucleares encabezada por Estados Unidos son reticentes en el desarme de sus propios arsenales – a pesar del acuerdo alcanzado hace algunos días entre Rusia y EEUU -, que significaría desarmar a países que resguardan su depósito bélico. Dos, que las potencias mundiales, quienes monopolizan la producción nuclear, están seguras de controlar el manejo de estos “juguetes” de Estados como Israel.

Aquí cabría señalar los discursos hipócritas existentes en el escenario internacional actual por parte de los monopolistas de la energía atómica, quienes señalan a Irán como países “terroristas” por desarrollar sus investigaciones nucleares con fines de defensa militar y de energía alternativa para darle movilidad a la industria y la ciencia, cuando la verdadera “amenaza” para los países DEL Medio Oriente y la propia humanidad es Israel.., “país”, cuyas políticas fundamentales son la expansión territorial, la limpieza étnica, el terrorismo de Estado, la extraterritorialidad y la diplomacia guerrerista. Es en la actualidad un problema para el futuro de la humanidad, no solo por su carácter contrario al bienestar del hombre sino por sus intenciones bélicas para desaparecer la existencia del planeta tierra…, el planeta que no complace todas sus apetencias y creación de su propio holocausto.

Es inadmisible que las potencias mundiales y la Organización de Naciones Unidas, así como otros organismos internacionales, se hagan la vista gorda con el desarrollo nuclear y de armamento de destrucción masiva por parte de Israel, quien consiguió su “capacidad nuclear” en los años sesenta y que ha ido perfeccionando -en las últimas dos décadas- con la asesoría de Estados Unidos y algunos países de Europa.

No solo ha bastado con la ayuda técnica por parte de estos países para el desarrollo de armas bélicas de Israel, sino que le han asegurado su arsenal, al proporcionarle construcciones de reactores nucleares como el Dimona en el desierto del Negev por parte de Francia (quién hoy exige sanciones contra Irán) y el Nahal Soreq por parte de EEEUU, suministro de combustibles de uranio altamente enriquecidos para el incremento y la investigaciones y la dotación de por lo menos de 140 ojivas nucleares por parte del Pentágono al Tzahal (ejército de Israel). Es decir, la política de Estados Unidos y de algunos miembros de la Unión Europea, es asegurar su poderío militar bélico en el tiempo y estratégicamente lo ha distribuido bajo la administración de países amigos. A esto habría que sumarle otros centenares de ojivas nucleares fabricadas por los propios laboratorios nucleares israelíes.

Es muy tonto, a esta altura especular si Israel fabrica o no arsenal nuclear, es obvio –y así lo demostró con la “operación plomo fundido” realizada contra el pueblo palestino en la franja de Gaza en diciembre de 2008 y enero de 2009-, que Israel diseña nuevas tecnologías bélicas en la ingeniería militar, no solo nucleares de selección sino armas químicas y bacteriológicas -de tal envergadura- que pueden desintegrar o destruir toda la red sanguínea que forma el cuerpo humano sin afectar la piel.

Escribe Michael Karpin, en su libro “Una bomba en el sótano”: “Para conseguir su capacidad nuclear los israelíes tuvieron que esconder lo que estaban haciendo a los ojos del mundo para evitar la curiosidad de los organismos internacionales cuyo objetivo era prevenir la proliferación de armamento nuclear”. Cuando el mundo supo del gran secreto israelí, este “consiguió persuadir el mundo” con ayuda de Estados Unidos y otros aliados europeos, quienes manifestaron que el hecho era un caso especial.

Hoy sabemos que Israel en 1973 equipó varios aviones con bombas nucleares de 20 kilotones cada una, para atacar a la República Árabe Siria y a Egipto durante la llamada guerra del Yom Kippur.

Asimismo sabemos que cien kilogramos de uranio enriquecido desaparecidos 1965 de la Corporación estadounidense NUMEC de Pennsylvania, y el secuestro de una carga de doscientas toneladas de uranio del barco alemán “Sheersberg A”, fueron a parar en laboratorios militares de Israel, con complicidad de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN.

También se comenta que existe un convenimiento de enriquecimiento de Uranio de Israel en Colombia, y que dentro de algunos meses, ambos gobiernos, lo darán a conocer ante la opinión publica internacional a través de la firma de varios acuerdos en ciencia y tecnología.

Resulta intolerable que un grupo de países monopolicen y decidan quienes deben poseer y desarrollar energía nuclear en el mundo.
Instamos a Liga Árabe, a la Unión Europea, a los países de África y Asia y a la Organización de Estados Americanos, para que soliciten a la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), una exhaustiva revisión del arsenal y desarrollo nuclear de Israel, “país” que se ha constituido en una amenaza para los pueblos árabes y de la humanidad.
De igual manera exigimos a los gobiernos progresistas del mundo que impidan que Israel entre en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos OCDE, en tanto siga con su política de genocidio contra el pueblo palestino.


roajavier4@gmail.com


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Javier Alexander Roa


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