Henry Lisandro Ramos Allup, el mismito que odia los beneficios sociales del gobierno del presidente Chávez; ese que dijo que las casas no son un regalo y que el que no la pague se le quitará y se le dará a otro; el mismo de la manada de adecos de los 60; ese que en tiempos de Rómulo y Leoni estaba dando pininos en AD; ese que en los 60 vivió la desgracia de la dictadura adeca pero que ya estaba aprendiendo a cargar neceser y bañar perritos; ese pajarito cobra 65.021,04, más 19.506,31 para un total de 84.527,35 de la pensión de vejez, un beneficio exclusivo del comandante Hugo Rafael Chávez Frías, aunque a muchos les duela.
Hecho el pendejo se acogió al decreto presidencial 7401, pagó las semanas que le falta porque nunca ha trabajado y ahí está, a la calladita tiene la cuenta en el Banco Nacional de Crédito donde religiosamente le depositan su pensión porque es un "viejito" muy necesitado y "limpio" que se la merece. Y que se la ganó, esa es la cantaleta de ahora: "yo me la gané"; ese beneficio se le debe a Chávez, quien murió en su lucha por los pobres. Los adecos no pagaban esa vaina, y el que la tenía no iba a cobrarla porque era una limosna. Esa es la gran verdad. Sino que el mismo Ramos Allup lo diga.
Ese es Henry Lisandro, el mismísimo que vivió las atrocidades de los gobiernos de Acción Democrática; cómplice de miles de desapariciones, torturas, crímenes políticos, represiones, muerte de estudiantes, allanamientos a universidades, masacres, persecuciones, encarcelamientos injustos, juicios miliares sin expedientes, falsos positivos. El mismo Allup que vivió las torturas en los centros de concentración como Cocollar, Cachipo, Ramo Verde, donde las lágrimas de la indefensión corrían por los rostros de familiares que los apartaban de una patada o un peinillazo para que no estorbara.
Ese es Ramos Allup. El mismo que vivió de cerca los asesinatos de Febricio Ojeda, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, por nombrar algunos. Ese que no le importa si matan a un pueblo completo porque él caminó sobre cadáveres en tiempos de AD. Ese que odia a los pobres, ese que se burla de los humildes, ese que ofende, patea, maltrata, ese es el principal culpable de la ola de violencia y crímenes innecesarios que vive el país.
¿Por qué? Porque los enloqueció la sorpresiva y circunstancial victoria de las elecciones parlamentarias, y en lugar de seguir la ruta más conveniente porque tenían todas las de ganar, o sea, las elecciones de gobernadores, lo primero que ofreció a sus engañados fue que en seis Maduro abandonaría Miraflores y se peló. Pero no, cogieron el atajo de un referéndum que, sabían que no iba; y al verse acorralados por promesas incumplidas, escogieron la violencia y el terrorismo como la mejor forma de derrocar al gobierno y ya ven el resultado: 60 muertos que a ningún opositor le duele, al contrario, los aplauden.
Ese es Ramos Allup, el mismo del 27 y 28 de febrero. El mismo que caminó sobre cadáveres de pobres que salieron en busca de comida y fueron masacrados, en busca de algo para saciar el hambre. El mismo que vio cómo se masacraba un pueblo. Más de 2 mil muertos en su conciencia si es que tiene, más los de los 60 y 70 de Betancourt, Rómulo y Caldera. El mismo que vivió crímenes de estudiantes indefensos masacrados por reclamar cupos, comedores, transporte, etc.
Ahora es el cargo de conciencia. Sabe que tiene culpa, pero llegó el culipandeo. Nadie llamó a la calle, nadie apoyó la violencia y el terrorismo. Ahora sacan el culo. Saben que los pobres aunque sea bañaos de mierda ahorita los rechazan. Es de inhumanos usar el excremento como arma. Ofenden a quienes los apoyaron engañados y ahora los patean, los humillan; pero la culpa no es del ciego sino de quien les da el garrota, y los engañados y equivocados le dieron el garrote y ganaron, aunque fraudulentamente, las elecciones de diputados. Y ahora qué? Se les escapó de las manos la grave situación de la violencia y el terrorismo. Henry Lisandro, ese cadáver insepulto tiene la culpa.
