Réquiem para un adeco en el purgatorio

“Con los adecos se vive mejor”. Este eslogan, el cual se tradujo en 40 años de ominosa praxis gubernamental, es la consigna que identifica a los candidatos opositores en el estado Mérida; sin embargo, cuando vi la pancarta supe que faltaba algo en ese mensaje puntofijista; en el mismo se obvia, se esconde su complemento “roban y dejan robar”. Claro está el panorama para aquellos que quieren volver a ponerle las manos a este país. La formulita de “robar y dejar que otros también lo hagan” representó el modus vivendi de una manera de populismo el cual se interpretó como el ideal para mantenerse arriba en las encuestas y en el poder.

Algunos osados afirman que la mayoría de los venezolanos tenemos un adeco por dentro, en el inconciente colectivo; el cual a unos se les hace visible en su forma de asumir la política y a otros según sus “gustos” y patrones estéticos empachados en su mayoría por los pomposos bailes de la Billo, las angustias de si la venezolana ganará el Miss Venezuela, o si Lila Morillo volvió con el Puma o permanecerá en la “jaula de oro”. Somos, venimos de la generación de Amador Bendayán, la cual fomentó una manera de asumir el entretenimiento, de digerir a la cuarta y sumirnos en la pasividad; todo un opio bien dosificado por los medios privados con un objetivo claro: dominar al pueblo, adormecerlo.

En la esencia de este slogan “Con los adecos se vive mejor, roban y dejan robar” están ocultos muchos mensajes y maneras de ver a Venezuela; uno de ellos está vinculado con el de las décadas perdidas por el despilfarro y su consigna “Ta´ barato, dame dos”; otro es el de referentes y placeres centrados en el rococó puntofijista de barraganas y embutidos en la Candelaria. Impresiona ver como un lema político tan nefasto plantea una retrospectiva de lentejuelas y “Coco Chanel”; estupefacto queda uno también al constatar como los adecos usan esta consigna que identifica el epitafio de una organización política que confundió lo popular por el sentido refinado del mal gusto y la corrupción ¡Qué en paz descansen!, ¡No volverán!...


Periodista

marianoali73@gmail.com


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Mariano Ali

Periodista Venezolano-Palestino.

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