He seguido con mucha atención la polémica que se viene desarrollando sobre la no renovación de la concesión de RCTV, y soy de la opinión de que dicha medida requiere ser acompañada por la instrumentación de una verdadera política de Estado en la materia.
Me explico, cuando se utiliza el argumento de los contenidos perjudiciales y los antivalores que RCTV trasmite, se olvida que se trata de los mismos mensajes y contenidos que difunden Venevisión, Televen, Globovisión, Unión Radio, FM Center y paren ustedes de contar las miles de señales de radio y TV comercial que cohabitan en el espectro radioeléctríco comercial del país.
Cuando se argumenta que se trata de un canal golpista, se olvida que igual papel durante los últimos 5 años han desempeñado el resto de los medios de comunicación comercial (radioelectricos e impresos).
Mi planteamiento sobre el tema coincide con la necesidad de que se pongan todas las concesiones sobre la mesa y se revisen; se evalúe cuáles están ya vencidas de acuerdo a la ley o reglamento que hasta ahora han regido y se establecan nuevas reglas de juego que permitan a otros ciudadanos y sectores sociales optar a las señales hertzianas.
No abrir el debate al respecto, es decir, sobre la creación de una Ley de Comunicaciones verdaderamente revolucionaria sería continuar empapando de un tiente retaliativo la decisión en relación con RCTV y Granier, quien saldrá altamente fortalecido y patrocinado por las grandes trasnacionales para que mantenga su programación y producciones a través de la televisión por suscripción.
Y, por último, el otro gran fortalecido será Gustavo Cisnero y su clan, quien consiguió hace dos años la homologación de su concesión, es decir, la renovación por 20 años más, después de aquella reunión privada que mediante lobby de Carter logró con Miraflores.
En síntesis, si una acción política que vaya al fondo del asunto y pongaa fin la Monarquía Hertziana que gobierna el espectro radioeléctríco desde hace medio siglo, los grande ganadores segirán siendo los empresarios y no el pueblo como se quiere hacer creer.
