Una visión desde los MAC impresos

Ideas sobre la comunicación popular

El nombramiento del comunicador social Ernesto Villegas como ministro del área comunicacional del gobierno bolivariano, en general, ha sido bien recibido en la colectividad nacional, en especial entre los sectores del bolivarianismo, tanto por su disposición al diálogo, tan necesario, en esta etapa del proceso político venezolano como por su trayectoria de trabajo y compromiso militante con las luchas del pueblo.

Para los comunicadores populares, a su vez, esta decisión del Comandante Chávez se asume como un gran acierto: por la identidad que siempre ha evidenciado, el nuevo ministro, como ninguno de sus antecesores, con la actividad que despliegan los comunicadores populares, alternativos y comunitarios, pero más aún por la apertura al debate público y abierto que se abre en torno a la cuestión comunicacional, debate por el que siempre habíamos pugnado y requerido pero al que, lamentablemente, siempre se había evadido, o limitado, o cercenado o circunscrito a círculos de iniciados; en tiempos de revolución el debate es fundamental, sobre todo si está caracterizado por enfoques críticos pero con intencionalidad constructiva.

Felizmente se ha suscitado un ambiente propicio para la discusión y el análisis que objetivamente ha de aportar insumos provechosos para fortalecer y desarrollar el brazo comunicacional de la revolución bolivariana. En el caso de los Medios Alternativos y Comunitarios impresos deseamos incorporar algunas ideas para el debate y animados también del propósito de formular criterios que permitan superar ciertas dificultades que venimos confrontando.

Contexto histórico

Con la formulación del proyecto político bolivariano, liderado por el Comandante Chávez, en Venezuela comienza a desarrollarse un proceso político de transformación social que progresivamente se ha ido radicalizando en sus definiciones y en sus ejecuciones. Comenzó teniendo una orientación nacionalista y progresista, inspirado en los principios bolivarianos, dirigido a adecentar la descompuesta democracia imperante en el país, en los años precedentes, y a rescatar los ingentes recursos naturales, que progresivamente venían siendo traspasados a manos extranjeras, a través de compañías transnacionales; la idea era colocar las rentas que aportaban esos recursos, sobre todo hidrocarbúricos y mineros, para ponerlos al servicio del pueblo, particularmente de los sectores, históricamente, excluidos y marginados, pagar la deuda social acumulada con el pueblo venezolano.

Por supuesto que esta orientación, desde los primeros momentos, contó con la desaprobación de los sectores que venían usufructuando las riquezas nacionales, la élite privilegiada y los círculos transnacionales imperialistas, quienes activaron toda una estrategia desestabilizadora y golpista que tuvo en el golpe de Estado de abril de 2002 y en el paro empresarial-meritocracia petrolera de diciembre 2002 y enero de 2003 sus momentos culminantes.

Siendo, precisamente, el comunicacional uno de los escenarios fundamentales donde se desarrolla la confrontación; ambas acciones golpistas tuvieron un formato mediático, tan es así que los dueños de los grandes medios pusieron todo su potencial comunicacional al servicio de los planes golpistas y actuaban, en consecuencia, como comando operativo de la estrategia desestabilizadora marcándole la pauta a quienes, aparentemente, fungían como los cabecillas de la subversión.

A medida que la subversión derechista-imperialista fue siendo derrotada, el proceso bolivariano se fue radicalizando, declarándose antiimperialista en febrero de 2004 y luego asumiendo su vocación anticapitalista y socialista a partir de 2006.

Es en este contexto en el que aflora la comunicación popular, alternativa y comunitaria, que si bien de vieja data en nuestro país, pasa a constituirse en un manifiesto fenómeno socio-político tal vez sin parangón en el mundo; es la reacción popular a la indefensión relativa en que se encontraba el gobierno bolivariano cuya capacidad de respuesta era de por si limitada; el pueblo tenía necesidad de expresarse y salir en defensa, también en lo comunicacional, de un gobierno que asumía como suyo y en su concreta esperanza de redención social, pero sentido como débil e impotente, sobre todo en sus primeros años, frente a la arremetida mediática implacable de la derecha oligárquica imperial.

Es así como sectores de la avanzada social optaron por incursionar en la actividad comunicacional, en muchos casos sin experiencia previa pero dotados de un fervor y una pasión desbordantes; es así como comienzan a surgir, por doquier, emisoras comunitarias y periódicos alternativos y comunitarios, equipados precariamente y con evidentes debilidades técnicas, pero respondiendo con entereza y compromiso al propósito que les dio origen.

Era el pueblo volcado al quehacer comunicacional que con el transcurso de los años ya se ha establecido, en buena medida se ha depurado y se ha extendido por todo el territorio nacional, tanto que no es temerario sostener que no hay municipio en el país en el que haya por lo menos un Medio Alternativo y Comunitario (MAC), un medio o canal de expresión en algunos casos, todavía, rudimentarios- y bien bueno que así sea- y en otros casos, mejor aún, con un mediano y alto grado de desarrollo tecno-político y sofisticación tecnológica.

La comunicación popular, alternativa y comunitaria es un brazo comunicacional importante de la Revolución Bolivariana, que debe ser asumido como aliado estratégico y como tal no debe ser subestimado y desconocido; incluso la derecha que en un comienzo lo desestimaba, ahora, le atribuye la condición de tercer sector de medios (además del público y el privado) y entiende que es una realidad que no deja de preocuparle. Los MAC han jugado un papel relevante en el proceso político bolivariano y, en el porvenir, ese papel podría ser más relevante aún en consonancia con el desenvolvimiento y con la manera concreta como se desarrolle la lucha revolucionaria en nuestro país y en el subcontinente; el imperialismo, como sabemos, no descansa y ha sido capaz de las peores y más descabelladas aventuras a la hora de defender y proteger sus intereses.

La relación del Estado-gobierno con los MAC, en materia de apoyo político, financiero, técnico si bien tiende a mejorar en los últimos meses, se ha caracterizado por altibajos, y por prácticas incoherentes; particularmente, la incoherencia, con los impresos ha sido más manifiesta, con esta vertiente de la comunicación popular no se ha cultivado una relación de carácter permanente y signada por el respeto.

Contexto teórico-conceptual

En la sociedad venezolana se está desarrollando una manifiesta lucha de clases que se expresa en todos los ámbitos de la vida social; también, por supuesto, en lo cultural; hay una puja por la hegemonía cultural, mientras, por un lado, perviven los viejos valores, los valores propios del capitalismo: el afán desmedido de lucro, el individualismo, el egoísmo, el consumismo a ultranza, el irrespeto a quienes se consideran inferiores, el arribismo, etc; por otro lado, los nuevos valores, los de la sociedad del porvenir: la solidaridad, el humanismo, el amor a los semejantes, la emulación, el reconocimiento y el respeto al otro, la visión del interés colectivo sin negar la presencia y significación de lo individual, el compañerismo, el trabajo voluntario, etc, avanzan en la aceptación e internalización de sectores crecientes de la sociedad. Esto nos indica que estamos en presencia, al decir de Gramsci, de una crisis histórica, en la que lo viejo no termina de morir ni lo nuevo no termina de instaurarse.

Por supuesto que esta situación, naturalmente, se expresa en el ámbito de la comunicación. Los medios, hoy por hoy, son los instrumentos por excelencia de expansión y de proyección de esos valores aún cuando asumimos que el concepto comunicación va mucho más allá de los medios, que en esencia, en la visión burguesa de la vida, son más bien productores de mercancía, por tanto, son un negocio, sujeto a la ganancia y, como tales, no responden a las necesidades humanas de comunicarse. Los medios capitalistas no están en función de la comunicación social sino en función de la lógica del capital, de la racionalidad mercantil. Es decir, los medios en el capitalismo, que sostienen que su fin es informar, entretener y educar, realmente a lo que responden es a los procesos de acumulación capitalista, originándose la más vulgar de las alienaciones, una manipulación de la realidad ,que tiende a ser amparada por la sacrosanta libertad de expresión.

Compartimos el concepto de la comunicación considerado desde la triada que conforman la cultura-la educación y la comunicación propiamente, generadoras de prácticas sociales integradoras y diferenciadas de la visión fragmentadora e ideologizante de la realidad social. Una comunicación humana más que mediática, liberadora, crítica, contra hegemónica que esté en función de la sociedad. En este sentido, los medios alternativos y comunitarios, en su expresión escrita, deben relievar su función educadora, estimuladora de la participación popular en el quehacer comunicacional, formadora de conciencia crítica, apuntando a la generación de una cosmovisión en la que la comunicación como manifestación cultural se constituya en un factor de cohesión, ubicando al hombre como centro de su acción.

Contexto coyuntural

En la presente coyuntura venezolana, la comunicación popular, alternativa y comunitaria, en especial, en su expresión impresa, debe constituirse, sin tapujos, en defensora del proceso y del gobierno bolivariano, si bien, nunca en menoscabo de la verdad, teniendo siempre presente la verdad de las grandes mayorías nacionales, la de los sectores trabajadores y populares, históricamente, preteridos e invisibilizados en los grandes medios que responden a los intereses de la burguesía. Para nosotros, sobre todo en esta etapa de confrontación, la información ha de estar signada por los intereses de clases y en este momento no hay mayor interés general para el pueblo venezolano, para el pobrerío, que la defensa de un gobierno, que como el bolivariano, ha sabido reivindicarlo como nunca otro en la historia patria.

Desde nuestra perspectiva, la línea editorial de la comunicación popular, alternativa y comunitaria, debe estar transversalizada por indicadores o principios, tales, como:

Perfil editorial

º Antiimperialista: expresar un enfoque de denuncia y crítica permanente al imperialismo, enemigo fundamental de los pueblos del mundo.

º Bolivariano: exaltar las ideas y valores del Libertador Simón Bolívar, la más excelsa expresión de nuestra identidad como pueblo

º Nuestro americanista: fomentando la integración y la unidad regional

º Socialista: exaltando los valores y las prácticas sociales que presagian la sociedad socialista del siglo XXI

º Anticapitalista: denunciando los males del capitalismo, engendro de explotación y de los grandes males que acogotan a la humanidad

º Antiburocrático: combate y denuncia del burocratismo, gran peligro en ciernes que amenaza al proceso de cambio social que se adelanta en nuestro país

ª Ambientalista: defensa del ambiente, condicionante para la preservación del planeta tierra y de la existencia de la vida

º Estimular el fortalecimiento del Poder Popular

º Impulsar el proceso constructivo y de desarrollo de las Comunas

º Enaltecer la solidaridad internacional

º Visibilización de las luchas de los Movimientos Sociales

º Crítica y denuncia de la corrupción

º Reconocimiento de la diversidad cultural

º Estimular la igualdad de géneros

Perfil informativo

Desde nuestro punto de vista la línea informativa de la prensa escrita popular, alternativa y comunitaria, debe estar orientada a contribuir a crear la agenda informativa de la revolución, a la denuncia de la estrategia mediática desestabilizadora y a resaltar los logros del gobierno bolivariano y el protagonismo de las organizaciones sociales de base, de los Movimientos Sociales y de todas las manifestaciones en las que se exprese y sustente el Poder Popular.

Propuestas

  • Compartimos la propuesta, surgida de la reunión del jueves 6 diciembre, de conformar un espacio de construcción de política editorial de la comunicación popular; desde el cual se pueda consensuar la línea editorial e informativa de los MAC impresos, fijar agenda que replique a la cartelización de los centros informativos de la derecha y se pueda realizar una evaluación permanente de los contenidos de los periódicos alternativos y comunitarios apuntando a su mejoramiento y efectiva cualificación. Desde este centro de coordinación política se puede contribuir con la agenda comunicacional de la revolución, generando matrices de opinión favorables al proceso bolivariano.

  • Este espacio de construcción política, en una primera etapa, puede funcionar en base a comisiones de trabajo que le rindan informe al colectivo, que siempre sería la máxima instancia decisoria; en etapa posterior, se acordaría una estructura de carácter más permanente respondiendo a las exigencias que vayan señalando las circunstancias.

  • Asumimos la idea de producir colectivamente un medio, de alcance nacional,

que sea expresión de la línea editorial definida en el espacio de construcción política.

 

¡HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UN PAÍS DE COMUNICADORES!

Nota: ese material de trabajo pensado inicialmente con una determinada finalidad fue modificado a raíz de la importante y prolífica reunión realizada el jueves 6 de diciembre, entre los MAC impresos y la Dirección General de Medios Alternativos y Comunitarios del MINCI.

 

Miguel Ugas

Carlos Machado

Humberto Gómez

José López

Luis Salazar

Jaime Fleitas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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