3 medios de comunicación en Mérida coquetean con la bancarrota

Una vez más la lógica del neoliberalismo arremete contra la estabilidad de la clase trabajadora merideña. Desde hace tiempo debatimos sobre el daño que producen los monopolios cuando se establecen como formas “legítimas” en la economía. Hoy cuando dos modelos se enfrentan en nuestra nación, en este momento donde las elecciones de este 26 de septiembre evidenciaron que la polarización entre capitalistas y socialistas es parte de un clima social que apenas marca su auge en nuestro país; en medio de estas circunstancias aviesas para unos y gloriosas para otros, en el estado Mérida por lo menos 3 medios de comunicación no cumplen sus compromisos con los trabajadores y dan luces de declararse en bancarrota sin importar como puede afectar esto a los lectores y usuarios que por varios años se han informado sobre lo que ocurre en esta región ya no tan tranquila ni de conspicuos caballeros.  

El caso en concreto al que me refiero es al de los medios regionales “Cambio de Siglo”, “Diario el Vigía” y a la televisora “OMC”. Estos tres espacios de información merideños, administrados por empresarios vinculados a la construcción y no al campo de la comunicación, de la noche a la mañana, como si se tratase de una grotesca e irónica  farsa de Ionesco,  han manifestado a los trabajadores de estos medios que no pueden cumplir con los compromisos asumidos en materia laboral. Pregunto yo amigos lectores en medio de mi sana ignorancia ¿Cómo es posible que un empresario, un constructor, alguien que lo que tiene en su cabeza es cabilla, concreto, cemento y dólares, sea dueño de un medio de comunicación? ¿Es concebible que, siendo la información un derecho constitucional, humano, el mismo esté condicionado a  los intereses de un empresario que entiende y asume la comunicación como un servicio que debe ser explotado y manejado de acuerdo a la lógica del capitalismo? La respuesta más que obvia sorprende. Los medios de comunicación no pueden ser manejados como “pulperías” medievales ni agencias de publicidad que manejan su rentabilidad según las hormonas de un avaro el cual interpreta la calidad de su medio partiendo de la cantidad de contratos publicitarios que se pautan diariamente.  

En el caso de “Cambio de Siglo”, los trabajadores de este periódico decidieron tomar las instalaciones de este medio y a través de un comunicado denunciaron esta semana las irregularidades que se cometen ahí; por ejemplo,  enfatizan que: “se les adeuda cuatro meses de  salario, unido a 16 meses de cesta ticket, sin contar los beneficios de ley que no están solventes, pero sí son deducidos a sus trabajadores, valga decir, Seguro Social, y Ley de Política Habitacional”. Igualmente manifestaron a través de la misiva que los dueños de este periódico, “el contratista  Julio Marcoli,  y el  constructor, dueño de otros diarios  en el estado y presidente del Equipo Estudiantes de Mérida, Alcides Monsalve, no han dado la cara  ante las justas peticiones realizadas por los trabajadores”. Por otro lado, según denuncias hechas por los periodistas de la televisora OMC y Diario el Vigía, nada diferente a lo que ocurre en Cambio de Siglo padecen también los trabajadores en estos medios los cuales hoy gozan más de inestabilidad económica que de credibilidad  entre sus empleados.  

Asumir y permitir que la información se entienda como mercancía y no como un derecho esencial de los ciudadanos tiene sus consecuencias. Los empresarios compran medios, arman sus parapetos monopólicos sólo con la intención de enriquecerse y de formar parte de las relaciones de poder que se establecen en la sociedad. La fórmula: ser dueño de un medio de comunicación y de una constructora, además contar con el apoyo de sinuosos “políticos” en la región sólo persigue el objetivo –entre otras vainas- de ganar jugosos contratos en el área de bienes y raíces; por otro lado, les permite a sus dueños, apropiarse de una parte significativa del pastel publicitario. Hoy son tres los medios de comunicación en el estado Mérida los que sucumben producto de una mala concepción del periodismo. Si bien es cierto que los trabajadores son los más afectados por este lamentable hecho, lo que se pone en evidencia una vez más es que la discusión emprendida desde hace años sobre el tema de los monopolios, la complicidad del Colegio Nacional de Periodistas con los patronos y el debate sobre el pueblo periodista y propietario; son ideas y conflictos que requieren mayor reflexión y compromiso entre quienes amamos este oficio y pertenecemos a la galaxia de Gutenberg.  
 


Periodista

marianoali73@gmail.com

En twitter por: @ALIPERIODISTA



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Mariano Ali

Periodista Venezolano-Palestino.

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