Finalmente el plan de Trump se hace evidente

La primera etapa del plan del presidente norteamericano Donald Trump para restaurar el antiguo dominio de Estados Unidos como país manufacturero será anunciada este fin de semana en Riyhad, Arabia Saudita y Washington DC pero sus rasgos ahora ya son más que claros. La venta más grande de todos los tiempos de armamento norteamericano será anunciada en ese momento y, según un escasamente difundido informe de Reuters del pasado 12 del corriente, un no identificado funcionario del gobierno norteamericano informó a esa agencia que "estamos en los tramos finales de una serie de acuerdos" cuyo volumen será verdaderamente de extraordinarias proporciones históricas.

Trump anunciará durante este su primer viaje al exterior como presidente de Estados Unidos a partir del viernes 19 del corriente acuerdos para la compra por parte del gobierno fundamentalista suni de Arabia Saudita de armamento norteamericano por alrededor de cien mil millones de dólares cifra que alcance quizás a trescientos mil millones de dólares. La intención anunciada por los príncipes sauditas apunta a derrotar lo que ellos declaran ser la "amenaza existencialista" que enfrentan de parte de Irán y del Islam Chiita de manera que presumiblemente este armamento será empleado en la "defensa" contra el gobierno fundamentalista chiita de Irán y contra cualquier nación cuyo líder sea chiita (aunque no sea fundamentalista e incluso no sea sectario y hasta chiita secular como el presidente sirio Bashar al-Assad y como los Hutis de Yemen). Estados Unidos (especialmente los grandes inversionistas de corporaciones como la Lockheed Martin) estará por lo tanto en condiciones de lucrar con la intensificación de las guerras en Siria y en Yemen tanto como de otros campos de batallas nacionales entre sunitas y chiitas. Ese es el plan y, sobre esta base en cuanto Trump ganó la elección del 2016 él nombró en todos los cargos de seguridad nacional a personas que ostentan sólidos antecedentes de ser rabiosamente hostiles hacia Irán y de manera secundaria hacia aliados de Irán tales como Rusia y Siria (la rival de Trump, Hillary Clinton es sobre todo hostil hacia Rusia, su meta sería conquistarla, lo cual conllevaría un gasto ilimitado en armamento nuclear. En cambio el plan de Trump está enfocado en un gasto ilimitado en armamento convencional y el acuerdo que él ha logrado con los sauditas está diseñado para suministrarles específicamente eso, armamento convencional, no nuclear).

El principal aliado internacional del gobierno norteamericano ha sido desde hace mucho la familia real saudita, fundamentalista sunita, la familia más rica del mundo, dueña de Arabia Saudita, lo cual incluye a la más grande empresa petrolera del mundo –Aramco—que es cien por ciento de propiedad del gobierno saudita el cual es un cien por ciento de propiedad de la familia saudita, que en la práctica pertenece a quien los príncipes de la familia real hayan seleccionado para ser rey y no haya sido reprobado por el clero Wahhabista sunita fundamentalista de la nación, que ha estado dedicado desde al año 1744 a eliminar al Islam Chiita. Israel también es un aliado de la familia saudita. En consecuencia en el lado sunita están Estados Unidos e Israel y en el lado chiita están Rusia y Siria. Los otros países son secundarios. Por ejemplo, la Turquía sunita es parte de la OTAN, alianza militar que encabeza Estados Unidos contra Rusia, pero está obsesionada en contra de los aliados kurdos de Estados Unidos y por lo tanto más al lado de Irán y Rusia a ese respecto.

El informe de prensa de la agencia Reuters también citó a ese anónimo funcionario del gobierno de Estados Unidos diciendo que "Israel todavía podría mantener una ventaja" para seguir siendo la nación militar más poderosa del Medio Oriente. Esto sugiere que todos estos "acuerdos" significarán que los sauditas seguirán respondiendo "no gracias" a las repetidas ofertas de parte de Paquistán de venderle algunas de sus armas nucleares al gobierno saudita. También significará que los sauditas continuarán confiando en el poderío nuclear norteamericano como protección (paraguas nuclear) contra cualquier posible ataque nuclear de parte de Israel o cualquier otro país. (Las condiciones completas de los "acuerdos" no serán publicadas y también incluirán acuerdos puramente verbales, más bien al estilo realizado en privado entre Franklin D. Roosevelt y el rey saudita.

Los sauditas están comprando a Estados Unidos como su aliado en su centenaria lucha contra el Islam Chiita y Estados Unidos les está vendiendo el armamento y los entrenadores militares (de manera que puedan utilizar el armamento norteamericano) contra Irán y otros aliados de países chiitas.

El gobierno de Trump ya está presionando a Rusia en un intento por que esta deje de apoyar al gobierno sirio de Bashar al-Assad y al de Irán, pero esta presión hasta ahora no ha producido ningún efecto y no es en este momento un problema de máxima prioridad en el plan de Trump. Actualmente se encuentra en un segundo plano.

El gobierno de Trump aún no ha decidido si proseguir con el rechazo del gobierno de Obama de calificar como "organización terrorista" a los yijadistas sirios que son dirigidos por Al Kaida, agrupación ésta financiada por la familia saudita y que ha sido la fuerza combativa más efectiva en Siria para derrocar al presidente Bashar al-Assad.

En cuanto a los problemas nacionales de Estados Unidos, estos son considerados por las cúpulas de los partidos republicano y demócrata más como carnadas para conseguir votos que como problemas realmente importantes. Mientras el público se preocupa principalmente de esos problemas, la clase política donante (los dueños de las corporaciones internacionales) está preocupada principalmente de los asuntos internacionales y, en relación con los asuntos nacionales, están preocupados que les rebajen los impuestos que pagan y de las regulaciones económicas que aumentan sus costos comerciales –incluso esos problemas nacionales cuentan con un gran componente que tiene que ver con asuntos extranjeros. En consecuencia, las alianzas internacionales constituyen la principal preocupación de los ricos norteamericanos. Por otra parte, ya que el público sabe poco o se preocupa poco acerca de estos asuntos –no los entiende o más bien los malentiende—prácticamente no hay un costo político para cualquier político que, como funcionario oficial, entregue el negocio a la clase donante cosa que a ella le interesa más. Lo que el público ve en los "medios de prensa" es propaganda pagada por los publicistas y/o por el gobierno mismo oligárquicamente controlado, que por lo tanto cuidadosamente encubre las realidades importantes que le permitirían al público comprender lo que en realidad está pasando y porqué. Por supuesto que individuos tales como Edward Snowden, Julian Assange y Chelsea Manning son visceralmente odiados por la clase donante y son encarcelados en circunstancias que individuos como George W. Bush, Hillary Clinton y Barack Obama circulan libremente e incluso son honrados por una gran parte del electorado (para no mencionar a sus propios patrocinadores financistas e incluso recibir galardones como el Premio Nobel de la Paz).

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Editorial@strategic-culture.org

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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