El proceso puesto en marcha el 17 de diciembre en Túnez no se aplacó; tampoco perdió su impulso y continúa en la mayoría de los países árabes

Países árabes, continuidad de la revolución

¿Procesos revolucionarios?

Se distinguen dos clases de dinámicas: una francamente revolucionaria que se tiene como objetivo poner fin a los actuales regímenes, como es el caso en Túnez, Libia, Siria, Egipto, o Yemen, y una segunda, reformadora, que exige al régimen que emprenda reformas. Pero, en este último caso, se trata de reformas, para algunos, tan sustanciales y contradictorias con la esencia de los regímenes, que una dinámica revolucionaria podría desencadenarse en este proceso. Es el caso, en particular, de Bahrein donde la monarquía no puede, sin considerar el cuestionamiento de su propia existencia, permitirse conceder derechos a la mayoría chiíta que compone el reino. La diferencia entre estas formas de procesos recorta la diferencia entre monarquía y República. Las dinámicas democráticas reformadoras son observables en las monarquías como Marruecos, Jordania, Kuwait, el sultanato de Omán, Arabia Saudita.

Los manifestantes, de Tinghir a Sohar

Lo que es común a todos los países, ya sea que se trate de movimientos reformadores o revolucionarios, es que dada la baja esperanza de vida de estos países y la también baja de edad promedio de las poblaciones (por ejemplo en Omán, 40% de la población tiene menos de 20 años), es que cuando toda la población desciende a las calles se tiene la impresión de que son todos jóvenes. Y a veces, se trata de muy jóvenes, puesto que a veces son familias que manifiestan llevando a sus hijos. En Siria, donde la movilización comenzó por una protesta contra la tortura de niños, existen manifestaciones de niños en las que niñas arengan a la muchedumbre.

Hay manifestantes que descienden en la calle a manifestar por primera vez en su vida e incluso que en la víspera no imaginaban a hacerlo. Esa característica se comprueba en todos los países en el momento del desencadenamiento de los movimientos.

Se trata de una protesta profundamente pacífica, de manifestaciones de tipo político, sin veleidades ni intención de orientar esos procesos hacia otra vía. La prueba de eso está dada por el rechazo absoluto de la violencia. Los manifestantes sirios de Deraa, desde el mes de mayo, se quitaban la camisa ante las cámaras o a los teléfonos que los filmaban para probar a la opinión internacional que no estaban armados, como lo pretendía el régimen. En Yemen, país con veinticinco millones de habitantes, habría sesenta millones de armas en circulación, hacen una cuestión de honor dejar sus armas en la casa cuando manifiestan. Este movimiento de carácter pacífico y político es general. Al pasar el tiempo, con el desgaste de los movimientos y las maniobras de algunos regímenes y/o el imperialismo, comenzó a aparecer la violencia como en Siria, Yemen o Libia, pero no es el caso común.

Espontaneidad e improvisaciones iniciales

Sin megáfonos, ni pancartas, ni consignas unificadas, los manifestantes salen con las manos vacías, provistos solo con sus voces y sus lemas improvisados; eso indica la falta de preparación y también muestra la espontaneidad de estas rebeliones. Con el tiempo, los movimientos se construyen, se organizan, se dotan con estructuras de organización de las manifestaciones y de unificación de los lemas como se lo ve en Siria donde los manifestantes fabrican banderas, pancartas y entregan un tema en cada manifestación del viernes, donde los medios técnicos aparecen (pantallas, sonorizaciones, dibujos láser en la noche, etc). (Jordania sigue siendo una excepción puesto que el movimiento que reúne a millares de manifestantes en la calle de Aman el viernes no es espontáneo pero resultante de la movilización de la oposición, esencialmente los Hermanos Musulmanes, lo mismo en Argelia donde opositores han intentado un tiempo de organizar un conflicto que fracasó.)

La calle fue el teatro de estos procesos, reunió a la población. Al comienzo en Túnez, había reuniones en las salas de las uniones locales o regionales de la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), pero los locales resultaron desde el principio estrechos y toda reunión desembocaba en una manifestación. Algunos estudiantes organizaron “sentadas” en el campus, cadenas humanas dibujando lemas destinados a ser vistos desde aviones, o más bien filmados, algunos grupos pequeños improvisaron movilizaciones “flash” sobre los carriles del metro de Túnez. En el sultanato de Omán, las asambleas generales de los huelguistas a veces se realizaron en público.

Según los países las manifestaciones se declinan de distintas maneras, reflejo de los métodos de vida, de la represión y a partir de su derivación, y/o aún de la creatividad de los insurrectos: en Libia se manifestó en automóviles, en Siria, en ciclomotor o nadando y en barco en los ríos (en particular, en el Eúfrates el 18 de julio) o también en los cementerios (Deir Ez-Zor) donde manifestantes tomaron el lema “las muertes quieren la caída del régimen”, debido al número de muertes. En Yemen se armaron tiendas para ocupar el “lugar del Cambio”; en las tiendas se ejercen todas clases de actividades artísticas, la música, la educación, la formación a los derechos y la politización. Se intenta también salvaguardar la vida civil celebrando matrimonios en las tiendas. Un término fue puesto a esta vida alternativa por el régimen que destruyó el campamento. En Sohar también, se elaboraron algunas tiendas sobre el “lugar de la Reforma”. Se aprovecha la noche en Siria para manifestaciones o veladas alumbradas por velas o en el sultanato de Omán donde el lugar del Cambio es frecuentado a la noche por los que trabajan en día.

Las manifestaciones se desarrollan a ritmos diferentes: diarias, en Túnez o Siria, o semanales (lo que supone un principio de estructuración del movimiento ya que tienen una semana para prepararlos) como a Omán; o mensuales como en Marruecos: el movimiento del 20 de febrero se da cita el último domingo del mes (en París se hace una reunión de apoyo todos los últimos domingos del mes). Garanticemos que este ritmo mensual permite más estructuración, aunque se pierde en espontaneidad, y dejamos la posibilidad a las fuerzas asociativas, políticas y sindicales de entrar en el movimiento para organizarlo. ¿A menos que el ritmo no sea más que el resultado de esta estructuración?

El origen de los movimientos

Generalmente, no nacieron en las capitales. En Túnez el movimiento comenzó en Sidi Bouzid, región agrícola pauperizada y marginalizada, en Siria de Deraa, región también pobre. En el sultanato de Omán, el movimiento tuvo su epicentro Sohar, una ciudad industrial, en Yemen la ciudad de Taez desempeñó el papel de motor de la revuelta. En Marruecos, a finales de diciembre de 2010, en una región berberisca pobre y agrícola, lo que representa dos meses antes del 20 de febrero, fecha “oficial” del principio del movimiento, la ciudad de Tinghir, en particular, los desocupados y desamparados, manifestaban de manera premonitoria.

Si la dimensión social no se explicita claramente en las reivindicaciones, esta puede inducirse, implícitamente, a través de las poblaciones que, en primer lugar, se lanzaron a la batalla; por todas partes se levantaron los desocupados a menudo graduados y generalmente fueron la punta de lanza de los movimientos. Esto ocurrió en Túnez en Marruecos u Omán, aunque más estrictamente debe decirse que toda la población es la que participa en los movimientos.

Movimientos mixtos

El carácter mixto no consiguió de por sí en todas partes: en Túnez, fue necesario un tiempo para que el movimiento se hiciese realmente mixto. Tanto que en un pequeño pueblo en Mizouna, en la gobernación de Sidi Bouzid en Túnez, en los primeros días de la Intifada, las mujeres salieron “ellas también” o “a su vez” y constituyeron un cortejo, niños y hombres delante formando cordones de protección. A continuación, el movimiento se generalizó al conjunto de todo el país, se convirtió en multiclasista y se han incorporado al movimiento los estudiantes y alumnos de secundaria que aportaron el carácter mixto. La participación de las mujeres obedece pues a los códigos locales, es el reflejo de lo que ocurre en la sociedad.

En Libia, hombres y mujeres están separados en las manifestaciones y las mujeres desempeñaron un papel en la dirección del CNT. En Siria eso sucede a menudo pero las jóvenes mujeres intentan romper los tabúes y como el movimiento se estructura de manera clandestina, son mujeres a menudo cultivadas (abogadas, universitarias) las que forman parte de la dirección y que asumen responsabilidades. En Marruecos, el movimiento es completamente mixto, tal como ocurre con el primer spot de llamada del movimiento del 20 de febrero: un hombre, una mujer. En Omán, salvo que las comitivas negras están separadas: ¡el color negro, lo llevan las mujeres y las comitivas blancas son las de los hombres! Ocurre que en las asambleas generales de la función pública, los hombres y las mujeres se agrupan. Las cosas no son muy evidentes aunque las mujeres ganan un lugar notorio y reconocido como en Yemen, tanto que el único nombre que surgió a nivel internacional es el de Tawwakul Karman, Premio Nobel de la Paz 2012. El carácter pacífico y no violento de la intifada facilita la participación de las mujeres. En cambio, todo principio de militarización las excluye. ¿Cuántas mujeres tiene el Ejército sirio libre? Si algunas mujeres participaron en Libia, en alguna rebelión armada, fue porque ya eran militares en el ejército libio de Kadhafi, tal como ocurrió con Naïma Rifi, coronel. Y por todas partes las mujeres vivieron la represión general y una represión específica: violadas en Libia, sujetas a pruebas de virginidad en Egipto…

Aquí y ahora (Hic et nunc)

Sin embargo, estas estructuras no resisten al tiempo y se borran cuando el régimen se hunde. No hay veleidad por parte de los revolucionarios de pensar en el “el después de”, al menos en estos cuadros; los Comités de Coordinación en Siria trabajan noche y día y llevan todo el movimiento, pero estas estructuras no son portadoras de un programa alternativo para un régimen postrevolucionario. El objetivo de estas organizaciones consiste en organizar las manifestaciones y en avanzar en la coordinación.

Las estructuras de auto organización llevaron tiempo en nacer y son diferentes según los países. En Túnez como los manifestantes tenían a menudo todo desarmado a su paso: las administraciones, los órganos del poder y de represión; las estructuras de auto organización, embriones de auto gestión, que no disponían de ningún fondo, debieron compensar momentáneamente al vacío. Así mismo se creó otro tipo de organización, la auto defensa: milicias de barrio para defender los habitantes así como en las empresas donde la gente tuvo que auto organizarse cuando se expulsaron los dirigentes, porque estaban demasiado vinculados al régimen. ¡Pero estas estructuras desaparecieron!

De ello, podemos deducir una fragilidad en las estructuras establecidas por los revolucionarios. Se trata de una estructuración horizontal, que no está basada en ninguna ideología, y que no permite la emergencia de un líder carismático, rompiendo en eso con una tradición de liderazgo, que combinada con culto de la personalidad prevaleció en estos países, tanto a la cabeza de los Estados como a la dirección de los partidos de oposición, cuyos “jefes” fueron sistemáticamente hombres “irreemplazables”, excepto en caso de muerte. Esta democracia partiendo de la base podría ser una oportunidad para las mujeres.

Unanimidad revolucionaria [1]

A excepción del Líbano, Sudán, los Estados Unidos o también de Argelia, - ¿pero por cuánto tiempo? -, todos los países conocieron principios de movilización, mismo si siguieron siendo frágiles (Mauritania) o transitorios (Territorios ocupados) y quién dice países árabes incluye una cierta cantidad de poblaciones no árabes o de minorías religiosas o minorías oprimidas o también se refiere a las mujeres que no es una minoría. Hay adhesión plena y completa de todos estos grupos. Algunos ejemplos: las minorías nacionales kurdas sirias dicen a Azadi (libertad en kurdo) cuando los árabes subrayan horriya, se adhieren al movimiento sin pretensiones particulares. Lo mismo que las mujeres, no tienen ninguna pretensión específica: se reúnen en torno del lema ¡Fuera! Para Ben Ali, “Irhal!” para Gadafi, Moubarek o Saleh. Lo mismo ocurre con los bebebéres de Marruecos que reivindican con los árabes el derecho al empleo. Lo mismo se constata para los bebebéres en Libia. No hay pretensión específica a nivel religioso por parte de los coptos en Egipto o los cristianos sirios. Es necesario a este respecto poner fin a la propaganda siria: los miembros de todas las comunidades (oprimidas o no) participan en la revolución, en particular, los alaouites de los cuales forma parte el clan Bachar Al Assad, son parte involucrada de la lucha, aunque constituyan una gran proporción.

La excepción en esta bonita unanimidad revolucionaria será la de los extranjeros que no participaron en las revoluciones: trabajadores africanos en Libia que temían por su vida, debido a un racismo combinado de represalias sistemáticas contra los africanos algunos de los cuales participaron en las milicias de Gadafi y de los cuales un grupo sin papeles deseaban sobre todo ponerse en resguardo, trabajadores del Golfo, excepto en Bahrein dónde el levantamiento comenzó en febrero a raíz de la huelga de los trabajadores indios.

La no participación de los millones de obreros hace reflexionar críticamente sobre la dimensión social de este movimiento, aunque sin poder dar respuesta.

Hemos visto que los objetivos eran la caída de los regímenes, las reformas democráticas contra la corrupción, la instauración de una nueva constitución; sin embargo ¿hay una componente social? En cierta manera puede afirmarse que sí la tiene en Túnez, Egipto, Marruecos con las huelgas que precedieron, acompañaron y siguieron a las movilizaciones. En el sultanato de Omán, el movimiento ha estado precedido por la huelga de la función pública, las sociedades nacionales y la organización de los desocupados que ocupó plazas y armó tiendas. Fue la señal de partida de un movimiento democrático para libertades en el sultanato. En Bahrein, el movimiento vio la luz a través de la huelga de 1300 obreros de la construcción exigiendo aumento de salarios. El componente social es absolutamente evidente o inducido en una serie de países pero parece ausente en Siria, aunque la revolución salió de una región pauperizada, y en Libia, ya que mayor parte de trabajadores de la sociedad libia está formada por extranjeros que no participaron en el movimiento. En estos dos países las revoluciones se hacen sobre consignas esencialmente democráticas y es también el caso en Kuwait y Arabia Saudita ya que la no participación de la mano de obra extranjera excluye objetivamente el objetivo social de las revoluciones.

Y si se averiguan los antecedentes de los acontecimientos actuales, se constatará que estos movimientos fueron precedidos por rebeliones sociales a repetición. Si le preguntan a Adnane Hajji, un dirigente del movimiento de la cuenca minera de 2008, les dirá que la revolución comenzó en Túnez en la localidad de Rédeyef en 2008 y no en Sidi Bouzid en 2010. Más allá de la competencia por la prelación, está claro que estas regiones fueron sacudidas por rebeliones sociales simultáneas en 2008 de Túnez, a Sidi Ifni en Marruecos, en Yemen, y que estas rebeliones, en forma de motines, son incesantes en Argelia, uno de los pocos países que no ha conocido el tipo de movimiento que es el objeto de este estudio.

La dimensión social está latente en estos procesos democráticos

Nada permite prever la irrupción de los trabajadores en estos procesos. Las actuales huelgas incesantes en Túnez tienen una dimensión claramente social, en cambio las recientes huelgas en Yemen o Siria son huelgas “revolucionarias” en el sentido que tienen por objeto hacer caer los dictadores que se trate de la huelga general de las actividades en Siria de diciembre de 2011 o del movimiento de huelgas anticorrupción en las administraciones yemeníes llamadas “revolución paralela”. Los ritmos no se definen por adelantado. La dimensión social depende también de los posicionamientos sindicales, cuando los sindicatos existen. La nueva dirección del UGTT en Túnez al mismo tiempo ha rechazado el 80% de las actuales huelgas simplemente por no haberlas convocado y haber llamado a una huelga que concierne a más de 30.000 trabajadores el 25 de enero próximo para retractarse algunos días más tarde tras negociaciones con el nuevo Gobierno…

En Omán la huelga en la función pública de enero-febrero de 2011 no provino de un gran movimiento sindical (los sindicatos sólo se autorizaron desde hace unos años) sino que se auto organizó en forma de asambleas generales, de “sentadas” para pedir aumentos de salarios. No se sabe lo que eso hubiese ocasionado puesto que, ingresos petrolíferos mediante, el Sultán roció con dinero a todos los trabajadores que participaron en las acciones y reanudaron el trabajo. Permanecieron en la calle durante el año 2011 los desocupados y el movimiento democrático

¿Revolución árabe?

En la mayoría de los países árabes, algo pasó. Se habló poco de algunos movimientos, sea porque permanecieron sin futuro, o que han sido reprimidos o quizás los medios de comunicación los ignoraron como en Mauritania con el movimiento del 22 de febrero, los Territorios ocupados en Palestina, movimiento facebook para ligar las direcciones, Irak con un movimiento de desocupados y manifestaciones, y Jordania, excepción que confirma la regla, ya que no fue espontáneo sino organizado, el movimiento está dirigido por opositores políticos y se realizan manifestaciones por iniciativa de los Hermanos Musulmanes.

Los movimientos se circunscriben a los países del mundo árabe. No hay desbordes en los países vecinos, aunque muchos pueblos miran con envidia a los árabes: “Tunes Tunest wa Iran natounest” dice un juego de palabras iraní, que significa: “Túnez salió bien allí donde Irán falló”, aclárese que fue después de las elecciones de 2009. No hay tampoco voluntad política de crear una solidaridad entre manifestantes de los distintos países, ni de construir un movimiento a escala árabe. Hay intercambios técnicos mediante Internet o contactos y encuentros organizados o sobre todo manifestaciones en caso de represión como en la península árabe contra la represión en Bahrein y Túnez por el caso de Libia. Pero no hay voluntad de construir un movimiento revolucionario árabe y no se menciona la frase: “nacionalista árabe”: la causa palestina siguió estando ausente de las movilizaciones.

En cambio las poblaciones se dirigen del mundo, a lo internacional.

La palabra “¡Fuera!” en Túnez está en francés y las pancartas se redactan en inglés. Las pancartas en Siria se escriben en inglés y cada manifestación comienza con una pancarta o un cartel que lleva la fecha exacta y el nombre de la ciudad para evitar la manipulación del régimen que quiere hacer creer que se trataría de un vídeo grabado en otro tiempo y otro lugar. Hay también en Siria carteles redactados en ruso o en chino que se dirige a las poblaciones cuyos dirigentes apoyan el régimen. La llamada internacional está muy presente ya que el sentimiento de abandono es enorme tanto en Yemen y como en Siria frente a las masacres en masa, que se refleja en los mensajes escritos en los carteles: “Where is the conscience of The World?” (¿Dónde está la conciencia del Mundo, NdT.) (Siria, 15 de julio), “Su silencio nos mata” (Siria, 29 de julio) “¿dónde está la humanidad, donde está el mundo que suponíamos estar de nuestro lado? “(Sanaa, “Lugar del Cambio”)

Revoluciones ciudadanas

Si las pretensiones expresan la sed de reformas, se escucha: ¡“Alto a la corrupción”, “Dónde fue a parar el dinero del petróleo? ¡”, se escuchan reclamos por “una nueva constitución”, por “elecciones”, es como un catálogo. Por otro lado para los procesos revolucionarios el lema es “¡Fuera!”, “el pueblo quiere la caída del régimen”, “Bachar asesino”, “asesino”… Pero en Túnez no fue así. En primer lugar se reclamó dignidad para el pueblo, pan, empleos, luego se encaró el tema: “Ministerio de Interior, Ministerio de Terror”. Se necesitaron varias semanas para derrocar al gobierno.

Todo comenzó con reivindicaciones sociales y democráticas que fueron superadas por el lema “¡Fuera! ¡”, hasta el punto que al final se escuchaba este lema por lo menos inesperado “¡al agua y al pan, bien los queremos, pero a Ben Ali, no! ”, lo que traduce el paso a un movimiento interclasista; la parte fundamental se había convertido en el derrocamiento del régimen.

¿Las alfombras delante de la mezquita?

Estos movimientos no estaban basados en alguna ideología particular. No hubo participación ni creación ex nihilo (desde la nada, NdT.) de partidos revolucionarios. Los manifestantes se dotaron solamente de estructuras de auto organización. Los movimientos revolucionarios que siguieron la salida de Ben Ali tuvieron por sola consigna “fuera”, lo que dejo muy rápidamente una indefinición de lo que va a hacerse después. Si hoy en Siria, se dice que se quieren la caída del régimen y también de los empleos, la libertad, el final de la tortura… les van a replicar: “es necesario ir a lo esencial, la salida de Bachar”; si no se plantea como única pretensión la caída del régimen y se adelantan otras pretensiones, se corre el riesgo de pasar por un reformista. La dificultad que eso implica para un revolucionario es que se vinculen estas pretensiones con la caída del régimen, por lo que debe precisarse que las otras reivindicaciones son para después y comenzar a diseñar la Siria se quiere para el futuro. El maximalismo de las pretensiones genera problemas si interfiere con la elaboración de un programa alternativo más cuando no hay partidos políticos en condiciones de hacerlo.

(Por una serie de razones históricas relacionadas especialmente con la historia de los Partidos Comunistas árabes y de la victoria de la revolución iraní en 1978, la izquierda árabe quedó débil, la izquierda revolucionaria agrupada en grupúsculos y dividida. Los partidos hegemónicos desde la revolución iraní son los partidos islámicos que constituyen la alternativa, teniendo como referencia no a Teherán o Riad, sino más bien a Turquía)

¿Hacia la profundización de la revolución democrática?

Todas estas tendencias pueden confirmarse o no, eso depende también de causas exógenas, no abordadas aquí: ¿Cómo el imperialismo va “a soportar” algunos sectores de la revolución, cómo va a esquivarlos o cómo va a reprimirlos? Las tres posibilidades están en marcha: en Túnez, en Libia, en Siria y también en los Países del Golfo, muy convincentes a golpe de dólares, en particular, Qatar o vía Arabia Saudí que envía a sus tropas a Bahrein.

Por ahora, parece que una nueva tendencia se dibuja. La unanimidad de los primeros meses de la revolución se agrieta y de la brecha surgen de nuevas pretensiones, las de las minorías.

Esto sólo es ciertamente embrionario y responde a dinámicas locales, pero que se juzga: el 17 de junio de 2011, de las mujeres de Arabia Saudita, países donde no existía entonces generalizado conflicto, manifiestan para el derecho a conducir coches. ¡No lo obtendrán, sino que se les concederá el derecho de voto en las elecciones municipales… en cinco años! El 25 de diciembre último, los Amazighs [2] de Túnez organizan una manifestación en Túnez para que se tengan en cuenta sus pretensiones en la próxima constitución, una novedad en este país.

Los chiítas de Arabia Saudita se manifiestaron contra las discriminaciones en las regiones orientales de Qatif, de Al Ahsa y de Alawwamiyya al fin del año 2011. Los berebéres de Libia reivindican con energía su participación en el Gobierno libio. Los apátridas de Kuwait, manifiestan sin descanso y hacen frente a la represión todos los viernes desde este principio del año 2012 para exigir que se les de la ciudadanía de pleno derecho. Por fin, en el sultanato de Omán, donde los trabajadores extranjeros representan cerca de un 80% del sector privado, en dos ocasiones, desde el principio del año, los trabajadores indios manifestaron; la primera vez 500 de ellos organizaron una marcha por los salarios impagos, y domingo 15 de enero más de 3000 trabajadores extranjeros (Indios, Filipinos, Indonesios, etc.) contratados a la construcción del nuevo aeropuerto de Mascate se declararon en huelga por un desacuerdo sobre la remuneración de las horas extraordinarias.

Fuente: http://www.socialisme-maintenant.com/pays-arabes-permanence-de-la-revolution/#more-87

Notas del traductor:

[1] Se tradujo la palabra « unanimisme » como « unanimidad », por analogía con la doctrina literaria de principios del siglo XX, que preconizaba expresar en los escritos la vida unánime y colectiva de los grupos humanos en lugar de la del individuo [Wikipedia].

[2] Amazig (ser libre) es el nombre de los pobladores originales del norte de África a los que la mayoría de la gente conoce como "beréberes".



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