Jorge Cereceda y el exilio político chileno en Jalisco

Los integrantes de la comunidad chilena en México han realizado numerosos aportes académicos, culturales, deportivos, empresariales y políticos en los últimos 36 años. Hombres y mujeres comprometidos con las mejores causas de Chile fueron llegando a partir de noviembre de 1973, dos meses después del golpe de Estado contra el compañero presidente Salvador Allende Gossens. Algunos, arribaron inicialmente a la Ciudad de México, Puebla ó Toluca, para después establecerse en Guadalajara y su zona metropolitana.

Jorge Abelardo Cereceda y Haydee Alarcón, ambos vinculados a la Universidad de Guadalajara, fueron entusiastas defensores del socialismo, desde la academia y en la actividad cultural. Pertenecían a partidos políticos diferentes, pero los identificaba y unía la lucha contra la dictadura del general Augusto Pinochet Ugarte. Los compañeros Jorge y Haydee contagiaron de entusiasmo a muchos alumnos y profesores jaliscienses que se interesaron por Chile y por el destino de los diferentes países de nuestra América.

El apartamento donde vivía Haydee, situado cerca de la avenida Américas y de la calle José Guadalupe Zuno, se convirtió en centro de análisis político, estudios y tertulia, donde además de escuchar música de Franz Schubert, los Quilapayún y Violeta Parra, se disfrutaba de exquisitas empanadas chilenas, preparadas con el toque de gastronomía suramericana magistral de Carlos Sepúlveda Caco, Rosy Castro, su esposa y el entrañable Jorge Cereceda.

Argentinos, bolivianos, brasileños, colombianos, cubanos, dominicanos, ecuatorianos, guatemaltecos, haitianos, hondureños, mexicanos, nicaraguenses, paraguayos, peruanos, puertorriqueños, salvadoreños, uruguayos y venezolanos, recibimos diferentes muestras de solidaridad y afecto en las casas de Haydee y de Jorge, donde nuestros hermanos chilenos nos hicieron sentir en confianza. Jorge Cereceda, integrante destacado de la comunidad chilena, participó en actividades culturales y políticas que se desarrollaron en los institutos de amistad: “José Martí” y “César Augusto Sandino”. Siempre a favor de la liberación de los pueblos, por el respeto a la soberanía de nuestras naciones y por la integración de nuestra América. Jorge compartió los sueños bolivarianos y guevaristas.

Al concluir un encuentro bolivariano en Caracas, Venezuela, en diciembre de 2009, los compañeros chilenos que asistieron a la patria del Libertador Simón Bolívar nos informaron que la Asociación de Ex Prisioneros Políticos alistaba su tercer congreso y convocaba a integrantes y observadores para el mes de junio de este 2010. En abril pasado durante una conversación telefónica en Guadalajara, abordamos con Jorge algunos temas: el terremoto y su secuela, así como la convocatoria del congreso de ex prisioneros políticos. A pesar de que su salud estaba deteriorada por complicaciones de la diabetes, Jorge entusiasta y crítico dijo que “habían escogido un mes difícil por el tema del fútbol, en pleno campeonato mundial”.

Al finalizar mayo, falleció el buen amigo y camarada Jorge Abelardo Cereceda. Nos dejó múltiples enseñanzas, entre ellas su congruencia política como académico, internacionalista y sindicalista. Fue un estudioso de la política y la historia mundial, con acento en Chile y Nuestra América. Admirador y conocedor de la vida y obra de León Trotsky, divulgó siempre el pensamiento del dirigente soviético y explicó en auditorios la importancia que la IV Internacional tuvo para los trabajadores del mundo.

Conversar con Jorge Cereceda en un café era como asistir a una clase de historia. Trataba temas diversos, incluso el fútbol, y siempre sobresalía el tinte político. En septiembre de 1998 cuando un grupo de colombianos le solicitamos una firma de apoyo para los trabajadores del país andino agrupados en torno al Comando Nacional Unificado y su jornada de protestas contra el asalto pastranista (medidas económicas del gobierno de Andrés Pastrana Arango) se solidarizó inmediatamente y cuestionó, una vez más, al imperialismo. Recordó la importancia de unirse contra los gobiernos arbitrarios, pero también la necesidad de estar unidos en torno a regímenes progresistas, para apoyar decisiones patrióticas, como la que había tomado en su país, Salvador Allende en 1971 al nacionalizar el cobre.

Aquella tarde de septiembre de 1998 se emocionó tanto que parecía que se había trasladado en tiempo y espacio. Recordaba a Rancagua, Chile, el lugar donde 27 años atrás, el entonces presidente, compañero Salvador Allende habló acerca de la dignidad de los trabajadores y del pueblo. Jorge reivindicó entonces una frase célebre de su compatriota, Luis Emilio Recabarren: “La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores”.

Varios chilenos se vincularon a Jalisco a través del exilio político directo o indirecto. Recuerdo ahora también a los compañeros y compañeras: Argelia Anaconda, Andrés Orrego, Alfredo Villanueva, Carlos Sepúlveda Caco, Carmen Soto, Haydee Alarcón, Jaime Sau (padre), Jaime Sau (hijo), Néstor Michelle Bezama, Pedro Loyola, Pilar Sau y Rosy Castro. Algunos de ellos ya no están en México, pero su permanencia en Guadalajara y Jalisco, ha sido significativa.

La dictadura militar fue derrotada gracias a la heroica resistencia chilena y a la presión internacional ejercida por personalidades y movimientos progresistas y revolucionarios. Los gobiernos posteriores al régimen de Pinochet intentaron establecer una democracia formal. Es insuficiente porque a los chilenos no les basta una caricatura democrática. Mientras persistan enormes desigualdades económicas y sociales, la democracia es una farsa.

Chile también celebra y recuerda en 2010 el Bicentenario de su primera Independencia. Bernardo O’Higgins y sus compañeros propusieron construir un país donde los ciudadanos vivieran con dignidad. Más tarde en el siglo XX, dirigentes prestigiosos como Luis Emilio Recabarren y Salvador Allende trabajaron en favor del socialismo. Durante el régimen criminal y fascista de Pinochet, patriotas heroicos como Miguel Henríquez y sus camaradas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) enfrentaron a la dictadura. Igualmente, varios dirigentes y militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez ofrendaron sus vidas. ¡Chile vive!, ¡Viva Chile!

Parecía que estuviera en Rancagua, la ciudad donde Allende habló de la dignidad de los trabajadores y del pueblo chileno en general. Jorge reivindicaba una frase célebre de su compatriota Luis Emilio Recabarren: “La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores”.

fernandoacosta_44171@yahoo.com


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