Espejismo, consenso y perspectivas del 2019

En 18 meses en el país se han realizado cinco procesos electorales. Todos los ha ganado la alianza PSUV-GPP. Por supuesto, uno de los factores que ha permitido esas victorias de manera fácil ha sido la torpeza táctica y estratégica de la oposición y sus cálculos a destiempo del derrocamiento del Presidente Maduro.

Cabe agregar, que con su táctica insurreccional, voluntarista y foquista, la dirección política de la oposición, en concurrencia con los sectores violentos y las orientaciones de los EEUU, olvido que toda estrategia está integrada por tres elementos claves que deben conjugarse entre sí: el objetivo estratégico, la relación de fuerzas nacional y la correlación de fuerzas internacional. Además, ignoro que el ABC de toda estrategia política establece que la acumulación de fuerzas es el principio fundamental para alcanzar éxitos y victorias en periodos determinados.

Ahora bien, sabemos que toda victoria, por pírrica que sea, genera un espejismo durante los primeros días en los sectores que se consideran triunfadores. En esa dirección, han pasado ocho días del pasado proceso de las elecciones municipales del 9 D y considero que, ya con cabeza fresca, podemos desechar las ilusiones, acercarnos más a la realidad y hacer las lecturas correspondientes, desde la perspectiva de cada analista, del significado y consecuencia de tales resultados.

En cierto modo, la oposición en los últimos 20 años ha demostrado poco talante democrático y reducida cultura política. Parece ser que nunca han revisado algunos escritos claves para orientar la política e identificar las características de una situación de crisis nacional y los factores necesarios para impulsar el cambio en un momento determinado. De allí, que su ilusión de sacar a Maduro del gobierno en el tiempo se desvaneció.

Hasta los momentos la oposición no ha podido ver “el bosque detrás de los arboles”. Parece no conocer los escritos de Lenin, por su aversión irracional al socialismo, sobre las condiciones para que se produzca una crisis nacional y se abran las puertas para el ascenso de los sectores, derechistas y neo liberales, que adversan al gobierno actual.

En ese sentido, Lenin en su escrito sobre la Bancarrota de la Segunda Internacional, al referirse a la situación de crisis nacional planteaba que para que se produzca un cambio de gobierno o sistema, es necesaria la conjunción de dos factores: el objetivo y el subjetivo. Allí planteaba que los cambios son imposibles si estos dos factores no se conjugan acertadamente. Lenin en ese escrito afirmada que “no toda situación Revolucionaria” desemboca en un cambio de gobierno o de sociedad.

Más adelante, sobre el factor objetivo, planteaba tres síntomas distintivos de una situación de crisis revolucionaria (nacional) que también es válido, como herramienta metodológica, para un análisis sobre la crisis que vive Venezuela desde hace varios años.

El primero, relacionado sobre imposibilidad de los que gobiernan para mantener su dominación. En el segundo, precisaba, para que se produzca un cambio de gobierno por la vía violenta o pacifica, es necesario: a) no suele bastar con que “los de abajo no quieran vivir como antes” y los de arriba no puedan vivir como hasta entonces. b) que se produzca una agravación de la situación económica del pueblo. c) que se origine una intensificación por esa causa de la movilización popular, que en periodos turbulentos son empujadas a una acción de cambio de gobierno.

Simultáneamente, a los factores objetivos que analizaba Lenin, si no se le agrega el factor subjetivo no se producirán los cambios de avance o retroceso que una clase social, un partido o alianza político, se plantea. En otros términos, la oposición no demostró capacidad de dirección y de paciencia en acumulación de fuerzas para llevar a cabo acciones de masas lo suficientemente fuertes para derrocar al gobierno, que nunca, retomando a Lenin, ni siquiera en épocas de crisis “caerá” si no se le “hace caer”.

Por otra parte, perdieron las perspectivas y erraron en su accionar a pesar de que a partir de las elecciones para elegir los diputados de la Asamblea Nacional, el gobierno perdió el consenso nacional que tenía el Presidente Chávez, 43.7 %, del Registro Electoral Permanente-REP. Así, se produjo la segunda derrota del chavismo y a partir de ese momento una pérdida progresiva del consenso. En esas elecciones la alianza del chavismo perdió 16 puntos y solo alcanzó el 28 % del REP.

En ese orden de ideas, el desacuerdo de la masa electoral con gobierno se viene reflejando en la caída electoral del PSUV. Tomando en consideración el REP de cada proceso electoral, se observa: En la Constituyente el PSUV logro el 30 %, en las elecciones de gobernadores, el 15 de octubre de 2017, el PSUV alcanzó el 25 % %; luego en las elecciones de Alcaldes el PSUV cayó un punto y se colocó en el 24 %. En las elecciones Presidenciales del 20 de mayo de 2018 el PSUV se ubico en 28 %; y en las Municipales de diciembre de 2018, se situó en 17.5 %.

Todo indica que el consenso inicial del proceso político y social que inicio Chávez, en los últimos seis años ha venido decreciendo progresivamente. De allí, que si no se corrigen las fallas y se establece una política económica correcta que mejore el bienestar del pueblo se corre con el riesgo de que se agudice la situación económica en el país y la turbulencia que puedan original las movilizaciones populares obligue al gobierno negociar en condiciones desventajosas con la oposición y EEUU.

Por otra parte, las perspectivas para el 2019 se presentan poco halagadoras. Y entre las hipótesis posibles que se pueden plantear, sin descartar otras,, tenemos las siguientes:

En lo político. 1.- Que la situación nacional continué su desarrollo con las mismas características que el momento actual. Una oposición muy debilitada, en estado de reflujo, sin un liderazgo que aglutine el descontento popular, sin una política de acumulación de fuerzas acertada y un gobierno con poca capacidad de maniobra para solucionar la crisis y unos “cuadros de gobierno” que solo piensan en la acumulación de capital, bien sea por la vía de los negocios, comisiones o corrupción y que sin ninguna base económica anterior hoy viven en condiciones de opulencia.

2.- Que el malestar popular siga creciendo, la oposición logre retomar caminos y el gobierno se vea en la necesidad de acordarse con sectores de la oposición para la convocatoria de unas elecciones generales en corto plazo.

3.- Que se retome la esencia de la Constitución, se respete la existencia de los poderes nacionales y se revoque la reelección indefinida.

En lo económico. 1.- Que la crisis económica por la atravesamos, a través de un acuerdo político nacional e internacional, se pueda frenar la recesión que nos afecta, lograr su despegue lento hacia la prosperidad, estimular el ascenso del PIB y lograr el bienestar de la población. Nada fácil.

Como sabemos, la situación actual está identificada por una hiperinflación y una especulación que no se detienen ni el gobierno las detiene, por unos salarios nominales que al cambiarlos en el mercado por mercancías, salario real, se convierten en sal y agua, por una merma en los precios del barril de petróleo y por un bloqueo económico y financiero impuesto por los EEUU.

En conclusión, desde hace seis años el país comenzó a perder impulso, las políticas y programas económicos no han surtido el efecto esperado, la hiperinflación ha deteriorado el salario nominal, la recesión ha afectado la oferta de productos, el estancamiento origino una caída significativa de PIB, cayó la producción petrolera, en consecuencia, es una necesidad política frenar la crisis y el estancamiento económico que afecta a todos los venezolanos.

 

carlosemezones@gmail.com



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