Entre la democracia y el fascismo estalinista, Venezuela se juega su futuro

Del proceso de relegitimización de las organizaciones políticas electorales, pluralismo y democracia, de las necesidades del momento y de las opciones a un futuro en Paz

Observando el debate relativo a la exigencia del CNE respecto a la relegitimación de los partidos políticos, no puedo evitar una sonrisa divertida, ante tanta contradicción e ironía que en su lucha por la supervivencia nos presentan ciertos factores del Gran Polo Patriótico. Pero, tampoco puedo suprimir la desazón y los temores. Realmente, la situación, más bien, es para llorar.

¿A dónde va Venezuela?

Esta es la pregunta, y quienes no conocieron personalmente la Unión Soviética y la Alemania Oriental, nunca van a poder responderla. La clave para su respuesta realmente está en el acercamiento del modelo unipartidista. Aunque, en el caso venezolano, más bien se trata de la reducción del paisaje político pluralista, que no va hacia un partido-Estado realmente unipartidista, sino a un modelo bipartidista. Pero no como el de la época del puntofijismo, sino de libre de alternancia (no podemos olvidarnos de las frecuentes acusaciones contra dirigentes particulares y direcciones de partidos de la MUD, por sus propias bases, del "colaboracionismo" que permitió la perduración de Maduro en el cargo de Presidente de la República: véase como un ejemplo, las acusaciones contra Borges, por Patricia Poleo y otros, en marzo de 2014, de haber traicionado a militares opositores, entregando la información obtenida por ellos, supuestamente, a DIM y SEBIN, y bloqueando un pronunciamiento militar en contra del actual gobierno; o explicarse la extrema e incomprensible torpeza de un tan experimentado político como lo es Juan Carlos Caldera, cuando permitió ser filmado durante la entrega de un sobre lleno de dinero a sus manos, dentro un apartamento propiedad del empresario ligado al gobierno, Wilmer Ruperti; o trate de entender, por qué la MUD no investiga a Ramos Allup, ni desmiente Ramos Allup las publicaciones frecuentes, respecto a las relaciones de su cuñado con la supuesta corrupción en PDVSA y CORPOELEC, o la relación de su hijo menor y el socio del mismo con la confesión de ODEBRECHT de hechos de corrupción en Venezuela; o, si hablamos de ODEBRECHT, los sobornos de esta transnacional brasileña no sólo a funcionarios del gobierno nacional bajo Chávez y Maduro, sino también a integrantes de la gobernación de Miranda liderada por Henrique Capriles; etc.), y de cualquier posibilidad de la existencia de estructuras pluralistas, aunque minoritarias (el puntofijismo mismo generó un sin fin de pequeños partidos, nacidos como escisiones tanto de AD como de COPEI), limpiado de toda izquierda auténtica (cuyos restos, tras haber sido absorbida parte de su dirigencia y todo su potencial electoral por el MVR / PSUV, por medio de la coalición hoy llamada Gran Polo Patriótico, aún existen dentro del GPP apartado, a lo largo de los años desde el 11 de abril de 2002 y más aún desde la muerte de Hugo Rafael Chávez Frías, de la participación en el gobierno y en el debate).

Se trata entonces de un bipartidismo dentro de un modelo unipartidista, donde el unipartidismo se camufla de bipartidismo, siendo el componente opositor no más que una fracción del gobierno real existente mafioso y/o oligárquico detrás de una fachada de Estado realmente abolido hace rato sin que el país se haya dado cuenta, y una puesta en escena de supuesta confrontación ante las cámaras y por los micrófonos de unos medios de comunicación social, o en mano del Estado (en realidad, del visible partido gubernamental como parte de la mafia invisible bipartidista) o en mano de empresarios ligados a los liderazgos políticos, aunque posiblemente en virtual oposición, tanto al gobierno, eventualmente a las cúpulas de ambos aparentes bandos políticos, como a sus políticas y los efectos negativos de ellas sobre la sociedad y el país. Y con eso, llegamos a tener que hablar de la experiencia de la República Democrática de Alemania; ni tan democrática como su nombre lo sugirió.

Cuando los aliados occidentales, bajo el liderazgo de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, decidieron convertir sus zonas de ocupación, en el Oeste de la Alemania derrotada, tras la Segunda Guerra Mundial, en un Estado, sin la parte oriental ocupada por las tropas de la Unión Soviética estalinista, el gobierno de esta decidió convertir las zona controlada por ella igualmente en un Estado particular. Con las dos fundaciones de Estados en Occidente (República Federal de Alemania – RFA; * 23 de mayo 1949) y Oriente (República Democrática de Alemania – RDA; * 7 de octubre del mismo año). Con eso, no sólo se inició la Guerra Fría, sino también un proceso de optimización metodológica del modelo político estalinista. Un proceso de optimización, ni impulsado ni dirigido por la Unión Soviética y sus liderazgos, sino desde el gobierno de la joven RDA, formado por el "Grupo Ulbricht", un conjunto de comunistas alemanes emigrado a la Unión Soviética ante la persecución nacionalsocialista por la dictadura de Hitler, y formados allá como cuadros para la reorganización política bajo criterios marxistas-leninistas después de la guerra.

El "Grupo Ulbricht, formado por funcionarios del partido comunista alemán prohibido por la dictadura hitlerista y 10 prisioneros de guerra "antifascista", tuvo apoyo por dos otros grupos más, Grupo Ackermann y Grupo Sobottka. Con un total de 30 funcionarios, más los 10 prisioneros de guerra rehabilitados, el aparato no fue lo suficientemente fuerte como para poder cumplir todas sus tareas, entre los que destacaron: Apoyar a la Administración Militar Rusa en Alemania y la Administración Principal del Primer Frente Bielorruso en la reorganización política y de la administración pública en la capital alemana Berlín y todo el territorio alemán ocupado por el Ejército Rojo, preparar la creación de partidos políticos y sindicatos nuevos, detectar a los funcionarios nacionalsocialistas pasados a la clandestinidad y entregarlos a las autoridades militares soviéticas, además de realizar una labor publicitaria y propagandística para contrarrestar al miedo de la población alemana ante el Ejército Rojo, cuyo imagen solía ser la de unos salvajes sangrientos. La existencia de estos grupos de cuadros comunistas fue ocultado ante la población alemana, debido a que la opinión pública alemana era todavía muy contaminada por la propaganda anticomunista de los nazis.

Los grupos se encargaron de inmediato de por qué habían llevado a los 10 prisioneros de guerra liberados, a los que se había puesto en libertad sólo por sus tareas encargadas y entrenamientos militares técnicos, tecnológicos y en materias de inteligencia, anteriormente de su retención. Los 10 eran nazis, oficiales y suboficiales de la Wehrmacht (Poder Defensivo; nombre de las fuerzas armadas alemanas desde 1873, cuando fue fundado el breve Kaiserreich [Imperio Cesáreo] bajo el liderazgo político del Reino Prusia) y con anterioridad del ejército prusiano y de los Freikorps (cuerpos francos; unidades paramilitares nacidos del ilegal mantenimiento de unidades militares del ejército prusiano y la Wehrmacht, los que cometieron en 1920 el KappPutsch [golpe de Estado de Kapp; golpe contrarrevolucionario contra la joven república alemana y el gobierno surgido de la Revolución de Noviembre 1919], asesinaron en 1921 a Mathias Erzberger [ex ministro de finanzas] y en 1922 a Walther Rathenau [ministro de relaciones exteriores en funciones], así como en 1919 a los líderes de la Liga de Espartaquista marxista-anarquista, los célebres revolucionarios alemanes Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg). Reconstruyeron en tiempo récord las estructuras de la GESTAPO en una forma clandestina (en cuanto a su visibilidad para el ojo de la población y los aliados occidentales Reino Unido, Francia, Bélgica, Países Bajos, EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, entre otros) pero controlado e instruido por las autoridades militares rusas.

Más tarde, en 1950, sería el núcleo central del nuevo Ministerio para la Seguridad del Estado con amplios, bien equipados y entrenados cuerpos de inteligencia política y social (conocido por sus siglas en Alemán como "Stasi"; Staatssicherheit = Seguridad del Estado). La Stasi sería temida durante décadas por la ciudadanía de la Alemania oriental como por los escasos visitantes al país, y reconocida como el aparato de vigilancia sociopolítico más eficiente de la historia universal. La misma Stasi, a raíz del levantamiento obrero contra el Estado estalinista-nacionalsocialista explotador camuflado con un discurso marxista-leninista, en fecha del 17 de junio de 1953, ejecutaría (1953 a 1967) un estudio científico multidisciplinario y desarrollaría una teoría relativa a las condiciones sociales y su utilidad en el mantenimiento del poder, la cual concluye que, por medio de la represión, un gobierno cualquiera no requeriría de más de 2,5% de apoyo, siempre que este apoyo minoritario sea incondicional, por lo cual se debe practicar una burocracia irracional con espacios abiertos a una corrupción masificada dentro el funcionariado y el empleo público.

Además, debe ser ocupada la población permanentemente, con propaganda y actos proselitistas, para sustituir toda ciudadanía libre por la militancia partidista gubernamental, mientras que toda crítica, también la constructiva dentro las filas propias, debe ser suprimida por medio de la persecución intimidante. Si los eventos políticos y propagandísticos no fuesen lo suficiente como para mantener a la población ocupada, o si el terror no lograse intimidar la disidencia y las manifestaciones críticas se masificarían, debe ser causada una crisis de aprovisionamiento para, por la escasez creada, forzar que la gente a perder su tiempo libre haciendo las colas para abastecerse de alimentos; en vez de reunirse, debatir la situación del país y organizarse eventualmente en contra del régimen. En el peor caso, debe ser amenazado el pueblo rebelde por estructuras paramilitares fieles al partido-Estado, por lo cual siempre se debe proteger una parte de la delincuencia. No la organizada, sino la de bajos niveles y por forajidos solitarios; utilizando al sistema penitenciario para su adoctrinamiento político y su integración en estructuras del crimen organizado, apadrinado y liderado por las esferas de liderazgo estadista, partidista y militar. Además de la perfección prusiana de la Alemania oriental, la Cuba tropical, a partir de 1968 (reacción de Fidel Castro a la intervención militar soviética en Praga y el incondicional apoyo a la injerencia de la Unión Soviética en cualquier país socialista europeo [y asiático; diferencias políticas y económicas separaron a Mao Zedong de Stalin desde los conflictos fronterizos hindú-chinos en 1962] fueron premiados con un fuerte apoyo alemán oriental, ordena do por el Kremlin, en la creación de la policía política cubana e inteligencia militar isleña) aplicaría los resultados de dicho estudio como si fuese un manual (y en realidad, lo es).

Al mismo tiempo de crear un casi perfecto sistema de control social y político, y de conducción política y administrativa, así como de represión policíaca y militar; Alemania oriental buscaba acercarse al modelo político-administrativo soviético estalinista de un sistema estatal unipartidista. Pero no era tan fácil como había sido en la Rusia revolucionaria en tiempos de Lenin. El rechazo a tal idea por una población apenas libertada del sistema dictatorial nacionalsocialista era seguro, si se buscaba nuevamente extinguir a la variedad de opiniones para monopolizar el poder. Así que se permitió un sistema pluripartidista, pero que en la práctica se redujo a la coexistencia del Partido Socialista Unificado de Alemania y un conjunto de partidos conservadores y liberales en respaldo a su gobierno.

En Venezuela, la Izquierda no se unió al liderazgo del MVR en la creación del PSUV. Muchas corrientes sujetaron a sus banderas particulares, dogmas y doctrinas, manteniendo a sus toldas pequeñas pero independientes. Así, se revivió desde el alto gobierno la alianza Polo Patriótico, de tiempos de campañas electorales entre 1998 y 2001, pronto rebautizado como Gran Polo Patriótico (GPP), para evitar que un partido populista de masas tuviera que verse atrapado entre dos oposiciones, derechista e izquierdista. Una sola oposición, de Derecha aunque integrado por partidos también de programas originalmente socialistas, no era un peligro para el control del poder; sino un conjunto de fuente de temas para la propia propaganda y conducción de masas, y un aliado, mientras que también (al menos una parte esencial de) sus liderazgos pudieran ser corrompidos y convertidos en cómplices respecto a la no alternación política.

El gobierno y su partido presidencialista entraron en decadencia, y aunque desde el GPP se pudieron oír comentarios críticos, el GPP fue manejado como una omnipresente fuerza de agitación y movilización, pero siempre extensión del PSUV y sus directrices. Pero sus integrantes quedaron excluidos de los procesos de decisión en cuanto a la definición del rumbo revolucionario. Al agravarse la crisis económica, originalmente impulsada por la ineptitud de gabinete y directivas ministeriales y de empresas públicas, y repotenciada por las actividades informales y criminales (desde la buhonería y los mototaxis hasta minería ilegal, contrabando de extracción de productos mineros, alimentos y combustible, extorsión y secuestro, tráfico de armas y de drogas, lavado de dinero y blanqueo de capitales en el marco de la conspiración para delinquir) con la caída de los ingresos petroleros y de divisas a las arcas venezolanas, desde el GPP se oyeron voces cada vez más críticas respecto a la corrupción militar y en la cúpula del PSUV. Había que silenciar estas voces, y la manera menos visible fue el simulacro de "otro ataque más" contra la oposición MUD: aplicar con severidad las exigencias establecidas en la Ley Orgánica de Procesos Electorales y Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones, e insistir en la necesidad de la relegitimización de las organizaciones políticas siempre que no hayan participados en los últimos comicios o que no hubieran logrado una votación mínima definida. El CNE formuló normas prácticamente imposibles de cumplir para el proceso de la relegitimización de las toldas, no solamente por el alto gasto obligatorio en el marco de la movilización de la militancia. Pero, ¿realmente la medida está dirigida contra la oposición MUD?

No. Es un ataque contra el pluralismo y no contra la alianza opositora antichavista. La MUD misma, igual que el PSUV, no se encuentra afectada. Ha participado en los últimos procesos electorales y logró en éstos una votación suficiente para no tener que relegitimizar su registro como organización política. A diferencia de los pequeños partidos que la integran. Estos pequeños partidos, en su mayoría, no van a poder mantener su registro particular, por no disponer los recursos requeridos para la movilización de la militancia, así como por no poder convencer a la militancia de revelarse ante las autoridades como opositores a un sistema que vive del control social y la exclusión del adversario. Sus toldas quedarán extintas, pero su dirigencia seguirá activa e intacta como cubiertos por el registro de la MUD. A la MUD como organización propia, la medida favorece, ya que las críticas a ella, desde los partidos integrantes, se trasladarán, de una exposición mediática permanente a un debate interno invisible ante el público. Con eso, la MUD va a gozar de una mayor estabilidad. Sus liderazgos dominantes, comprendidos por las cúpulas de sólo cuatro partidos (AD, PJ, UNT y, con una dinámica diferente a la de las otras tres y algo críptico, para no decir ambiguo), van a quedar mejor facultados que en la actualidad para imponerse al resto de la oposición antichavista. El pluralismo dentro de la MUD de hoy, será suprimido casi por total, sin que se diera la opción de disidir a los representantes de los pequeños partidos; ya que la medida aplicada por el CNE les quita su único recurso de presión: la posibilidad de chantajear a la cúpula mayor con su retiro y el visible fracaso de la "unidad" opositora.

Entonces, ¿por qué al gobierno de Nicolás Maduro y la cúpula máxima del PSUV le importa tanto esta medida, si realmente refuerza a la cúpula podrida de la MUD?

El proceso de relegitimización de las organizaciones políticas, no solamente elimina a los pequeños partidos opositores, sino también pone en jaque a los pequeños partidos que integran al GPP. Concretamente, a ellos les afecta aún más que a las toldas opositoras. Los partidos adversos al gobierno, en buena parte, cuentan con el apoyo financiero por el empresariado privado. Su militancia, en la mayor parte, está desesperado en cuanto a querer salirse del gobierno actual, y al mismo momento esperanzado con relación a la accesibilidad de su meta, ya que ven el gobierno debilitándose más cada día, ante la obvia, pero por el gobierno negada, crisis social (el gobierno sólo reconoce la crisis económica, la cual busca explicar, y hasta justificar, con el argumento de la "guerra económica" por parte de la Derecha nacional e internacional), y no debiera temer las represalias que pudieran surgir a raíz de revelarse su pertenencia a las organizaciones respectivas. A diferencia, la militancia de los pequeños partidos integrantes del GPP tiene que temer que se les discriminará en el futuro, respecto a su participación en los programas sociales del gobierno. Muchos militantes de estos pequeños partidos son Izquierdistas radicales y comprenden a una amenaza para la corruptela que se ha formado dentro del gobierno. Son adversarios declarados a la llamada "Derecha endógena", la que hoy controla al PSUV y el gobierno. Son un riesgo para la estabilidad, no del proceso revolucionario, que vive (o debe vivir) del debate interno permanente, sino del secuestro de dicho proceso por una minoría de nueva burguesía, enriquecida en los cargos donde la revolución les colocó, traicionando primero a sus ideales (si algunas veces los tuvieron y no solamente los habían disimulados para poder llegar al poder), luego a su electorado (en realidad no el suyo, sino el electorado de la memoria de un difunto) y, finalmente, a toda la nación (hoy, con intención de la exclusión con toda disidencia, mal llamada "Patria").

El proceso de relegitimización de las organizaciones políticas electorales inscritos en el registro de partidos del CNE, se dirige, clara y únicamente, en contra de la supuesta disidencia dentro del proceso revolucionario. Y digo "supuesta disidencia", ya que las voces críticas pertenecen naturalmente a un proceso revolucionario, son su esencia verdadera; mientras que los factores corruptos deben valer como elementos apóstatas, como infieles a los principios del mismo. La cúpula decadente de lo que queda del proceso revolucionario, con esta medida antidemocrática, busca liberarse de lo único que pone en riesgo a su liderazgo y su permanencia en el Poder: la Izquierda auténtica. Busca, mantener a su aparato neo-estalinista libre de la competencia por la interpretación del proceso revolucionario, del cual depende que ulteriormente pudiera seguir atándose los votos conexos con las ideas originales del proceso revolucionario, usurpado por ellos tras haber llegado este proceso al gobierno. Con la eliminación de los partidos izquierdistas, integrantes del GPP, una nueva burguesía nacida del burocratismo mafioso de un gobierno revolucionario que ocupó la dirección de un Estado burgués, institucionalizará a su decadencia contrarrevolucionaria; convirtiéndose en digno sucesor de los gobiernos neoliberales del pasado, perfeccionando el modelo capitalista burgués al convertirlo en un capitalismo monopolista, no del Estado, sino de la cúpula mafiosa de un partido-Estado en el gobierno. El cumplimiento de todo sueño de la burguesía liberal y neoliberal, surgida de la Revolución Francesa: el regreso al feudalismo, pero con el reemplazo de la aristocracia terrateniente por una burguesía capitalista.

El papel de la Izquierda auténtica ante la situación actual

Es un deber de la Izquierda, no sólo ante el electorado popular que llevó el país a un cambio apócrifo en diciembre de 1998, y ante sus principios e ideales, sino en vistas de su propia supervivencia, en el plano político como una fuerza ideológica intacta y legítima. Y en cuanto a los individuos que, asociados en movimientos políticos, le dan cuerpo a la Izquierda, en el sentido más literal. ¿Qué se puede esperar de un gobierno de elite mafiosa, una vez atornillado irreversiblemente en el Poder? Más, ¿de una elite mafiosa llegado a concentrar todo Poder en sus manos, mediante el robo de los recursos destinados a la alimentación y la salud del pueblo? La pregunta era retórica, pero la respuesta que Ud. mi estimad@ lector(a) ya tuvo en mente, es la correcta: nada que desprecio, desprecio para el prójimo, desprecio de los seres humanos; y muerte, siempre que la muerte del prójimo garantizara los privilegios del poderoso. Eso ha sido la perversión del esclavismo antiguo y del feudalismo medieval. Eso ha sido la perversidad del fascismo italiano y del nacionalsocialismo alemán; el creer de poder volver a un orden político, económico y social no sólo clasista, sino de castas, donde una élite en el tope de la sociedad vive toda clase de privilegios, mientras que las masas producen plusvalía que esta élite absorbe en la totalidad. Un orden social esclavista, donde el pueblo no es más que la servidumbre impotente, la cual brinda su fuerza laboral, ni por un salario de utilización autodeterminada, sino a cambio de una caja CLAP y unos Cestatickets.

Es un deber de la Izquierda, la cual, sin entenderlo, ha sido aprovechada como el tonto útil para reclutar el voto popular para un proyecto fascistoide, mientras que aún se debía respetar el precepto del modelo del Estado burgués y su sistema de la democracia representativa. Ahora, llegado este proyecto (el cual dudo que coincide con las ideas originales de un Hugo Rafael Chávez Frías y con los deseos de su electorado un 6 de diciembre de 1998) a la dominación, la élite cree poder evitar las elecciones (como ya lo ha demostrado claramente con la suspensión de los comicios regionales y locales, o el manejo de un Derecho constitucional como es el asunto del referéndum revocatorio; sin que adoptaría por eso la posición de la oposición MUD) y no más depender del electorado y la opinión pública.

Ahora, sólo se requiere mantener el 2,5% de la población cómplice gracias a la corrupción que se le permite; tal como lo ha definido el estudio científico de la Stasi alemana oriental en su momento. Teoría aprobada en la praxis cubana a partir de 1968, y llegada a Venezuela, con la asesoría cubana, a un gobierno de Derecha endógena instalada en la dirección del Estado, desde el 14 de abril de 2002. La Izquierda, ante el peligro de su propia exterminación inminente, debe saltar su sombra y hacer todo lo que se puede hacer, para corregir su error de una alianza con el militarismo y el crimen organizado que llegó a unirse al militarismo, presentando sus cabilleros sindicales mafiosos de la cuarta república a Chávez como supuestos luchadores sociales, metiendo a ellos en las candidaturas del MVR y los cargos del Estado; dejando por fuera a todo revolucionario auténtico, que hoy hace la cola buscando como sobrevivir con un salario mínimo o comiéndose sus últimos restos de ahorros de un pasado cuando la moneda nacional aún permitía una vida casi digna. Y los miembros de la nueva élite, gastan cientos de miles de dólares norteamericanos por concepto de colocar anuncios en la prensa estadounidense, cada vez que uno de ellos es acusado de corrupto o de criminal, tratando de influir en la opinión pública y camuflarse nuevamente de revolucionario cualquiera. Como que un revolucionario cualquiera pudiera realizar semejantes gastos, y además en divisa.

Es un deber de la Izquierda, reconocer a sus errores y rectificar. Si el gobierno actual a la sociedad ha traído más miseria que incluso la cuarta república en sus momentos más oscuros, entonces la Izquierda no puede más sostener este gobierno. Tiene que dejarlo caer, o incluso, aportar a su caída. Si la democracia representativa burguesa ha sido reemplazada por una dictadura fascistoide de élite militarista hamponil, la Izquierda que aportó, involuntariamente, a que pudiera suceder esto, debe enfrentar la mafia en el poder, y hasta que rescatar a la democracia representativa burguesa, antes de que sea tarde para eso. Al menos, un orden democrático, aunque representativo y burgués, también a esta Izquierda brindaría la opción de reorganizarse, jugar un papel importante de oposición política y moral, hasta que se podrá reintentar empuñar la lucha revolucionaria desde una posición nuevamente fortalecida; lo cual en una sociedad con los niveles de pobreza que en este país existen (de nuevo) no va a costar ni mucho tiempo, ni esfuerzos descomunales. Pero sólo desde la supervivencia, habrá oportunidades de seguirse en tal lucha. Por ende, la Izquierda venezolana, en estos momentos, debe a la sociedad y a sí misma, que olvide sus resentimientos por lo sufrido durante la cuarta república, y tomar un papel de lucha por un fin del capítulo fracasado; en vez de esperar su propio final en el rol de un abogado del diablo.

La tarea de la oposición en estos momentos

La oposición MUD, también se encuentra en un callejón sin salida, si el proceso de relegitimización (es decir, de extinción) de los partidos políticos llegara a consumarse. Hasta ahora, la MUD (no sus integrantes) se han prestado para ganar tiempo para el gobierno mafioso y poder acercarse a su meta de convertirse en de facto partido único. Todo apunta a que sectores particulares dentro de la MUD; o mejor dicho, factores parciales dentro de su dirección (es decir, dentro de las cúpulas de los partidos que forman el afamado "G-4" [AD, PJ, UNT y Voluntad Popular]), a cambio de participación en el festín de la corruptela militarista-mafiosa boliburguesa, sabotearon los esfuerzos de la organización opositora de vencer al gobierno de Maduro, a lo largo de los últimos años.

Si el 1 de septiembre de 2016, la cúpula no hubiera mandado a las masas desesperadas a sus casas, el gobierno se hubiese encontrado contra la pared, a un muy corto plazo. Si la directiva G-4 de la MUD no hubiera negado un diálogo –no el de la mesa convocada por ex presidente foráneos, UNASUR pro Maduro y Vaticano jesuita, y con el gobierno militarista-mafioso, sino con la multitud de descontentos sectores chavistas– hubiese sido posible lograr el referéndum revocatorio el mismo año pasado. Realmente, la MUD, creada para liberar al país del régimen militarista-mafioso, ha sido el garante para el mismo de poder ganar el tiempo necesario para culminar el proceso de conversión en una dictadura. Ahora –si se llegara a celebrarse la extinción de los partidos minoritarios por medio del proceso de relegitimización prácticamente imposible, a pesar de la nueva estructura y definición de funcionamiento– en la MUD quedaría aún más un monopolio de oposición estrictamente antichavista, pero también antidemocrático por la falta de democracia interna y pluralismo de ideas. Con eso, eventualmente pudiera capitalizar cualquier desliz de la mafia-gobierno en la recta final hacia su objetivo, a favor de la élite en su cúpula no menos podrida que la del gobierno y el PSUV. El incremento de la presión internacional sobre el gobierno en las últimas semanas, hace cada vez más probable eso. Y también revela un claro apoyo de los Poderes foráneos a esta élite mudista, la cual representa a los intereses de la oligarquía nacional tradicional y está infestada por las representaciones de la Derecha transnacional como, por ejemplo, el Opus Dei. Es una competencia por el Poder entre sólo dos fuerzas, ambas aceptables para un mundo unipolar en vías al "new world order" (nuevo orden mundial) pregonado en su momento por George Herbert Walker Bush; o, como decimos aquí, Bush papá; y encontrado con frecuencia en las proyecciones a futuro por voceros de las organizaciones mundanas (sociedades secretas, partidos nacionalistas, entes mayores del sistema financiero internacional, entre otros) y eclesiásticas (Opus Dei, Compañía de Jesús, Consejo Mundial de Iglesias, Agencia Judía para Israel, etc.,), las más poderosas supranacionales en este mundo.

El estar tutelado por los representantes nacionales de intereses internacionales derechistas, no significa que toda la oposición antichavista fuera dirigida por intereses oligárquicos o foráneos. Hay mucha gente honesta en la MUD o los partidos que la integran, los que verdaderamente se preocupan por el futuro del país. Igual como en la Izquierda auténtica. Quizás reconocieron el peligro por las mafias asaltadoras del Estado, incluso, más temprano que los sectores izquierdistas hoy disidentes a la línea de un gobierno que defendieron hasta hace poco. En todo caso, su lucha es legítima; aunque siempre entorpecida por una cúpula cooperacionista a la cabeza de la MUD, como parece desde hace rato. Ante la amenaza de quedar sin registro de sus toldas, deberían luchar. La MUD no les va a ser un apoyo útil en la lucha necesaria para salvarse. Así, que estas toldas deberían pensar nuevas estrategias, con nuevas alianzas. Deben romper la polarización chavista-antichavista estricta. Deberían tantear el terreno y buscar alianzas con los partidos del GPP amenazados igualmente de desaparecer del parqué electoral. Deberían hacer lo necesario para salvarse, y si eso implicase romper con los paradigmas establecidos, de la polarización que redujo al escenario político por tanto tiempo a una polarización con de factoestatus bipartidista; más aún, en cuanto esta polarización y la unificación de fuerzas en la MUD no ha dejado avanzar en ningún punto temático a lo largo de años.

El país requiere del pluralismo de ideas. Requiere de partidos de ideologías variadas, como punto de salida para un debate sustancial en búsqueda de un nuevo consenso social apto de resolver la crisis y mantener la paz social. Necesitamos socialdemócratas, libertarios, liberales, nacional-liberales y conservadores, ya que cada ideología tiene algunos argumentos que pudieran ser de importancia en la construcción de un nuevo consenso. Reducir a la oposición a un solo argumento, el "contra Chávez va la cosa" de la MUD, es contraproducente. Lo mismo que vale para los partidos del GPP. No solamente basta con "estar con Chávez". Se requiere de las ideas proudhonistas, guillaumistas, mutualistas, anarquistas, trotskistas, marxistas-leninistas, maoístas, de Mariátegui, del movimiento continental Túpac Amaru, ecosocialistas, etc., pero sin los vicios de las pretensiones de unicidad e infalibilidad, tristemente típicos de la Izquierda del siglo pasado y, en especial, del marxismo-leninismo en tradición estalinista.

En ambos bandos de la actual polarización se cometieron los mismos errores: para no perder los favores (realmente, así podemos firmarlo ante la realidad visible, inexistentes) del aliado más poderoso en el mismo bando, los pequeños partidos se redujeron a sí mismos a débiles huestes, útiles para su señoría pero sin fuerza propia. Y ahora, que sus señorías no requieren más de sus servicios, se deshacen de ellos. La servidumbre nunca ha beneficiado a los sirvientes. Tampoco ahora. Siempre sale el sirviente explotado, y con frecuencia desechado cuando su fuerza ha disminuido, a raíz del desgaste que el servicio a la señoría implica. Eso no sólo valió en el campo medieval, sino también tiene validez en la política del siglo XXI. Los liderazgos de las toldas pequeñas en ambos lados, deben entender que su negocio no es buscar negocios y cargos tal migaja caída de la mesa del más fuerte. Su tarea es mantenerse a sí mismo, mantener en alto a sus propias ideas. Entonces van a aportar a la sociedad, y entonces la sociedad se les va a agradecer, a la par a su utilidad para la sociedad como un todo, plural y diversificada, pero siempre con necesidad de armonía para lograrse una convivencia en paz.

Del papel que deben jugar los partidos pequeños

En una democracia, los pequeños partidos son de importancia. Son la voz de las minorías, gracias a su diversidad de posiciones ideológicas. Son el factor que inclina la balanza en cuanto los grandes partidos ignoran a las necesidades populares, siguiendo sólo a su voluntad de Poder. La sociedad –al menos en nuestra época posmoderna– es un conjunto de minorías; no es un concierto de mayorías. Mayorías sólo existen en cuanto minorías se unen por una causa. Pero, donde los abogados de las minorías se hacen lacayos baratos de las élites con voluntad de Poder, las minorías quedan por fuera, sin abogacía, perdidas.

En el caso venezolano, dos élites con voluntad de Poder absorbieron a los pequeños partidos, cegados por las promesas de participación en el Poder. Ahora, las dos élites creen innecesarios por inútiles sus servicios, y los desechan. En esta situación, los pequeños partidos, en ambos bandos, deberían recordar su tarea verdadera y sus principios ignorados durante un largo rato, a causa del oportunismo de sus directivos. Deben sobrevivir. Deben hacer todo que puedan hacer para lograr su supervivencia. Y deben entender, que no es su urgencia participar en el Poder como tercero en discordia, sino que es su necesidad de ser. Nada más. Los pequeños partidos deciden, si Venezuela recuperará (para no decir, conquistará, por primera vez en su historia) las condiciones democráticas. Por ende, los partidos pequeños, en toda su diversidad y de ambos lados de la polarización chavista-antichavista, deberían unirse en la lucha contra el dictamen del CNE que les condena a la muerte. Olvidándose de sus diferencias ideológicas y dejando a un lado su antagonismo dentro de la polarización existente chavista-antichavista. Juntos, tal como es con la composición de la sociedad por minorías, serán mayoría en el escenario político. Su credibilidad, sufrida por la colaboración a una u otra élite durante estos años de la polarización chavista-antichavista, se restauraría, además, ante la opinión pública que ya les daba por perdidos al jugar los papeles de secuaces de las dos élites en competencia por el Poder absoluto y absolutista. Si ahora unen sus fuerzas, ignorando cada uno a la élite a la cual siguió por años, encargándose de sus propios negocios, van a poder reivindicar su derecho a la existencia propia. Y si todos los pequeños partidos sobreviven, el asalto al poder por las dos elites quedara infructuoso. Nuevas elecciones, con la participación de partidos pequeños independientes, llevara a muchos de estos partidos, renovada su autenticidad, a participar: no en el gobierno, sino en la oposición a quien sea quien sea quien ganara la carrera entre las dos élites traicioneras. Y, con eso, influirán en la construcción del futuro, como voces de la conciencia de un país compuesto por minorías incontables, las que hoy carecen de unos representantes.

Por lógica, la lucha mancomunada de los pequeños partidos por la abolición de un injusto proceso de relegitimización suya –es decir, de su extinción elegante bajo el pretexto del cumplimiento de la ley vigente– no debe parar al alcanzar esta primera meta. Para los pequeños partidos, más que para las dos elites dominantes, es indispensable que se celebren las elecciones regionales y locales, suspendidas por decisión arbitraria de una élite en el Poder, mientras que la otra élite no hizo lo que pudo hacer para reclamar tal decisión anticonstitucional en lo absoluto, por razones desconocidas hasta el momento. En estos comicios, los pequeños partidos, una vez logrado su subsistencia y recuperado su autenticidad, tienen mayores opciones que las representaciones de las dos poderosas élites, de conquistar al electorado, ya que la fuerza de las toldas menores yace en el contacto directo con las comunidades locales y regionales, más que en un peso general en el ámbito nacional. Con eso, su reivindicación como posición particular dentro un escenario pluralista quedaría justificado instantáneamente. La definición de los cargos locales y regionales, mucho más que las relaciones políticas nacionales, depende de temas particulares, en las cuales las ofertas plurales influyen en mayor grado. La legitimidad de los partidos pequeños, hoy cuestionada no solamente por el CNE, sino tras años de colaboración en uno de los dos polos a servicio de una u otra élite, quedaría obvia, al lograr hacerse algunos de estos partidos con el uno u otro cargo electo. Y las dos grandes organizaciones, afrontando la competencia pluralista, sin poder absorber lo mejor de sus potenciales en cuanto a candidatos posibles y fuerza de movilización entre las comunidades, quedarían reducidas a lo que son, es decir dos bandos de polarización dañina. Entonces habrá democracia. Y entonces habrá país, habrá patria verdadera; la de un pueblo unido por un consenso nacido del debate de las fuerzas plurales, no la de los laboratorios de propaganda y agencias publicitarias al servicio de las élites dominantes.

Y no hay que parar ahí. Tras lograr la persistencia de los partidos políticos pequeños y relegitimizar el pluralismo como concepto básico de una sociedad posmoderna, luego de reivindicar el derecho popular a definir su gobierno mediante el voto, los pequeños partidos, y no las grandes organizaciones instrumentos de las élites para asaltar el Poder absoluto, pudieran pensar bien la situación general, la que significa miseria para más de 82% de nuestro pueblo, y decidir acabar con este juego sucio de décadas, y unirse en una causa justa: acabar con un gobierno usurpador, el cual traicionó a sus aliados políticos y traicionó al pueblo. No para formar un nuevo bloque de Poder y su gobierno, sino para medirse, en condiciones justas, todos ellos en nuevas elecciones nacionales, bajo la lema que gane el mejor (visto por un pueblo soberano y digno, autodeterminador por medio de su participación).

Y a todos los compañeros [véase mi artículo "Queridos compañeros, no me gusta… que me digan camarada" publicado en el portal www.frontal27.com en la fecha 2 de febrero de 2017, ] que aún creen que se debe rechazar, contundentemente y siempre, la democracia representativa como punto de partida, quiero recordar que, desde ella, su lucha por una sociedad mejor pudiera seguir, pero que desde una dictadura que prohíbe su organización, esta lucha ya quedaría abolida. Aplaudo el cambio de posición que, provocado por la amenaza de exterminio por el CNE, ya se ve, por ejemplo, en los compañeros de REDES y el PCV, entre otros integrantes del GPP, en cuanto se declararon en desacato ante la exigencia del Poder Electoral. Aplaudo la decisión también tomada en las direcciones de varias toldas pertenecientes a la MUD, de no participar en este proceso de extinción del pluralismo político en el país. Pero, ¿hasta dónde, hay que preguntarles, si creen que pudieran llegar cada uno por sí mismo, en su resistencia solitaria? Reflexionen, y hagan lo que su conciencia les dicte y su necesidad les exige…

Palabras finales

No me queda mucha esperanza, al observar la inflexibilidad dentro de ambos bloques electorales de la polarización; pero aún mantengo un poco de ella. Y no quiero dar este hermoso país por perdido, antes de que no hubiera más alternativas a este callejón sin salida que es la confrontación chavista-antichavista, el festín de dos buitres sobre un cadáver. Todavía no es demasiado tarde para Venezuela. Todavía se puede recuperar el país por su propia fuerza. Todavía este pueblo puede rectificar, liberarse de las imposiciones y organizarse, como dice el principio fundamental del pensamiento socialista en las palabras de Pierre-Joseph Proudhon, en "asociación voluntaria". Y para eso, se requiere consenso, no polarización. Consenso que lleva a la paz, no división y odio. Venezuela es una sola y ya basta de enfrentarse hermano con hermano, mientras que las élites hacen su agosto.

La mancomunidad de los Venezolanos, representada por el pluralismo de sus ideas y definida por medio del debate de ellas, debe tomar la responsabilidad por su propio país y el futuro de su país. No debe ser dejado la decisión a ningún organismo internacional, ni a unas minorías nacionales particulares. Y menos debe esperarse que algún loco de afuera se cansara de tal minoría nacional, criminal e irrespetuosa, molesta para todo un mundo, y que viniera ese loco a resolver por los Venezolanos, lo que ellos no quisieron asumir. Porque tal loco, a la final, no pensaría en las necesidades de los Venezolanos, sino en las suyas. Y las necesidades de un loco, por lo común, son tan locas como él mismo es. Eso no le serviría a nadie aquí.

Con un cordial y solidario saludo, se despide de ustedes, estimados lectores, el autor de estas humildes reflexiones, para ir a hacer una cola, a ver qué venden y si hoy rindiera para comer…



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