El Socialismo en la Venezuela de hoy es una posibilidad real, una necesidad, un camino abierto y en construcción. En esta etapa de transición crecemos económicamente, de la forma convencional, y a la par abonamos el terreno de la socialización de los medios de producción y de la Conciencia del Deber Social.
En lo económico, por un lado avanzamos en la revisión de la ecuación básica del Producto Interno Bruto y sus variables Consumo, Inversión, Gasto Público y Balanza Comercial [PIB=C+I+G+(X-M)], en procura de un verdadero crecimiento donde se reduzca la explotación, con medios de producción colectivos, equidad, solidaridad, armonía y justicia.
También echamos mano de audaces medidas para erradicar las prácticas capital-feudalistas especulativas y acaparadoras de afán gangsteril por la ganancia, y concomitantemente nos orientamos hacia lo productivo, hacia la superación del modelo rentístico petrolero.
El Plan de la Patria consensúa nuestra acción revolucionaria. Chávez, nuestro líder, nos invita a “continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo, y con ello asegurar la mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad posible, para nuestro pueblo”.
Las estrategias son precisas y de obligatorio cumplimiento. No admiten extravíos, no comulgan con la ambigüedad. Debe arreciarse la conversión de los negocios estratégicos, de los medios de producción, a propiedad social y adicionalmente fortalecerse los esquemas de políticas fiscal, cambiaria y monetaria, en aras de asegurar una inversión estatal que arroje un resultado favorable de valor entre precios y costos.
En este afán es imprescindible empoderar al pueblo y con ello desarrollar nuestras fuerzas productivas, a los efectos de generar, sobre la base de la transformación acelerada de los elementos de la naturaleza con trabajo fructuoso en campos y fábricas, los bienes que necesitamos para nuestra subsistencia y la exportación a los mercados mundiales.
Que nuestro norte siga siendo el Sur. Que siga siendo crecimiento económico con conciencia e inclusión, con fomento de la propiedad social sobre los medios de producción, con elevados índices de abatimiento de la pobreza, con espiritualidad y altruismo, y con posibilidades ciertas de avanzar hacia la tan anhelada “sociedad de iguales”.
De esta manera, conscientes de la necesidad de redimir a los humildes, a los obreros, a los campesinos, con una economía fraterna que deseche las “armas melladas del capitalismo”, estaremos dando un gran salto hacia el Socialismo.