A Primera Vista

Repensar lo político

El replanteamiento de los vínculos entre subjetividad y política, la incursión en las diferencias irreductibles entre el cuerpo biopolítico y el cuerpo político, en el tejido multitud-cuerpo-potencia-poder constituyente, en el cual inscribir la reinvención del pueblo como modo de subjetivación política. Todo ello, traduce un serio esfuerzo por abrir cauces para comprender, por ejemplo, lo que se pone en juego en la construcción del imaginario que va dando forma a lo que llamamos movimientos sociales que conjugan resistencia e invención, en cuya comprensión radica, en buena parte, el desafío de repensar lo político.


La importancia y el valor que, para este desafío, tiene hacer intervenir el entrecruzamiento entre política y subjetividad, se vinculan fundamentalmente con el hecho de que tanto los dispositivos de poder como los de resistencia operan, no sólo construyendo imaginarios sociales, sino también sobre los cuerpos. En un sentido, produciendo cuerpos dóciles que actúan de manera rutinaria y con movimientos limitados y fragmentarios. En el otro, el de las resistencias, propiciando cuerpos capaces de percibir y desplegar las potencias que surgen con el estallido de sus luchas, de enfrentar las sutiles y no tan sutiles formas de dominio. Cuerpos que deliberan, cuerpos alegres en el accionar de sus potencias, en las libertades que se construyen con este accionar, siempre asediadas por los poderes instituidos, en los diversos espacios de lo social.

Porque, a fin de cuentas, de eso se trata, si entendemos que dicho debate, hoy, no puede hacerse al margen de la comprensión de las complejas condiciones que definen el capitalismo en su configuración actual, ni de lo que se pone en juego en la construcción de nuevas subjetividades políticas. Porque, entre las cuestiones que resultan insoslayables está, sin duda, la emergencia de otra pasión política, la pasión hecha cuerpo en sujetos que inventan sus formas de resistencia, organización y creación, que con su coraje y alegría rechazan mandar y ser mandados, desmantelando la lógica de dominantes y dominados, en lo cual radica una de las condiciones insoslayables para la transformación de lo dado.

Quizá no sea del todo inoportuno recordar aquí la noción de autonomía propuesta por C. Castoriadis, quien en su libro La exigencia revolucionaria, plantea que es un colectivo el que inviste la voluntad política de darse sus propias leyes, pues sus procesos y prácticas resultan incompatibles con los sistemas jerárquicos y representativos. Desde esta noción, la democracia directa basada en relaciones de horizontalidad, no sólo constituye formas de organización de colectivos, sino también, en lo fundamental, otro modo de construcción política y de cuerpos políticos.

Es esto lo que está en la base del poder constituyente de la multitud, en cuyo despliegue plural y singular también se despliegan transformaciones en los modos de pensar el mundo y de pensarnos a nosotros mismos, así como la posibilidad de imaginar una sociedad justa, de iguales, solidaria, y libertaria. Pero no como un ideal utópico sino como una idea fuerza inscrita en las resistencias cotidianas que inauguran modos de interrumpir las estrategias biopolíticas de dominación, visibles e invisibles, brutales e imperceptibles.

Que estos devenires no tengan que responder a nuestros propios anhelos libertarios, no desmiente su efectivo despliegue en la reinvención de la política, una apuesta que compartimos y vivimos con todos aquellos quienes, desde cualquier lugar del mundo, rechazamos la indecencia de lo que en el mundo impide a millones de seres humanos vivir una vida digna de ser vivida.

juanbarretoc@gmail.com


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Juan Barreto

Periodista. Ex-Alcalde Metropolitano de Caracas. Fundador y dirigente de REDES.

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