Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en: El capítulo XI de “El Capital” (III)

¿Qué ventajas proporciona la cooperación?

Hicimos hincapié  en que los muchos obreros que se complementan recíprocamente ejecuten un trabajo igual o de naturaleza similar, y lo hicimos porque esta forma del trabajo colectivo, la más simple, también desempeña un gran papel en la forma más desarrollada de la cooperación. Si el proceso de trabajo es complejo, la sola masa de los cooperadores permite distribuir las diversas operaciones entre diversos brazos y, por consiguiente, ejecutarlas simultáneamente y, con ello, reducir el tiempo de trabajo necesario para la producción del producto total.

En muchas ramas de la producción se dan momentos críticos, esto es, ciertos períodos, determinados por la naturaleza misma del proceso laboral, durante los cuales deben alcanzarse determinados resultados del trabajo. Si, pongamos por caso, hay que esquilar un rebaño de ovejas o segar cierta cantidad de hectáreas de trigo y cosechar el cereal, la cantidad y calidad del producto dependerán de que la operación comience y finalice en ciertos momentos. El espacio de tiempo que debe insumir el proceso de trabajo aquí está predeterminado, como lo está por ejemplo en la pesca del arenque. El individuo no puede extraer de un día más que una jornada laboral de, digamos, 12 horas, pero la cooperación de 100 obreros, por ejemplo, extiende una jornada de 12 horas convirtiéndola en jornada laboral de 1.200 horas. La brevedad del plazo en que se ejecuta el trabajo queda compensada  por la magnitud de la masa de trabajo lanzada, en el momento decisivo, al campo de la producción. El efecto producido a tiempo depende aquí de la aplicación simultánea de muchas jornadas laborales combinadas; el volumen del efecto útil depende del número de obreros, siempre menor, sin embargo, que la cantidad de trabajadores que actuando por separado efectuarían el mismo volumen de trabajo en el mismo espacio de tiempo. A la falta de esa cooperación se debe que año tras año se pierdan considerables cantidades de trigo en el Oeste norteamericano y grandes masas de algodón en las partes de las Indias Orientales donde la dominación inglesa ha destruido las viejas entidades comunitarias.

La cooperación permite, de una parte, extender el ámbito espacial del trabajo, y de ahí  que en ciertos procesos de trabajo vuelva necesaria la mera interconexión espacial del objeto de trabajo, como en los casos de la desecación de tierras, construcción de diques, obras de regadío, canales y carreteras, tendido de vías férreas, etc. De otra parte, brinda la posibilidad de restringir en lo espacial, conforme a la escala de la producción, el territorio en que la misma se desarrolla. Esta reducción del ámbito espacial del trabajo, que ocurre al mismo tiempo que se expande su campo de acción, con lo cual se economizan una serie de gastos varios, deriva de la aglomeración de los obreros, de la aproximación de diversos  procesos laborales y de la concentración de los medios de producción.

En comparación con una suma igual de jornadas individuales y aisladas de trabajo, la jornada laboral combinada produce una masa mayor de valor de uso y reduce, por ende, el tiempo de trabajo necesario para la producción de determinado efecto útil. En un caso dado, ya sea que la jornada laboral combinada obtenga esa fuerza productiva aumentada porque acrecienta la potencia mecánica del trabajo, o porque amplía el campo espacial de acción de este último, o porque reduce espacialmente el campo de producción en proporción a la escala de ésta, o porque en el momento crítico aplica mucho trabajo en poco tiempo, o porque estimula la emulación de los individuos y pone en tensión sus espíritus vitales, o porque imprime a las operaciones análogas de los muchos obreros el sello de lo continuo y polifacético, o porque ejecuta simultáneamente diversas operaciones, o porque economiza los medios de producción en virtud de su uso colectivo, o porque confiere al trabajo individual el carácter de trabajo social medio; en todas estas circunstancias la fuerza productiva específica de la jornada laboral combinada es fuerza productiva social del trabajo, o fuerza productiva del trabajo social. Surge de la cooperación misma. En la cooperación planificada con otros, el obrero se despoja de sus trabas individuales y desarrolla su capacidad en cuanto parte de un género.

Si los trabajadores en modo alguno pueden cooperar directamente entre sí  sin estar juntos y si su aglomeración en un espacio determinado es, por consiguiente, condición  de su cooperación, entonces, los asalariados no pueden cooperar sin que el mismo capital, el mismo capitalista, los emplee simultáneamente, esto es, adquiera a un mismo tiempo sus fuerzas de trabajo. De ahí que el valor total de estas fuerzas de trabajo o sea la suma de los salarios correspondientes a los obreros por el día, la semana, etc. deba estar reunido en el bolsillo del capitalista antes de que las fuerzas de trabajo mismas lo estén en el proceso de producción. Pagar a 300 obreros de una vez, aunque no sea más que por un día, requiere una mayor inversión de capital que pagar a unos pocos obreros, semana a semana, durante todo el año. El número de los obreros que cooperan, o la escala de la cooperación, dependerá por tanto, en un primer momento, de la magnitud del capital que el capitalista individual pueda desembolsar para adquirir fuerza de trabajo, esto es, del grado en que cada capitalista pueda disponer de los medios de subsistencia de muchos obreros.




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Nicolás Urdaneta Núñez


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