Ajustemos el precio de cada hora extra diaria

Hasta ahora, en materia de salarios ajustables al precio de la cesta básica, "nanai, nanai", como diría todo pendejo y víctima de esa subvaloración de su fuerza de trabajo[1]. El rezago entre salarios y valor de la cesta básica se ensancha sin piedad, a pesar de los innegables esfuerzos que hace el gobierno para paliar la inaguantable situación.

El mercado, por ahora, exhibe más fuerza destructora que el gobierno, fuerza reparadora.

Si algún personal burocrático aporta horas diarias extras es el policía de todas las Alcaldías, de todas las gobernaciones. También lo hacen los militares de todos los Comandos a nivel nacional. El personal ministerial de alto rango es campeón en esas labores extras incluidas las de los días feriados y de asueto general.

Los servidores de salud son otros grandes ligas en esa materia. Paradójicamente, pues, son los trabajadores de la empresa privada quienes prestan un mínimo de horas extras que, de paso, les están acotadas día a día.

Bien, todas esas horas extras diarias han sido mal pagadas, no tanto porque el salario normal sea bajo-que lo es- sino porque su cálculo valorativo ha sido falseado a voluntad de los patronos, y el Estado ha cogido cola en esa mala praxis para dichas horas extras.

14/10/2017 01:42:30 p.m.


[1] No confundir valor y precio del trabajo con valor y precio de la fuerza de trabajo. En su sutil diferencia descansa el concepto de plusvalía.

 



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Manuel C. Martínez


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