No soy el único que lo ve

Desde hace un tiempo vengo observando como la violencia callejera se viene incrementando de manera exponencial en la sociedad Venezolana . En la medida que ese fenómeno indeseable, se entroniza en nuestra nación. Casualmente en Colombia casi paralelamente, se desarrolla otra estrategia de orden aparentemente opuesto. La llamada “desmovilización paramilitar”. No voy a echar aquí el cuanto de cómo, cuando, donde por que y por quien nació esta organización, ya que su historia es conocida o se puede conseguir fácilmente documentación al respecto.

Desde el año 2000 en adelante, en la medida que una oposición política al gobierno legitimo, se enfrascó en una practica de violencia y odio en las calles del país. Casualmente en los barrios, pueblos , caseríos y urbanizaciones de clase media, se empezó a notar algo pasmoso y aberrante: la realización de crímenes con características fuera de lo común. Crímenes que se hacen con el objetivo de generar en la población asombro y desconcierto primeramente, pero que se siguieron cometiendo y rebasaron la capacidad de asombro de la población. Lo que originalmente se vio como perplejo, se repitió y repitió tanto que pasó a ser algo cotidiano; de comentario ligero, en tertulias y reuniones sociales.

Un vehículo sirve de vaso comunicante de este fenómeno. Los medios masivos de comunicación ( de toda índole). Se empezó a hablar de sicariato, de crímenes por encargo. Los paramilitares desplazados de Colombia, un grupo se asimilaron al ejercito regular de ese país, otro sector o grupos fueron traídos a Venezuela. Fíjese que digo traídos (no que vinieron). ¿el motivo? Reforzar la violencia intrasocial en el país, para implementar el proceso de colombianización. Detrás de todo esto está el factor droga, asociado a la oligarquía nacional y aupado por intereses de los Estados Unidos e Israel, quienes utilizando la experiencia de la oligarquía colombiana, pretenden instaurar aquí algo parecido, pero bajo la tutela imperial. Como decía, los medios de comunicación se encargan de publicitar y magnificar estos eventos. Sus titulares se redactan de manera que causen asombro en el lector. Inducen la psiquis de la gente a estar presto a defenderse. A implementar sistemas de seguridad y alarma, que muchas veces atentan hasta contra éllos mismos. Ven enemigos hasta en los cuerpos de policía. Todo mundo es sospechoso.

La droga penetra todos los sectores de la vida de la nación. En torno a ella, giran inmensos capitales, sus promotores son conocidos por el colectivo, pero gozan de impunidad. En las conversaciones de amigos o vecinos, todos opinan al respecto, los nombran bajito, les admiran los carrotes nuevos y las lujosas casas, pero bajito, muy quedo, no se arriesgan a que los escuchen, no vaya a ser que les manden un sicario a callarlos. ..

Esto da para mas. Pero el espacio se agota.

¿Qué hacer? Ante este panorama , es necesario, es urgente, que se acelere la organización social con fines específicos. La reserva militar habrá de jugar un papel importante en esta batalla. Deben prepararse cuadros confiables en inteligencia, con la finalidad de detectar las conchas o escondites de los paramilitares en el país ( no es paranoia). Aplicar castigo severo a los traficantes y consumidores de droga, tratar de recuperar a los que se pueda, a los que no, deben ser aislados y deben ser usados como escarmiento. Todos en nuestro vecindario sabemos quien es quien. Hasta el policía conoce al delincuente, entonces ¿ por que no hay represión?, ¿por que tanta impunidad?. Lo que hoy dejemos de hacer, mañana será mas difícil ejecutar. Hay que poner en practica políticas serias de prevención del delito o del vicio. Aquí también los cuadros de la reserva militar pueden jugar papel importante, previa preparación. Los consejos comunales ( los serios) también deben ser parte integral de esta solución. Deben tener facultad hasta de levantar expedientes a los funcionarios inoperantes y tener peso especifico en la sanción o expulsión del funcionario que no cumpla su responsabilidad.

Volviendo al tema del paramilitarismo y su peligro para Venezuela. Los tenemos hasta en el vecindario. Esto es una estrategia de invasión que se desarrolla lenta pero permanentemente. Los signos de violencia y crimen que estamos viviendo son un fuerte indicativo del peligro. Las otras formas de penetración con los estudiantes hijos de papá, la prensa internacional, son el trapo rojo para distraer la atención. Los cacareados derechos humanos, son la forma de atar de mano al estado para que no se defienda ni defienda al colectivo. Yo no estoy diciendo que se olviden esos otros frentes, solo quiero que se vea, lo grave del paramilitarismo, la droga que se consume en el país y la violencia publicitada y estimulada por los medios de comunicación privados y al servicio del imperio. Por favor apuremos la organización popular y démosle los instrumentos necesarios para que se defiendan los propios vecinos de la penetración criminal . es urgente muy urgente

javiermonagsmaita@yahoo.es


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Javier Monagas Maita


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