Letra desatada

Materia judicial de “arrastre”

La crueldad humana me impresiona, pero pocas tanto como la tortura. El conocer, por la vida y por historias leídas y contadas, lo que es capaz de hacer un ser humano cruel, contra otro ser humano indefenso, siempre me ha conmovido hondamente. Asombrado. Indignado. Los ejemplos sobran, y no es mi interés “torturarlos” recordándoles historias de muerte y desvergüenzas. “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes” dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Lo que sí es necesario explicitar, nuevamente, es que la razón, la principal, la que diferencia a la derecha de la izquierda, al capitalismo del socialismo, es el esfuerzo, la voluntad política que pongan los gobernantes en garantizar los derechos humanos fundamentales. Pero no la garantía de los gringos, líderes de la ultraderecha y derecha mundial, que “defienden” los derechos humanos de sus connacionales irrespetando los de libios, afganos o iraquíes, en nombre de la libertad y la justicia. En el sistema capitalista la tortura, las vejaciones, la crueldad y la degradación del ser humano es una política de Estado. Tanto que hacen cárceles, como Guantánamo, para poder irrespetar los derechos humanos “libremente”. No me refiero a ese sistema político. No me refiero, en definitiva, a la doble moral del imperio.

Me refiero sí, a la izquierda, al sistema político que se construye en Venezuela. Me refiero al sistema político en el que se construye el andamiaje para garantizar el derecho a la salud. Me refiero al sistema político en el que existe el derecho a la educación. Me refiero al sistema político en el que existe una estructura de distribución y producción de alimentos para los más pobres. Me refiero al sistema político en el que el deporte es una prioridad. Me refiero al sistema político en el que se garantiza el pago de pensiones y jubilaciones. Me refiero a la patria de Francisco Pacheco, Earle Herrera, Gustavo Pereira, y de María Chacín, por nombrar algunos.

En este país con el socialismo como sistema político no cabe la violación a los derechos humanos. “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. No caben las muertes de detenidos en calabozos. No cabe el oprobioso sistema carcelario en el que día a día miles de hombres y mujeres venezolanas sufren vejaciones y carencias. No cabe la corrupción judicial ni los ajusticiamientos ni el retardo procesal ni una fiscalía con fiscales con miles de casos que investigar ni un sistema carcelario en el que hay que pagar para preservar la vida. No caben los asesinos sin castigo. No es una política del Estado venezolano mantener este sistema judicial vergonzoso, pero es una materia que llevamos de “arrastre”.


mechacin@gmail.com
@mercedeschacin


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Mercedes Chacín


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