Pescador de Sueños

Historia Mundial de los Necios

Iniciemos esta historia de los necios recordando los memorables versos de Sor Juana Inés de la Cruz:“Hombres necios que acusáis/ a la mujer sin razón,/ sin ver que sois la ocasión/ de lo mismo que culpáis;/ si con ansias sin igual/ solicitáis su desdén,/ ¿por qué queréis que obren bien/ si las incitáis al mal?”

Así como las muñecas de trapo encontraron quien escribiera su historia secreta, y la infamia su historia universal, y las putas tristes su historia personal, así mismo -pienso yo- es justo que los necios encuentren quien escriba su historia mundial.

Necios encontramos por doquier a lo largo de toda la humana historia. Necio fue quien presumió saber y escribió que la Tierra era el centro del universo, y necio aquel que sostuvo que el hombre fue creado de barro, y más necio aún el otro que dijo que éramos descendientes del mono. Y necios todos los que les creyeron.

Hombres necios, insensatos e imprudentes, los que faltos de buen entendimiento, actúan movidos por la más grande sinrazón.

Hubo una vez un hombre muy necio, porfiado como él solo, que sacrificó toda su fortuna en el torpe empeño de endulzar el mar echándole azúcar.

Hubo otro, necio como el que más, que pregonaba la falsa idea de una posible civilización del amor. Más fácil le hubiese resultado hacer del infierno un espacio para vivir en armonía y muy amorosamente.

Y hubo otro, necio entre los necios, que se empeñó en ver el rostro humano del capitalismo. Y terminó como el otro necio que queriendo ver el rostro de Dios se fue a vivir en el eje imaginario de la Tierra, pretendiendo que allí lo encontraría.

Y hubo un necio, terrible necio, que partiendo de la muy civilizada idea de que unos seres humanos son mejores y superiores a otros, desató la guerra para aniquilar, saquear y someter a los que consideraba inferiores. A este gran necio le siguieron millones de imbéciles, necios de la mayor indignidad.

Ah, y hubo necios de peor calaña aun, necios que se vieron a sí mismos como especie de dioses vengadores, y despreciaban a las mujeres y las consideraban seres infames, dignas de las peores canalladas, y las quemaban vivas en las hogueras de la infamia, pues las acusaron de ser culpables de lo mismo que ellos incitaban.

Y hubo necios -de buenas intenciones, que también los hay- que queriendo construir un mundo de justicia e igualdad, dejaron viva la propiedad privada. No entendieron estos necios ingenuos que para conseguir buena cosecha necesario es arrancar la hierba mala.


ramiromen@gmail.com


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