Golpe noble a la Marina Mercante

Diez y seis años han transcurrido desde el fatídico para petrolero de diciembre de 2002. Todo el proceso organizativo y reivindicativo de los trabajadores de la marina mercante quedó truncado por la acción golpista llevada a cabo por los facciosos de la industria petrolera de aquel año.

Un porcentaje de los oficiales de la Marina Mercante, no despreciable, que prestaba sus servicios en los buques petroleros, quedó obnubilado, seguramente por algunos ofrecimientos que les hiciera la cúpula “meritocrática” de PDVSA y decidió el 5 de diciembre de ese año la paralización de su flota, con el objetivo de derrocar al Presidente Constitucional Hugo Chávez Frías.

Se puede aseverar, que la situación planteada por los meritocratas tuvieron un marcado carácter clasista, puesto que no hubo nunca un alzamiento popular contra la Revolución Bolivariana y que la acción de los oficiales de PDVSA estuvo Instigada por cierta parte de la cúpula de la Iglesia católica e impulsada por la aristocracia petrolera y la mayoría del empresariado.

Los propósitos religiosos y la coartada ideológica, como lo fue la batalla contra el comunismo, solo fueron disfraces con los cuales aliñaron la inmisericorde destrucción de nuestro emporio petrolero. Además, se impuso para tapar tantos destrozos y tanto sufrimiento de nuestro pueblo, una retórica hueca, de palabras tan enfáticas como vacías de significado.

El resto de los oficiales de la Marina Mercante fueron sorprendidos por su propio colegio, cuando la dirigencia del mismo, convirtió lo que era una convocatoria a la convención de oficiales el día 9 de diciembre, para dirimir el estatus electoral del colegio, en un aquelarre golpista, manipulado por personeros de partidos tradicionales y por excomunistas.

Ante el desarrollo de los acontecimientos que sorprendieron a nuestros organismos, los golpistas petroleros tomaron como bandera el buque tanque PILIN LEON y los oficiales lo esgrimían como su mascaron de proa, con el fin de derrocar el gobierno. Por otra parte, aunque de forma anormal, se fueron convocando oficiales patriotas por la necesidad que había de restablecer la sindéresis en el gremio y del aplastamiento de lo que el fascismo nos imponía.

No se daban cuenta los oficiales petroleros y la cúpula del Colegio de Oficiales que se aventuraron al apoyo de esa insurrección fascistoide, que pretendía arrancarnos las libertades conseguidas en materia legislativa del sector marítimo, que demolerían todas las estructuras de nuestras organizaciones, que se estaba arrasando con todo vestigio de organización democrática y que esto se sentiría con mayor encono y dureza en las relaciones de trabajo en el sector marítimo.

Para el 21 de diciembre de 2002 con la movilización del buque tanque Pilin León se cierra uno de los capítulos más bochornosos, dolorosos y de mayor impacto negativo en nuestra marina mercante.

La vuelta atrás en nuestra institución y en el mundo marítimo fue completa.

 

joserafaelmarval@gmail.com



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