La universidad y la anquilosada educación agrícola (I Parte)

La educación y universidad, surge a raíz de la profunda cristianización de los pueblos y las nuevas necesidades planteadas a los nacientes reinos europeos por la recta administración de los bienes, presionaron al poder civil y al espiritual. La educación universitaria basó su exigencia (calidad) en una educación supremática, relacionada en dos polos importantes. Por un lado el dogma de la religión (relegación de derecho) y por otro el naciente Imperio Romano Germánicos (Poder). Por lo tanto, existía la necesidad de rescatar los antiguos escritos y consignarlo, igualmente por escrito, las antiguas tradiciones jurídicas orales, propias de los pueblos nómadas iletrados. Los inicios de la universidad se presentan a la consideración histórica, como un intento de superar, en lo posible, la fuerte tutela que la Iglesia ejercía frente a los asuntos de este mundo. Es decir, surge una nueva forma de afrontar el proceso de aprendizaje y enseñanza en el contexto beligerante entre los poderes del clero y el Estado. La institución universitaria, a pesar de haber surgido con la modalidad de las organizaciones gremiales de los artesanos, en todas las latitudes mantiene un fuerte sabor clerical […] Aproximadamente 200 años antes de la llegada de los conquistadores y colonizadores europeos al Abya Yala, ya existían grandes y avanzadas civilizaciones con una estructura económica basada en la agricultura, que dejarían su más preciado testimonio de su existencia en tierra de plena madurez a la humanidad. Con el advenimiento de conquistadores y colonizadores, se impone la barbarie del brutal colonialismo en las diversas etnias y cultura de nuestros aborígenes; creándose así una crisis de nativos (clase dominada) y genocidas (clase dominante). Así transcurrieron los siglos XVI, XVII y XVIII, bajo un sistema de dominación política y cultural por parte de españoles; basado en campos de concentración, supresión cultural y explotación de la mano de obra. España mostró interés en fomentar la educación en sus colonias. Describiendo el contexto socio cultural político y económico del período colonial venezolano, el sistema económico estaba basado en la agricultura, fundamentalmente en una mano de obra esclavizada y a su vez descontenta que los motivó a la radicalización de oprimidos. En el año de 1721, la Corona otorga la autorización para fundar la Universidad de Caracas. La educación se fundamentaba en los principios aristotélicos que servían de soporte a toda la estructura ideológica de la iglesia. El pensamiento crítico estaba ausente. Los conocimientos impartidos eran absolutos. Era el año 1825, nuestro Libertador se hallaba en Magdalena, cerca de Lima; dirigía las instrucciones para la educación de su sobrino Fernando Bolívar: "Siendo muy difícil apreciar dónde termina el arte y principia la ciencia, si su inclinación lo decide a aprender algún arte u oficio yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos y abogados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores que son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar". Ya el Libertador Simón Bolívar, advertía para el empleo de la Nación, la necesidad de instaurar un sujeto integral de participación activa; reflexivo y responsable; competente y conducente para un mundo cambiante, donde se requiere periódicamente metamorfosear, actualizar las habilidades profesionales para la transformación cultural que demanda el desarrollo agroproductivo económico y social del país. En los documentos históricos de nuestra gesta emancipadora, legado para el estudio y comprensión de nuestra identidad nacional, recoge la empresa de emancipación y libertad de los pueblos de américa, de Simón Bolívar y Andrés Bello entre otro. El primero como político y estratega militar y el otro como educador. Desde la dimensión humana, estos empecinados denotan en sus obras, su inclinación a preservar el ambiente natural ante las secuelas del coloniaje como modelo político, económico y cultural de dominación, y que destruyen los bosques, la vegetación la biodiversidad, el aire, los suelos, la aguas en pro de un supuesto desarrollo que pone en tela de juicio el futuro de la humanidad. La Carta de Jamaica escrita por El Libertador, es sin lugar a duda una de sus más exponente obra de gran transcendencia facultativa de predecir el futuro de Hispanoamérica y en especial Venezuela como epicentro del fragor de la revolución por la independencia de la Abya Yala como en principio nuestros aborígenes, así la llamaron. Para el momento de escribir esta "Carta Profética", Venezuela se encontraba casi reducida a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa. En este contexto, El Libertador emite juicios certeros en cuanto al monopolio del imperio español; así como el comercio exclusivo sin industrias, manufacturas y sin producciones territoriales. El imperio les prohíbe a sus colonias españolas," producir cultivos de frutos provenientes de Europa", creando boicot a la producción agrícola en Hispanoamérica. En el corpus de la Carta, Simón Bolívar sentencia lo siguiente: […]"¿quiere usted saber cuál era nuestro destino? Los campos para cultivar el añil, la grana, el café, la caña, el cacao y el algodón; las llanuras solitarias para criar ganados, los desiertos para cazar las bestias feroces, las entrañas de la tierra para excavar el oro que no puede saciar a esa nación avarienta"[…]. Ya El Libertador avizoraba las luchas de clases intestinas que nos dejaría la independencia, entre terratenientes y caudillos. Después de la independencia y durante muchos años, la clase criolla mantuana en su definición de intereses y su conciencia de clase, se reacomodan para mantenerse en el poder y acceden a los privilegios del nuevo orden económico y social. Otro de los grandes manifiestos histórico de Simón Bolívar como defensor y protector de la sustentabilidad de los recursos naturales, es el Decreto de Chuquisaca, proclama que hizo en Bolivia en el año 1825. Las causas que motivaron la proclama del Decreto, fueron los daños causados por las devastaciones del imperio español al medio ambiente, principalmente a la explotación agrícola y ganadera, la deforestación de los bosques para la obtención de finas madera; erosión de los suelos en áreas mineras en búsqueda de oro, en cabeceras y riveras de ríos". A once años de la profética Carta de Jamaica y a un año del Decreto de Chuquisaca, Andrés Bello escribe Silva a la agricultura de la Zona Tórrida. En su composición poética de Bello, siempre está presente los motivos como: el patriotismo americano, la libertad política; la contemplación de la naturaleza propicia para la reflexión y estudio y otro, subyacen estos motivos en sus poemas. En la "Alocución a la Poesía" pretende enseñarle a los poetas jóvenes dónde buscar sus temas o motivos de inspiración: en la historia patria y en el paisaje americano. A la vez rinde homenaje a los grandes héroes de la independencia. En "La Agricultura de la Zona Tórrida", Bello entona un canto al trabajo creador, una exhortación al progreso y al dominio y aprovechamiento de la naturaleza. La revista "Arte de Leer Libros de Venezuela", perteneciente al Sistema Masivo de Revistas, publica un análisis de los profesores universitarios y ensayistas críticos de la literatura hispanoamericana, los andinos Oscar Sambrano Urdaneta y Domingo Miliani, titulado: "Fragmento de un comentario de la Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida"; y que a continuación transcribimos:

"Desde el comienzo de la Silva se pone en evidencia el intento de Bello para llamar la atención de los hispanoamericanos acerca de las posibilidades que tenían para desarrollar una próspera y variada agricultura, capaz de colocarlos en situación de producir lo necesario para el consumo de alimenticio. De modo más minucioso en el canto segundo, Bello enumera aquellas riquezas naturales con las que podía crearse un emporio agrícola. Culmina este "canto" con un cuadro relativo al banano, que Bello erige en símbolo de la fertilidad de las tierras tropicales (…). La voz de Bello se torna severa para criticar a quienes, teniendo unas tierras tan fértiles, prefieren llevar una existencia nociva en las ciudades, entregados a toda clase de vicios. En este canto pueden encontrarse dos rasgos muy señalados del Neoclasicismo. El primero se refiere al gusto del poema por la enseñanza, por la divulgación de un mensaje moral que permita "enseñar deleitando", como lo sugería Horacio. El segundo se refiere a la imitación de poetas latinos. (…). La guerra de independencia hispanoamericana había distanciado a muchos agricultores de sus campos de labranza, y los había convertido en soldados. Era necesario invitarlos a regresar a las actividades agrícolas y arrancarlos de la ociosidad ciudadana. Más provecho material y moral podía esperarse de quienes tenían las manos encallecidas por el arado, que de aquellos que vivían de pensiones y privilegios de veteranos de guerra. (…) El tema se contrapone a la censura de la existencia ociosa y corrompida del habitante de la ciudad (…) Era necesario ir al campo, no solo en actitud hedonista de gozar ante el paisaje, ni en busca de una vida personal más sana y virtuosa. En el canto quinto lo que Bello pide es que se vuelva a las tierras de labranzas, con ánimo templado y bien dispuesto para un ingente trabajo de reconstrucción material. El canto sexto es rico en contenidos ideológicos relacionados con las contingencias históricas por las que atravesaban los pueblos hispanoamericanos en la lucha por su liberación. Es también un certero avizoramiento del problema político y social que habrían de presentar aquellos caudillos que, concluida la independencia, se apropiarían del poder a sangre y fuego para satisfacer sus intereses personalistas".

Hoy más que nunca la Carta de Jamaica, el Decreto de Chuquisaca y la Poesía Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida, gozan de vigencia y aceptación ante los embates que atraviesa el ambiente y la producción agrícola venezolana; siendo Bolívar y Bello paladines de la sustentabilidad y cuidador de los recursos naturales en tiempos de independencia. Por una parte, Bolívar empecinado en solicitar cooperación internacional para llevar a cabo la empresa de emancipación de los pueblos; y por otra Bello nos invita a través de su instrucción de enseñanza a volver al campo a producir los alimentos necesarios para la satisfacción de nuestra ingestas de nutrientes y calorías; así como el aprovechamiento racional de nuestros recursos (naturales, sociales y económicos) que sustenten a las presentes y futuras generaciones. También nos ilustra a labrar nuestras tierras fértiles, creando una nueva economía productiva, menos depredadora y contaminante. Igualmente nos alecciona sobre el problema político y social, ante las pretensiones de quienes quieren "profanar el sagrado suelo de la Patria". (I/IV)

*Ollantay Sánchez C. Productor Agrícola. Delegado-Vocero principal de la Red de Productores Libres y Asociados del Asentamiento Campesino antiguo Safari de Margarita. Ingeniero Agrónomo, Magister en Ciencia Ambiental, Docente universitario. Militante del PSUV. ollantays@gmail.com



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Ollantay Sánchez Cedeño

Productor Agrícola. Delegado-Vocero principal de la Red de Productores Libres y Asociados del Asentamiento Campesino antiguo Safari de Margarita. Ingeniero Agrónomo, Magister en Ciencia Ambiental, Docente universitario. Militante del PSUV.

 ollantays@gmail.com

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