Nuestra tarea es retomar el camino del Sur

Comenzaremos abordando la necesidad de retomar la idea bolivariana dentro de América del Sur, asumiendo que hemos sido muy ingenuos al plantearnos la idea de construir un sistema socialista que fomente el desarrollo de nuestros pueblos, la autodeterminación y la soberanía, menospreciando al adversario y todo su poderío. De forma arrogante decidimos dejar de preocuparnos por la oposición interna e internacional adjudicándonos una victoria continental.

Pensar que el adversario de quedaría de brazos cruzados al ver el poderío de nuestra fuerza popular fue nuestro primer error. El segundo fue creer que nuestro liderazgo serviría para conducir un proceso eterno de revolución. Imaginar que nuestros lazos de amistad y las uniones regionales acabarían con el poderío hegemónico fue nuestro tercer error, pero el cuarto y último error fue, no escuchar a nuestro pueblo cuando este nos dio la confianza mientras estuvimos haciendo los puntos anteriormente mencionados. Y peor aun, fue no saber desarrollar una fuerza de relevo que permitiera la consolidación y continuación de los procesos emprendidos durante el inicio del nuevo milenio.

Para muchos, el nuevo milenio debió servir para darle nocaut a los intereses hegemónicos de Estados Unidos en la región, así como traer nuevos tiempo que perduraran poco más de 15 años. En algunos de nuestros países sucedió algo impensable, que nunca fuera sucedido si nos mantuviéramos dentro de los márgenes de la política del siglo XX. La confianza paso factura. Los líderes de cada nación con gobiernos de izquierda, comenzaron a ceder espacios hasta el punto de ceder hasta la posición de líder.

Todos estos líderes en una filosofía errada, decidieron intentar retirarse de sus cargos y servir de consultores, asesores o guías desde una posición oculta, desde las sombras, algo así como hizo el Comandante Fidel Castro Ruz. El liderazgo no es algo que nace en dos días, es necesario un período considerable que permita adquirir herramientas tecno-políticas, ideologías y de conciencia social. Aun así, es absurda la idea de retirarse de la política luego de haberle declarado la guerra a los gobiernos imperiales, en una creencia torpe de vivir la vejez tranquila.

Tal es el caso de Argentina y Ecuador, quienes en un acto de bondad y liderazgo delegaron lo único que no se delega, la responsabilidad de preservar y darle continuidad al proceso de cambio para la consolidación de la izquierda en el gobierno nacional. Daniel Scioli en Argentina y Lenin Moreno en Ecuador fueron los llamados a continuar la revolución ciudadana. Scioli tras una deprimente participación perdió la Presidencia de la Republica dándole paso a un gobierno empresarial liderado por Mauricio Macri. Moreno en Ecuador resultó ser el lobo vestido de oveja que el mismo Rafael Correa posicionó y apoyó para que ganara la presidencia de la república, quien posterior al triunfo decidió mostrar su verdadera cara, traicionando los ideales del partido político y entregándose a los intereses de las clases adineradas del país.

En Brasil pasaron tantas cosas que no sabemos a quién recriminar la torpeza política, por un lado tenemos a la Dilma Rouseff quien fue destituida de la presidencia por supuestamente maquillar las cuentas de la nación y atentar contra la ley de presupuestos (Motivo para el impeachment realizado por el Congreso), por el otro, tenemos a Dilma Rouseff nombrando de Micher Temer como Vicepresidente de la República, el cual fue el principal promotor de la destitución de Rouseff al presentar las supuestas pruebas de manipulación y maquillaje de cuentas ante el congreso federal. Una torpeza en toda su totalidad de parte de la dirigencia.

Uruguay y Bolivia por su parte, mantienen una posición serena, aunque no han permitido que la derecha asuma el poder, tampoco han hecho mucho por seguir promoviendo la unión y el fortalecimiento de los bloques de integración que por muchos años frenaron el avance de Estados Unidos en el continente. Cuba en una iniciativa de intentar realizar acercamientos con el Gobierno Estadounidense y poder ser librado del bloqueo económico y financiero que mantienen desde los años 60’, decidió abrirse a los inversionistas y aunque siguen siendo el bastión de la lucha revolucionaria en América latina y el Caribe, las condiciones luego de la partida física de Fidel Castro ha afectado al progreso de la isla, el apoyo no es igual y comienza a dar síntomas de un final de la etapa de los Castros quienes han de presentar el relevo en los próximos años.

Venezuela por su parte, intenta superar la perdida de Hugo Chávez quien aún permanece en la memoria y cotidianidad del ciudadano. Nicolás Maduro como presidente sucesor ha tenido muchas dificultades por mantener al país en las condiciones de la era Chávez. El petróleo como principal rubro de exportación ha perdido entre 60 y 70 dólares de valor, la producción descendió de 2,3 millones de barriles diarios a tan solo 1millon, la corrupción interna, la poca voluntad de muchos funcionarios que frenan y retrasan los procesos de desarrollo permiten encontrarnos actualmente en una Venezuela con una crisis sin precedentes. Adicional vemos a una Oposición apátrida que constantemente llama a la desestabilización, rebeldía y agresiones, condicionando un entorno hostil que, con la ayuda de los medios de comunicación, promueven una invasión por parte de las potencias mundiales. No extraña nada que sean los mismos personajes que han declarado la guerra económica a Venezuela, los cuales solo han utilizado la Asamblea Nacional para llaman a la intervención extranjera y al bloqueo financiero del país.

Muchas cosas que corregir pero aunque parezca alocado el comentario y algunos hasta se molesten, queda chavismo para rato. Las pasadas elecciones dieron a demostrar que aun con la manipulación mediática, los llamados a desencadenar hechos de violencia y a salir a guarimbear, el pueblo venezolano sigue viendo en la dirigencia Chavista el único medio por el cual salir de la crisis.

Lamentablemente, el cambio político del cual nos jactábamos hace unos quince años ya hoy no es real, ese giro a la izquierda dado en América, titular de muchas ediciones impresas de los periódicos más populares del continente, ha estado tomando otra vez el curso a la derecha. Cada vez somos más los ciudadanos que clamamos los gobiernos progresistas de izquierda pero cada vez son menos los gobiernos de izquierda en la región. Si la mente no me falla, el golpe de estado a Manuel Zelaya en Honduras, marcó el inicio de una época de guerra contra los dirigentes políticos izquierdistas, el cuál prosiguió con la muerte de Hugo Chávez. Este último evento dio paso a una arremetida por parte de los sectores de derecha en la región, quienes apoyado y financiados por Estados Unidos han ido arrebatando los espacios de poder que, el buen presidente Chávez y su enorme liderazgo regional había tomado.

Mercosur, ALBA, CELAC, PetroCaribe y Unasur se han convertido en simples bloques de discusión que no tienen fortaleza para dar frente a las pretensiones imperiales, es más, han sido tan penetradas que no me extrañaría la ruptura promovida por los presidentes empresariales y lacayos del sistema capitalista.

Tomando las palabras del Presidente Chávez, debemos entender que nuestra naturaleza es de Lucha, Batalla y Victoria. Fuimos nosotros los que hace 300 años mediante la estrategia de Bolívar, Sucre y San Martín expulsamos a los españoles de nuestras tierras. "No es tiempo de vivir de leyendas" decía Alí Primera pero tampoco debemos relegarnos a una figura de espectadores, nuestra principal tarea debe ser caracterizar la realidad actual de América del Sur, evaluar las debilidades propias y conocer las del enemigo, apoyar las voces de los ciudadanos que exigen la salida de esta agonizante etapa, mantener las calles calientes y en protestas por condiciones de vida superiores a las actuales y promover la unión nuevamente de las organizaciones sociales de base, el intercambio cultural y comercial para el fortalecimiento de la política regional.

No debemos pensar que la etapa de la izquierda en Suramérica ha culminado, atravesamos por una época de renovación, de caracterización de los errores y de modificación de las estrategias, de evaluación de los procesos y de formulación de nuevas ideas para el desarrollo cultural, industrial, educativo y tecnológico de nuestras naciones. Nuestro primordial objetivo en esta nueva etapa debe ser consolidar en los próximos años una región totalmente progresista, unida y fuerte desde la izquierda.

leinesker23@gmail.com



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