Pedagogía socioeconómica

Venezuela, de una economía de puertos a una economía productiva (I)

En el artículo Al fin pasamos a la ofensiva" de Raúl Bracho publicado recientemente, leemos: "...hay que hablarle al pueblo claro y convocarlo a ser parte de la lucha para tomar el poder económico que no será otra cosa que empezar a fabricar nuestras necesidades, empezar a producir en nuestras manos y no siendo obreros esclavos de sus empresas explotadoras. ¡Castigos ejemplares para quienes sean cómplices de los burgueses sean de la clase que sean!

Cuando se le hable claro al pueblo este entenderá. No se le puede decir al pueblo que no pasa nada porque aquí todas y todos sabemos que si está pasando algo. Todas y todos sabemos que cada día es un suplicio conseguir alimentos, medicinas, cosméticos, cabillas, repuestos, cauchos y un largo etc, etc. Hay que empoderar al pueblo en la producción, darle maquinaria y conocimiento, darle ideología que les permita entender y diferenciar entre capitalismo y socialismo, darle ética y compromiso social. Urgente.

Creo que lo subrayado y resaltado en negritas hay que sustentarlo reflexivamente. En lo esencial estoy de acuerdo con R. B., como todos y cada uno de quienes estamos convencidos de esa necesidad. Y te pregunto: ¿Cómo darle ideología, maquinarias, conocimiento...al pueblo? ¿Cuánto tiempo, qué procesos, qué mecanismos, qué estrategias debemos seguir para romper las estructuras mentales, laborales, culturales...para lograr el fulano empoderamiento? Chávez, antes de su partida, lo visualizó y así lo manifestó muchas veces, tanto en sus "Alo Presidente", como en la introducción al Plan de la Patria. Y quienes nos ocupamos profesionalmente de la investigación social, sabemos que la deformación estructural socioeconómica de la sociedad venezolana se labró desde el mismo momento de la entronización en el poder de Juan Vicente Gómez en 1908, agudizándose con los años en la medida que el país se hundía más y más en el rentismo petrolero. Ya en 1926 la renta petrolera deja atrás los ingresos de divisas que percibíamos por concepto de nuestras exportaciones no petroleras. Y la estructura demográfica comenzó una movilidad indetenible. Veámoslo en las siguientes cifras: En 1936 la población urbana en Venezuela alcanzaba 34,7% y la rural 65,3%; en 1941, 39.4 y 60.6% respectivamente; en 1950, 47.4 y 52,6%; en 1961, 62,1 y 37.)%; en 1981, 80,3 y 19,7%; en 1990, 84,1 y 15,9%; y finalmente, 2011, 94,66% y 5,34%. 

A lo anterior debemos agregar que la población económicamente activa (PEA) se movilizó, a lo largo de los años, así: en 1950, agricultura 43,2%; industria 16,0% y servicios 32,2%; en 1961, 33,1; 19,7 y 41,7% respectivamente; 1971, 21,1; 19,8 y 42,4; en 1981,  12,4; 23,4 y 51,2% respectivamente. 

Esa deformación estructural socioeconómica de Venezuela, unida a la desinversión progresiva en los sectores industriales, agropecuarios e agroindusriales del sector privado, complementado con el rezago de la ciencia y la tecnología en el campo, unido a la migración del "empresariado" a actividades relacionadas con el servicio  de importación de toda clase de bienes y servicios, con una progresiva exigencia de dólares generados por la renta petrolera, nos ha convertido en una "economía de puertos", ante lo cual el Estado se ha mostrado incapaz, ineficiente y débil para revertir progresivamente hacia actividades productivas. Las "ALIANZAS" con el sector privado productivo nacional tiene que adelantarse bajo premisas muy precisas, ya que éstos no estarán dispuestos a migrar sin garantías de privilegio que les garanticen ganancias por lo menos cercanas a las muy elevadas que ya por experiencia han acumulado en un período de unos treinta años. Las declaraciones groseras de Jorge Roig, Presidente de Fedecámaras no tienen otro objeto que ser efectistas para sus congéneres del parasitismo empresarial venezolano.

El proceso de transformación, en consecuencia, no tan sólo es muy difícil en el corto plazo, sino  imposible; los logros, así, sólo los veremos tímidamente en el mediano plazo (unos diez años), y de ser sostenidas estas políticas, muy plausibles, en unos quince a veinte años. El gran reto es poblar nuevamente el campo, alimentándolo con créditos, asistencia técnica sostenida y supervisada, renovación tecnológica y la aplicación de modelos productivos novedosos y adecuados a los nuevos tiempos, de tal manera que el progreso técnico sea una constante en ese proceso.

En un estudio reciente de *Nadesda Muñoz P. encontramos que   la cartera agrícola entre los cinco bancos  que otorgan mas agrocréditos se encuentran: Banco Mercantil y Banesco con  14%, seguidos del Banco de Venezuela 13%, Provincial 12% y por último el  Banco Agrícola de Venezuela del gobierno con un 11%. Según esto, el 89% de los créditos son aprobados por la banca privada

Más adelante, la misma investigadora agrega que: para el 2011, 36 mil 152 millones 894.766 de bolívares fueron aprobados en créditos para 7.224 personas naturales y jurídicas. Pero sólo 145  productores (el 2%) reciben el 60% de la cartera agrícola 21 mil 722 millones  345.072 bolívares, mientras 14 mil 430 millones 549.694 bolívares, el 40% de la  cartera es captada por el 98% del resto de productores (SUDEBAN, 2012).

Una vez más se ratifica la necesidad del gran capital por monopolizar no sólo las mejores tierras, el 55% de la propiedad territorial, también concentra el 60% de la cartera agrícola, requerimiento específico de capitales medios para ampliar la escala productiva y relanzar sus procesos de acumulación.

El investigador Manuel Sutherland, por su parte, añade que los créditos otorgados a los pequeños productores agrícolas son por lo general improductivos como consecuencia de la atrofia estructural del sector, por lo que recomienda la construcción de una Central Industrial Estatal que implemente políticas planificadas a nivel nacional que permita tecnologías de punta, abarate el costo de producción unitaria de los alimentos creando un inmenso agro-proletariado que se olvide de prácticas feudalistas con tufo pre-esclavistas como el trueque, el conuco, el minifundio (Sutherland, 2013).



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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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