Maquiavelo en América

1
Italia -la anárquica colección de principados, repúblicas y Estados pontificios que en el siglo XVI es Italia- es botín de toda Europa.

Españoles y franceses se adelantan en unificarse como Estados Modernos e intervienen con estruendosos ejércitos que saquean aldeas, violan doncellas y capturan papas. Los franceses de Carlos VIII subyugan Florencia, Nápoles, Roma, Milán; los españoles de Fernando el Católico se reparten con ellos el reino de Nápoles. César Borgia descuartiza la Romaña con los franceses; el emperador Maximiliano de Austria se coaliga con el Papa. Los italianos allanan el camino de los bárbaros debilitándose en riñas fratricidas. La orgullosa República de Florencia cae en poder del ejército de los banqueros Médicis.

2
Entre las víctimas está Nicolás Maquiavelo, un lúcido letrado de 43 años que alguna vez cumplió misiones diplomáticas para Florencia.

La invasión trunca su carrera.

Los Médicis encuentran su nombre en una lista de conspiradores, lo encarcelan, lo torturan, lo liberan más por desprecio que por convicción de su inocencia.

Sintiendo irrespirables los aires de su pequeña ciudad, en 1513 el letrado se refugia en L’ Albergaccio, su casa campestre en Percussina, cerca de San Casciano. Allí, tras pasar el día en discusiones banales con leñadores y molineros, oyendo en la hostería las noticias que traen los viajeros de Florencia, en las noches reviste sus hábitos de embajador, se sienta junto a sus amados libros y reflexiona sobre su patria.

3
Quien piensa en su patria piensa en el mundo; quien descifra su patria comprende el planeta. No cavila Maquiavelo sobre el Nuevo Mundo, pero ya en 1513 profetiza la ardua conquista y fácil dominación sobre los imperios centralizados de aztecas e incas al examinar la conquista del Asia por Alejandro, y el Estado del Turco. Sobre estos absolutismos, consigna en El Príncipe que “hay, en efecto, dificultad para conquistar el Estado”, ya que todos obedecen ciegamente al autócrata. “Pero, una vez vencido y derrotado en campo abierto de manera que no pueda rehacer sus ejércitos, ya no hay que temer sino a la familia del príncipe; y extinguida ésta, no queda nadie que signifique peligro, pues nadie goza de crédito en el pueblo, y como antes de la victoria el vencedor no podía esperar nada de los ministros del príncipe, nada debe temer después de ella” (Cap. IV).

4
No existe todavía Estados Unidos, pero ya Maquiavelo sentencia que les será casi imposible conquistar pueblos como los latinoamericanos, con lengua, idioma y costumbres distintos. Parece que escribiera sobre las intervenciones estadounidenses cuando dictamina: “Pero cuando se adquieren Estados en una provincia con idioma, costumbres y organización diferentes, surgen entonces las dificultades y se hace precisa mucha suerte y mucha habilidad para conservarlos; y uno de los mejores y más eficaces remedios sería que la persona que los adquiriera fuese a vivir en ellos. (...) Si en vez de las colonias se emplea la ocupación militar, el gasto es mucho mayor, porque el mantenimiento de la guardia absorbe las rentas del Estado, y la adquisición se convierte en pérdida, y, además, se perjudica e incomoda a todos con el frecuente cambio del alojamiento de las tropas. Incomodidad y perjuicio que todos sufren, y por los cuales todos se vuelven enemigos; y son enemigos que deben temerse, aun cuando permanezcan encerrados en sus casas. La ocupación militar es, pues, desde cualquier punto de vista, tan inútil como útiles son las colonias” (Cap. III).

5
El invasor con idioma, costumbres y organización diferentes será siempre odiado.

¿Cómo se hace amar el mandatario que lo resiste?: “Nunca sucedió que un príncipe nuevo desarmase a sus súbditos; por el contrario, los armó cada vez que los encontró desarmados. De este modo, las armas del pueblo se convirtieron en las del príncipe, los que recelaban se hicieron fieles, los fieles continuaron siéndolo, y los súbditos se hicieron partidarios. Pero, como no es posible armar a todos los súbditos, resultan favorecidos aquellos quienes el príncipe arma, y se puede vivir más tranquilo con respecto a los demás, por esta distinción, de que se reconocen deudores al príncipe, los primeros se consideran más obligados a él, los otros lo disculpan, comprendiendo que es preciso que gocen de más beneficios los que tienen más deberes y se exponen más peligros. Pero, cuando se los desarma, se empieza por ofenderlos, puesto que se les demuestra que, por cobardía o desconfianza, se tiene poca fe en su lealtad, y cualquiera de estas opiniones engendra odio contra el príncipe” (...). “Pero, en definitiva, no hay mejor fortaleza que el no ser odiado por el pueblo, porque, si el pueblo aborrece al príncipe, no lo salvarán todas las fortalezas que posea” (Cap. XX). El pueblo armado jamás será esclavizado.

6
Maquiavelo revela el secreto de la política:
“Nada hace tan estimable a un príncipe comolas grandes empresas y el ejemplo de raras virtudes” (Cap. XXI). Y la mayor empresa es engrandecer su patria unificándola.

Pues “Vedla como ruega a Dios que le envíe a alguien que la redima de esa crueldad e insolencia de los bárbaros. Vedla pronta y dispuesta a seguir una bandera mientras haya quien la empuñe (...). Es pues, necesario, organizar estas tropas para defenderse, con el valor italiano, de los extranjeros (...). No puedo expresar con cuánto amor, con cuánta sed de venganza, con cuánta obstinada fe, con cuánta ternura, con cuántas lágrimas sería recibido en todas las provincias que han sufrido el aluvión de los extranjeros.

¿Qué puertas se le cerrarían?
¿Qué pueblos negaríanle obediencia? ¿Qué envidias se le opondrían? (...). A todos repugna esta dominación de los bárbaros” (Cap. XXVI). Maquiavelo deja la pluma descorazonado.

Cree haber fundado sólo sobre el papel sus dos patrias: Italia, y la de la Ciencia Política. Pero gracias a ésta, Italia será por fin unificada, y también Nuestra América.


Quien piensa en su patria piensa en el mundo; quien descifra su patria comprende el planeta


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Luis Britto García

Escritor, historiador, ensayista y dramaturgo. http://luisbrittogarcia.blogspot.com

 brittoluis@gmail.com

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