Estrellas fugaces

Cuando estaba carajito, me la pasaba con mi hermano y primos por los ahora deforestados palmares de Calabozo, pescando pechitas en las torrenteras que se desataban en tiempo de lluvias. Mi tío Juan nos llevaba luego hasta un préstamo (laguna artificial), donde pasábamos el resto del día nadando a placer. Cerca quedaba su fundo llamado “La Gloria”, el cual era el comando central de muchas de nuestras travesuras.

En algunas noches despejadas observábamos el cielo, buscando las constelaciones de la Osa mayor y menor, la espectacular vista de nuestra Vía Láctea, alguno que otro meteorito dejando su haz de tiza en el pizarrón espacial y por supuesto viendo un puntito luminoso que pasaba corriendo entre las estrellas: El Sky Lab. Era un satélite enorme que habían puesto en órbita los yankis por 1973.

Un día mi Papá, quien era nuestro profesor ad honorem de Astronomía, nos dijo: Parece que el Sky Lab se está cayendo. ¿Se está cayendo? Gritamos todos presintiendo una nueva aventura. Pues si- continuó- su órbita está declinando y no se sabe en cual sitio caerá. Se especula que sea en tierra y como su trayectoria pasa por Venezuela, es posible que sea por aquí.

Durante casi un mes no hablábamos de otra cosa que de ese bicho que estaba por caer de platanazo. Hasta que un buen día lo hizo por los lados de Australia, más lejos que el carajo. El pelotón de guerrilleros infantiles anduvo decepcionado varios días; vainas de muchachos.

Por aquella época, por los caminos sabaneros brincamos más charcos que CAP y no sabíamos si LHC arreglaría algo, pero eran días felices de una banda de primo hermanos que ignorábamos las desgracias que ya sacudían la Patria; vainas de políticos de la cuarta.

Con el posicionamiento final de nuestro satélite Simón Bolívar, manejado por nuestros vergatarios técnicos espaciales (pregúntenle a los chinos), la oposición acusa recibo de güirinei y tres cuartas sin vaselina encuestológica. Ya quisieran ellos subir en ellas impulsados por el cohete Larga Marcha 3B y encaramarse en lo más alto del podio electoral, pero que va,”me caí de una nube que andaba…”, sírvanles otro whisky on the rock-et.

Esta vez, en el pizarrón de sufragios veremos las estrellas fugaces de la oposición palo abajo en caída libre, incinerados por la fricción con la voluntad popular. Eso sí, esta vez somos un equipo organizado y disciplinado que no ignora a quien enfrenta y que se sacará el clavo del pasado Diciembre, para mortificación suprema de los anhelantes frotadores de manos y los ululantes tránsfugas de la abstención.

Y compa, si usted llega a ver un cohete saliendo del Zulia, ese es la Piro Piro, que va pirado, fugándose con el mollejero de cobres que se robó “filosofando”. Plomo al ala pa´que no huya. Pero que caiga aquí.

pladel@cantv.net


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Plácido R. Delgado


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