¿Indígenas brasileños en peligro de extinción?.

Desde la década de 1960 el gobierno de Brasil ha creado reservas indígenas en la región amazónica hasta abarcar el 12% del territorio nacional contribuyendo a un cambio sorprendente: El incremento de indígenas por primera vez en los últimos 500 años. Se calcula que en total su número asciende a unos 300 mil, minúscula cantidad comparada con la población de 1500 calculada en aproximadamente 4 millones.

En el estado brasileño de Mato Grosso se encuentra el parque nacional de Xingú, 27 mil kilómetros con unos 3600 indígenas de 14 tribus, exuberante isla verde rodeada de vegetación calcinada y deforestación por las madereras o por ganaderos que las han convertido en pasto para alimentar miles de cabezas de ganado que rodean la reserva. Tierras que albergan valiosísimos recursos naturales y minerales. El subsuelo de lo que se conoce como el Amazonas legal comprende nueve estados del norte y centro oeste del país, esconde oro, platino, hierro, plomo y diamantes por un valor de un billón de dólares y eso lo saben los norteamericanos. Como cerca del 98% de las tierras indígenas se encuentran en esta región la exploración ilegal es ya una realidad en muchos de estos territorios. La historia demuestra que los indígenas siempre han salido perdiendo en sus tratos con el hombre blanco. Cambiaron oro por espejitos y otras baratijas por palo Brasil anteriormente y tuvieron que huir a lo mas recóndito de la selva para no ser esclavizados o asesinados, hoy lo hacen por la evangelización de las nuevas tribus, licor, dinero o prostitución, pero ya no tienen adonde ir. Muchos utilizan la tecnología de nuestra era: aviones, lanchas, y teléfonos celulares y solo el tiempo dirá si son capaces de enfrentar los retos del siglo XXI.

En 1970, el gobierno de Brasil puso en marcha un plan de integración que incluía la construcción de carreteras para unir las áreas apartadas del Amazonas con el resto del país, estas vías atravesaron territorios indígenas exponiendo a sus habitantes a lo de 1500 con los portugueses, avaricia y enfermedades graves. Los Paraná una gran tribu diezmada por la guerra y la esclavitud en los siglos XVIII y XIX, unos cuantos de ellos huyeron y se asentaron en la espesa selva del norte del estado de Mato Grosso, la carretera Cuiaba-Santarem paso por sus tierras. El contacto con el hombre blanco tuvo fatales repercusiones. En 1975 quedaban solo 85 indígenas. Los Paraná fueron trasladados al parque nacional de Xingú, por no encontrar un hábitat semejante al que habían dejado regresaron a sus tierras. El 1 de noviembre de 1996 el ministro de justicia brasileño declaro territorio indígena permanente un espacio de 495000 hectáreas supuestamente salvándolos de su extinción.

Cuando Portugal reclamo Brasil en 1500, las tres primeras décadas del siglo XVI los intereses coloniales se centraron en la obtención del palo Brasil, árbol del que se extrae una tintura rojiza, su madera que da el nombre Brasil era muy apreciado en la Europa de esa época de modo que los europeos intercambiaron engaños por troncos. Al pasar el tiempo se descubrió que la caña de azúcar se daba bien en el clima brasileño pero se necesitaba mucha mano de obra y eso no era ningún problema, solo había que aumentar la producción de esclavos ya que tenían abundante mano de obra nativa. Valiéndose de los curas de varias religiones convencieron a los indígenas que se trasladaran cerca de las aldeas portuguesas usándolos para el trabajo y la defensa de la colonia de franceses y holandeses que querían apoderarse de Brasil dividiendo a la población indígena aun más. En resumen la industria azucarera convirtió a la colonia en una empresa lucrativa, dos siglos después se lo conocería como capitalismo, ya que la industria dependía de los esclavos de las naciones pobres.

Los indígenas fueron las principales victimas de las guerras entre potencias coloniales que querían apoderarse de Brasil, Francia y Holanda trataron de arrebatarle a Portugal el apoyo de los indígenas, estos vieron una oportunidad para vengarse de sus enemigos tribales sin percatarse que la verdadera intención era adueñarse de las tierras. El 10 de noviembre de 1555 Nicholas de Villagaignon noble francés llego a la bahía de Guanabara, la actual Rio de Janeiro aliándose con la tribu de los tomoios construyendo un fortín. Los portugueses llevaron indios tupinamba desde Bahía y en el mes de marzo de 1560 atacaron, los franceses huyeron pero continuaron comerciando con los tamoios e incitrandolos a atentar contra los portugueses. En varios enfrentamientos los tamoios fueron aniquilados, 10000 murieron y 20000 fueron hechos esclavos.

Hasta la llegada de los portugueses los indios gozaban de buena salud, pero no eran inmunes a las enfermedades africanas ni a las europeas, factor que probablemente influyo como ningún otro, para empujarles al borde de la extinción. En las crónicas portuguesas abundan las referencias a terribles enfermedades que diezmaron la población nativa. En 1561 una plaga de viruela azoto Portugal y se propago hasta América. El jesuita Leonardo do Vale, describió los horrores de loa epidemia en Brasil en una carta fechada el 12 de mayo de 1563. “Era un tipo de plaga tan repugnante y maloliente que nadie soportaba el hedor que emanaba. Por esta razón muchos perecieron abandonados, consumidos por los gusanos en las pústulas.” La mezcla entre razas también contribuyo a que desaparecieran muchas tribus dice el libro (el oro rojo, la conquista de los indígenas brasileños) Era una muestra de hospitalidad ofrecer a sus mujeres, a menudo sus propias hijas a los extranjeros. Cuando los primeros jesuitas llegaron a Brasil en 1549, se escandalizaron cuando los colonos vivían con algunas indígenas. Las guerras, las pestes, las uniones interracial es, esclavizaron o asesinaron a unos dos millones de indígenas en los estados de Maranhao y Para en el bajo Amazonas. A mediados del siglo XVIII la región Amazónica había perdido casi la totalidad de la población nativa.

En el siglo XIX y durante el siglo XX las tribus que aun quedaban conocieron al hombre blanco. El descubrimiento en 1839 de la vulcanización por parte de Charles Goodyear y el invento de los neumáticos desataron la llamada fiebre del caucho. Miles de traficantes llegaron al Amazonas por el caucho bruto, época de inhumana esclavitud para los nativos, lo que afecto más aun su población. Hoy por irónico e indigno que parezca las reservas no solo son naturales también son humanas y sirven para preservar la vida.


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Raúl Crespo.


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