El Enterprise de Obama Kirk

Meses después del golpe de abril de 2002, escribí un artículo intitulado “El Enterprise”, publicado en rebelión.org, para divertirme un rato sobre el orden mundial que para ese entonces soñaba mucha gente tocada, sin saberlo, por el consenso de Washington, y que protagonizaba la lucha contra un gobierno que para ese entonces ofrecía como fuente de maldad ser feo y ordinario. En resumen, el artículo versó sobre los arquetipos de nacionalidades que norteamérica forjaba durante los años 60 para un futuro sin obstáculos.

Así, encontramos que la Teniente Uhura, la afrodescendiente, y Scotie, el europeo, el japonés Sulu y el ¿posible ruso? Chejov, se encontraban en la base más baja de los tipos de confianza. Más arriba en los niveles de importancia estaba McCoy, símbolo de la inmigración irlandesa y grupo importante de este “reconocimiento” de la democracia gringa de esos tiempos. Ningún latino por ahí, por supuesto. Esos sólo aparecerían si se requerían malos sin color definido.

Obviamente, el capitán de la nave sólo podía ser un norteamericano de Iowa (sin contar con nombres judaicos como suelen abundar ahora entre los protagonistas de series y películas). ¿Quién podía superar al intrépido Kirk? Sólo un extraterrestre: el Señor Spock, Primer oficial, científico y alto pana de Kirk; casi su psiquiatra. ¿Qué ha sido del mundo latinoamericano desde la mitad del siglo XX, luego de la hegemonía estética y cultural norteamericana? Casi que una búsqueda continua del “sueño americano” que dibujó excelentemente el Enterprise: la concreción de pueblos sin historia arrimados al saber yanqui, sometidos al regio dominio de norteamericanos, sabedores de una intuición en el aire de que por encima de ellos no hay sino lo excelso de los extraterrestres.

He aquí que los defensores de Obama de la actualidad se arriman al capitán Kirk y a su equipo de nacionalidades sometidas, confiando en las recomendaciones de extraterrestres. El problema es el escenario que maneja el nuevo Capitán Kirk: resulta que él es negro, el japonés resultó ser un norcoreano rebelde, los rusos no son tan técnicos sino políticos, los irlandeses andan buscando su independencia y no son sólo unos borrachos; las negras no sólo son cantantes y TSU en telecomunicaciones, sino personas con dignidad; los árabes dejaron de ser negociantes del espacio para ser tangibles personajes; y los latinos dejaron de ser la nada y salieron del traspatio del Imperio para cobrar personalidad. ¡Qué problema, Sr. Spock!

 

saracolinavilleg@gmail.com



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Carolina Villegas

Investigadora. Especialista en educación universitaria

 saracolinavilleg@gmail.com

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