Historiador británico John Lynch destaca el liderazgo político, militar e intelectual de Bolívar

Londres, 21 jun (EFE).- El historiador británico John Lynch no duda en destacar la capacidad de liderazgo, no sólo político y militar sino también intelectual, de Simón Bolívar, al que acaba de dedicar una biografía.

En una entrevista con Efe, el ex director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres, explica que escribió el libro a petición de la Yale University Press.

El autor de "Las Revoluciones Hispanoamericanas, 1806-1826" señala que la editorial anglosajona consideró oportuna la aparición de una nueva biografía sobre el Libertador, cuya figura ha cobrado nueva actualidad por su politización en Venezuela y otros países.

Preguntado por los aspectos de la personalidad de Bolívar que más le han interesado, Lynch apunta sin dudar sus "cualidades de líder".

Entre otros escollos que tuvo que superar, menciona la superioridad del poderío naval español, la estructura social, las relaciones entre las razas, la creación de una fuerza militar de liberación nacional y los problemas con la Iglesia católica.

Lynch se dice especialmente interesado por el liderazgo intelectual que demostró también el Libertador, a quien califica de "intelectualmente superior" al resto de los héroes de la independencia hispanoamericana.

Bolívar supo "identificar las raíces de los problemas de la América española y la forma de ganar la guerra", señala el biógrafo, que no oculta tampoco su admiración por el modo en que aquél "justifica intelectualmente" sus acciones frente al poder colonial.

Inspirado por la Ilustración europea y defensor de las libertades individuales, llegó, sin embargo, más lejos porque tenía que justificar "la liberación de un país del gobierno colonial, algo que no interesaba a gentes como Voltaire o Diderot", explica Lynch.

Preguntado por sus relaciones con Francisco de Miranda, el historiador británico afirma que "había entre ambos una gran afinidad intelectual".

Miranda se adelantó incluso a Bolívar "en la idea de la unidad de la América española", señala Lynch, según el cual el primero se había inspirado también en los ideales de la Ilustración aunque tenía una "mentalidad más secular".

Miranda "era deísta, mientras que Bolívar nunca renunció a su fe católica ortodoxa", explica.

Ambos eran además reformistas: "creían en las reformas económicas y sociales, pero no en una revolución social, en el gobierno para el pueblo, pero no por el pueblo".

Esa afinidad intelectual no impidió, sin embargo, la ruptura final entre ambos: Bolívar criticó a Miranda por su supuesta "ineficacia" y "cobardía" como jefe militar al capitular frente al realista Domingo de Monteverde y le entregó como "traidor" a los españoles.

Lynch considera que Bolívar se equivocó porque, dice, hay pruebas de que Miranda había llevado a cabo tan sólo una retirada táctica para seguir la lucha más adelante porque estaba en comunicación con Cartagena, "donde había un movimiento de resistencia".

Entre las páginas más apasionantes del libro están las dedicadas a los últimos días de Bolívar, en un capítulo que titula "El Viaje de la Desilusión", y a preguntas de EFE, Lynch dice haber leído "El General en su Laberinto", de Gabriel García Márquez, que trata precisamente de ese viaje desde Bogotá a la costa caribeña.

Sin embargo, no comparte la interpretación del novelista de que la frase de Bolívar sobre cómo salir del laberinto cuando se le presiona para recibir los últimos ritos refleje su escepticismo religioso y señala que para él significan que el Libertador se resiste a aceptar que sea el final de la tarea que se ha impuesto.

Lynch se muestra, por otro lado, crítico con la apropiación de la figura de Bolívar por algunos políticos latinoamericanos actuales como el venezolano Hugo Chávez y dice que aquél no fue nunca "un revolucionario social" aunque fuese partidario de la liberación de los esclavos y la mejora de la vida de indios y mestizos.

Bolívar tuvo además gran cuidado de no enfrentarse a la opinión internacional y sobre todo a Gran Bretaña, país del que esperaba no sólo comercio, sino también voluntarios para su lucha de liberación.

"La única relación posible entre Chávez y Bolívar es la propuesta, por otro lado muy discutida en su día, de una presidencia vitalicia y el derecho del presidente a nombrar a un sucesor", algo que ha tentado desde entonces a muchos políticos latinoamericanos, señala Lynch.



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