Entrevista

Alina López Hernández: “En Cuba vivimos la crisis más grande de todo el periodo posterior a 1959”

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Alina Bárbara López Hernández

Alina Bárbara López Hernández

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07-05-23.-Conversamos con Alina López Hernández. Ella es historiadora, marxista y una reconocida intelectual que ha escrito sobre distintos temas, ensayos, artículos, trabajos sobre la realidad en Cuba desde un punto de vista crítico, desde el punto de vista de izquierda. Además, hasta hace poco fue coordinadora de La Joven Cuba. Alina recientemente ha sufrido persecución y hostigamiento por sus posiciones políticas y por protestar de manera pacífica en su ciudad, Matanzas, demandando la libertad de los presos políticos detenidos por las protestas del 11 y 12 de julio y el cese del hostigamiento a las personas que ejercen su libertad de expresión, como ha sido el caso por ejemplo de Jorge Fernández Era, intelectual y humorista. En esta entrevista profundiza sobre la situación actual en Cuba, el momento económico, el aumento de la desigualdad social, la opresión política; asimismo nos comenta sobre el pensamiento y la figura de Trotsky en Cuba, entre muchas otras cuestiones. Se trata de una rica conversación, de sumo interés para nuestros lectores en América Latina y otras partes del mundo, a sabiendas de que lo que acontezca en Cuba tiene grandes repercusiones en nuestra región y más allá.

Lo primero que le queríamos preguntar refiere al panorama general que se vive en Cuba después de las movilizaciones de protesta que se sucedieron en julio del 2021. ¿Cómo está la situación política y económica desde entonces y cuál es la relación entre el incremento de la desigualdad social y económica que ustedes viven cotidianamente en Cuba?, ¿cuál es la relación entre esto y la opresión política, la persecución y el ahogamiento de las libertades democráticas?

Indudablemente, lo ocurrido el 11 de julio fue una catarsis, un estallido social motivado por una serie de factores, algunos que se incubaban desde mucho antes y otros que se dieron en muy corto tiempo. Entre estos últimos estuvo la situación de la pandemia, que sabemos que en todos los países afectó muchísimo, más en uno como Cuba, con tantas deudas históricas en renovar su economía, en cambiar muchísimas cosas, en reformarse; un país con enormes recortes, desde el gobierno de Raúl Castro sobre todo, en las inversiones en la Salud Pública, que fuera por mucho tiempo referente para la región y el mundo. Aun así se pudo lograr varias vacunas para proteger a la población, pero demostró el colapso del sistema sanitario, la falta de medicamentos e insumos básicos en el sector. Las medidas coercitivas del gobierno de Donald Trump también habían afectado mucho en ese período, al disminuir los viajes a Cuba, los aeropuertos de entrada de aviones provenientes de Estados Unidos, el cierre de las vías para hacer llegar remesas a la Isla de familiares residentes en aquella nación, entre otras restricciones.

Sin embargo, voy a hacer énfasis en el paquete de medidas conocido como Tarea Ordenamiento, que fue una reforma general de precios y salarios que implementó el gobierno cubano a partir del 1ro de enero de 2021. Este paquetazo aparentemente elevó los salarios de los trabajadores pero en la práctica, por el momento en que se realizó, el mal diseño de la medida en sí misma y la mala implementación, lo que ha provocado es una inflación de tal magnitud que volvió a dejar caer, diría yo, a un nivel mucho más bajo los salarios. Entonces fue una tormenta perfecta. El Gobierno siempre ha querido justificar lo ocurrido el 11 de julio, primero con una narrativa que lo presenta como el resultado de una influencia extranjera, como algo que se coordinó desde fuera de Cuba, para no reconocer la responsabilidad real e histórica que tiene en esto la dirigencia cubana.

No obstante, pensar que los problemas de Cuba se debieron solo a esa coyuntura, a ese periodo, es también un error. En Cuba se viene de un proceso de acumulación de graves problemas desde antes de la caída del campo socialista europeo, hace treinta y tantos años la economía cubana no fue capaz de ubicarse y no solo la economía, las transformaciones políticas que debieron ocurrir para que algo así no acaeciera en Cuba no sucedieron. O sea, el Partido Comunista de Cuba hace una lectura política equivocada de lo que ha pasado en Europa, intenta seguir apelando a que la gente apoye las conquistas reales que hubo en un momento determinado de la revolución en las primeras décadas, pero, a partir sobre todo del ‘93 en adelante, comienzan diferentes periodos en los cuales las políticas públicas fueron recortando esa relación entre el Estado y la ciudadanía, entre el Estado y la población –como gusta decirse aquí por los funcionarios–, y fueron recargando en las espaldas de la gente, de los trabajadores, los déficits que tenían.

Esto se hace mucho más intenso con la salida de Fidel del Gobierno por motivos de salud y la asunción de Raúl, que anunció un proceso de reformas que al final de la historia fue muy lento, demorado, nunca llegó a alcanzar resultados constatables, pero en lo que sí fue rápido fue en dos decisiones. La primera, en apresurarse a establecer mecanismos para negociar la deuda externa de Cuba con los grupos de acreedores, y, por supuesto, en comenzar a pagar. Y ese costo de la deuda tenía que recaer en las espaldas de alguien y, por supuesto, recayó en las espaldas del pueblo. Desde el 2009 en adelante en Cuba hubo un enorme recorte de más del 61 % de la seguridad social, el Estado transfirió a las familias su responsabilidad en esto, y lo que ocurre es que muchas familias ya estaban muy empobrecidas. Se dejó de invertir en la vivienda, se dejó de invertir en sectores que, hasta ese momento con el Gobierno de Fidel, habían sido básicos, por ejemplo, salud y educación. Tampoco se hicieron inversiones de impontancia en la agricultura, la industria básica, la infraestructura. La segunda es que se dejó de invertir en la agricultura, se acentuó el desmontaje de la industria azucarera, que sí venía del 2002, cuando todavía estaba Fidel, pero que con Raúl se encauza toda la economía cubana hacia una economía de servicios, enmarcada esencialmente en el turismo. Sin embargo, el turismo en la región es muy competitivo y por tanto a Cuba, con la baja calidad de su producto, no le ha sido fácil alcanzar las cifras de otros países del área en captar turistas.

Por otra parte, los servicios médicos, exportación general de servicios profesionales al exterior; si bien esto fue positivo, implica la necesidad de que existan alianzas geopolíticas y una situación de cercanía política con Cuba, por lo menos de aceptación de Cuba hacia otros países. Ocurre que cuando hay cambios de gobierno en esos otros países puede cesar el interés en los serviciones cubanos, como ocurrió por ejemplo en el caso de Brasil, con Bolsonaro, que clausuró el programa "Más médicos", que le daba ingresos económicos a Cuba.

En estos momentos la situación es peor. Porque ante el éxodo masivo ocurrido en los últimos años, donde se han ido muchísimos médicos y otros profesionales de diferentes sectores, sería difícil para Cuba lograr garantizar contratos para exportar estos servicios y, al mismo tiempo, dejar por lo menos cubierto en lo más elemental, la salud pública cubana. Una salud pública que está absolutamente en ruinas, depauperada, deprimida, sin insumos, sin medicamentos, con pocos médicos, con muy pocos especialistas, que es otra cosa que se han ido, cardiólogos, nefrólogos, neurólogos… O sea, que realmente, la situación en Cuba –lo afirmo con total responsabilidad y objetividad– hoy, es una situación de gran alarma, es la crisis más grande de todo el periodo revolucionario o de todo el periodo posterior al ‘59, porque yo me niego a llamarle a la etapa que se vive en mi país "período revolucionario". Ya no lo es, hace mucho dejó de serlo.

Es una crisis sistémica, es una crisis general porque no solo abarca el campo de la economía, sino también abarca el campo de la política, de la sociedad. Socialmente Cuba ha aumentado sus índices de pobreza. Esto es algo muy fácil de constatar aun cuando no existe la posibilidad de que los científicos sociales podamos hacer investigaciones por cuenta nuestra, de manera independiente ya que esa posibilidad está controlada; cualquier tipo de encuesta, cualquier tipo de investigación, no puede estar en manos de personal independiente a los órganos del Partido. Hay un instituto que se encarga de estas investigaciones y que rara vez pone a disposición de la ciudadanía y de los científicos sociales los datos estadísticos para poder manejarlos. Se hacen encuestas sobre los hogares en Cuba sobre los ingresos, pero los resultados y datos de estas encuestas no se socializan, no están disponibles para los investigadores. Creo, si mal no recuerdo, en el 2002 fue la última encuesta que se hizo sobre pobreza en Cuba y ya indicaba que había un aumento de un 20 % en la zona de La Habana. Desde esa fecha hasta hoy la situación es mucho más deplorable.

En Cuba existe hoy hasta pobreza extrema en algunas personas y sectores, como pueden ser los jubilados, los pensionados, que están viviendo en una condición que puedo ilustrar con el siguiente ejemplo real: si una jubilación mínima es de 1.528 pesos, eso es lo mismo que lo que está costando un cartón de treinta huevos. Cuál es el valor real para una persona anciana, sola, jubilada, que tenga que vivir con esa cantidad irrisoria, que no da absolutamente para vivir, incluso, para condiciones básicas de vida.

Entonces la situación de la desigualdad, junto a la pobreza, han crecido de modo evidente. Ello se ha agudizado sobre todo con medidas como las tomadas en los últimos años, de crear comercios, que solo venden en monedas que están lejos del acceso de las mayorías. En dólares inicialmente, después cambiaron a una moneda simbólica que ellos le llaman MLC (Moneda Libremente Convertible) que puede ser cualquiera de las monedas que se aceptan en los bancos cubanos, como el euro, el dólar canadiense, la libra esterlina…, en fin. Y para eso tienes que tener una tarjeta, depositar el dinero previamente para poder adquirir después. Con el dólar durante un tiempo fue así, después, ni siquiera admitían depositar los dólares físicamente en los bancos, sino que había que recibirlos, que algún familiar o persona los mandara desde fuera de Cuba. Ahora, hace muy poco, nuevamente los están recibiendo en los bancos, pero lo cierto es, ¿quién recibe? No todas las personas tienen familiares que envían remesas, a veces no tienen familiares en el extranjero y, a veces, tienen familiares que no pueden enviarla o que no lo hacen porque no lo desean. Entonces, si en esas tiendas hay productos básicos sin los cuales es imposible vivir dignamente y no tienes el dinero para eso, bueno, pues la vida se depaupera totalmente.

La educación es libre, gratuita y está al acceso universal de todos, pero en la práctica muchas familias, cuando el hijo llega a noveno grado, sobre todo en zonas rurales, no les pueden seguir costeando lo que hay que pagar por un pequeño viaje de unos kilómetros para ir a un colegio que quede en un municipio o en un pueblo cercano, simplemente no existe la posibilidad; o no tienen zapatos, o no tienen determinados aditamentos básicos para la vida estudiantil. Así igual ocurre con las personas que deben mandar hijos a la Universidad. Sí, efectivamente está ahí la Universidad, no cuesta nada estudiar en ella, pero al padre sí le cuesta mucho pagarle el transporte cotidiano, la alimentación, la ropa, una mochila, una computadora, eso para una familia simplemente es prohibitivo y por esa misma razón es que hay tantos jóvenes que no han podido seguir estudiando.

Les pongo solo un ejemplo: en el barrio de La Güinera que es uno de los barrios de La Habana donde hubo un estallido social bastante fuerte, que más bien fue el día 12 de julio, no el 11, porque en realidad el estallido fue dos días seguidos, 11 y 12. En ese barrio se realizó una investigación por parte del historiador Leonardo Fernández Otaño (expulsado de su doctorado en la Universidad de La Habana por su actitud de crítica al gobierno, a la represión y por hacer un acompañamiento desde su posicion de laico católico a las familias de presos muy pobres de ese barrio), en el tiempo que yo estuve coordinando La Joven Cuba, un medio en el que trabajé mucho tiempo. En dicha investigación fueron analizados los documentos emitidos en las sentencias oficiales a los jóvenes, a las personas encausadas en los juicios por haberse manifestado el 12 de julio en el barrio La Güinera. Bueno, pues en esas sentencias pudo determinarse que una enorme cantidad de las personas encausadas eran jóvenes que estaban desvinculados del estudio, que apenas tenían noveno grado y que estaban sin empleo. Eso demuestra que una buena parte de los que participaron esos días eran personas absolutamente en condiciones de pobreza que estaban buscando una salida. Una salida que evidentemente en Cuba ya no puede ser económica, también debe ser política.

Eso es lo que puedo decirles sobre la situación actual, la gravedad que veo en ella y la alarma que siento como intelectual. Yo no soy una activista exactamente, yo soy una intelectual que llevo más de cinco años escribiendo, haciendo análisis desde las perspectivas económica, y sobre todo política, social, y que veo con gran tristeza, con disgusto, que la situación del país lejos de mejorar en ese sentido, lo que hace es que empeora. Entonces, tras el 11 de julio el Gobierno se ha sentido como perdido, no ha logrado revertir económicamente la situación.

Por otra parte, lleva adelante medidas para desestimular el disenso. Medidas que van desde la represión más abierta hasta la más sutil, desde seguir expulsando de las universidades a profesores y alumnos, porque se considera que no son "revolucionarios" –entre comillas, digo yo, porque realmente los no revolucionarios son los que toman esas medidas–. O expulsarlos de determinados empleos, o perseguir a personas que están rentando en un lugar y bueno, pues presionan a los dueños del lugar para que los boten y no puedan estar ahí, o amenazas a los familiares, o chantajes, o simplemente por la fuerza bruta, con detenciones ilegales, tortura sicológica y en ocasiones física.

Se ha aprobado un Código Penal que es draconiano, donde las medidas, los delitos por causas políticas aumentaron las penas en una cuantía elevadísima. Se aprobó un decreto ley para normar el uso de la internet, que también es prácticamente muy prohibitivo. Yo pienso que son tan draconianos y prohibitivos que va a ser difícil aplicarlos al pie de la letra, porque prácticamente tendrían que encarcelar a todo el país.

Porque lo que sí es cierto, es que, si bien no ha ocurrido un nuevo estallido social, más allá de manifestaciones esporádicas cada cierto tiempo en determinados lugares, sobre todo vinculadas con contingencias, como pueden ser los cortes de electricidad; si bien no ha ocurrido un estallido, se nota un gran descontento ciudadano. Solo es revisar las redes sociales, las personas hacen muchas críticas al gobierno y no es posible callar la voz de la opinión pública que por mucho tiempo estuvo silenciada, porque un sistema de partido único maneja siempre con mucho control todo lo que tenga que ver con la comunicación, los medios y la opinión pública. Pero la llegada de internet a Cuba obviamente ha cambiado esas reglas del juego.

En Cuba se vienen desmontando las conquistas que se obtuvieron en la primera década de la revolución, conquistas sociales, económicas. A la par, hay un avance mayor en la política de restauración del capitalismo en Cuba. En el marco de este proceso de restauración observamos también que se han venido desarrollando cambios en todo el entramado jurídico en Cuba, cambios en la propia Constitución Nacional. ¿Cómo se articulan estos cambios jurídicos con esta apertura económica, de restauración capitalista?

Desde que nosotros vimos cómo se proyectaban los cambios en la Constitución del 2019, manteniendo todo el control político el Partido Comunista, sin algún tipo de cambios, manteniendo los procesos electorales controlados como se hace en Cuba para que verdaderamente no sean demostrativos de la realidad que ocurre y de la elección de la gente, nos dimos cuenta sin embargo que habían determinadas pautas en esa constitución que eran cambios que parecían muy sutiles y en realidad eran muy interesantes.

Uno de ellos es la declaración sobre la propiedad. En Cuba la propiedad fundamental es la propiedad estatal, que es una propiedad en teoría del pueblo, eso se decía, así mismo, en la Constitución. Para el manejo de esa propiedad, que supuestamente es propiedad pública, aunque en Cuba nunca lo ha sido porque la propiedad estatal sin control desde abajo, sin control de los trabajadores, sin posibilidad de intervenir en los procesos de gestión pues, simplemente eso es un nombre más. Sabemos que la propiedad estatal es, en la práctica, de los funcionarios asociados a ella, que son los que tienen capacidad y poder de decisión.

Pero sí es cierto que la Constitución de 2019, redactada por una comisión designada por el Partido, introduce la siguiente frase que no existía en la Constitución del ‘76: que "el Estado la administra (esa propiedad) a nombre del pueblo". También se determina que cuando las industrias que sean estatales caigan en bancarrota, pueden pasar a otras formas de propiedad, y eso resulta muy peligroso porque sin transparencia, puede dar lugar a procesos de corrupción que ya hemos visto en otros contextos, donde antiguos funcionarios y dirigentes socialistas se convirtieron en nuevos ricos.

En la ley de las Mipymes se autoriza el desarrollo de pequeñas empresas de hasta 100 trabajadores. Nos podría decir, ¿cuál es el aumento de la participación del sector privado en la economía?

Yo les diría que en Cuba no hay un sector privado más fuerte porque realmente todas estas pequeñas y medianas empresas han sido demoradas inexplicablemente en sus procesos de aprobación por parte del gobierno. Ahora en el último año y tanto, y presionados por la situación de crisis, han tenido que hacer un poco de apertura, pero no crean que resulta fácil. Para abrir una pequeña y mediana empresa le hacen a la persona que lo solicita una investigación enorme, que tiene que ver también con la confiabilidad política de esa persona. Sé de muchos casos donde el haber sido amigos, parientes o familiares de funcionarios, o de antiguos funcionarios, ha sido básico para que le otorguen ese rol de pequeño y mediano empresario. Entonces, en mi opinión, lo reacio del gobierno a crear un sector de la burguesía que sea independiente a él, tiene que ver un poco con el celo político de que no sea factible tener un sector que le dispute su control político.

Fíjese si es así, que en los experimentos chino y vietnamita, que también fueron hacia un capitalismo, se permitió mucho la inversión de las personas que vivían fuera del país, o sea, de los naturales que vivían fuera y se le dio a la emigración un rol activo en la recuperación de ese sector privado. En Cuba no se ha permitido a su emigración, que es muy numerosa, y por lo general bastante solvente, participar activamente en este proceso. Eso es interesante.

Yo creo más bien que, o sea es una opinión, no puedo afirmarlo como economista –que no lo soy–, pero sí creo que el gobierno está tratando de crear un sector de un empresariado privado fiel al modelo y asociado a él por lazos de clientelismo. Ya sea por nepotismo, o por fidelidad al gobierno y al modelo, para que no le quiten la prerrogativa de tener su empresa de tener funcionando su negocio, es lo que es lo que creo en tal sentido.

En este orden de cuestiones y de ideas que está desarrollando, ¿cuál es el papel que está asumiendo en esta situación el Grupo de Administración Empresarial Sociedad Anónima (GAESA) en manos de los militares, en cuanto a las empresas claves del Estado y en cuanto a estos procesos de apertura y de avance hacia el capitalismo? Lo preguntamos porque el crecimiento del mismo y su participación en la economía ha sido descomunal en los últimos años.

Bueno, yo cuando les hablé, me referí sobre todo a la empresa llamada aquí "empresa estatal", porque en el caso del Grupo de Administración Empresarial (GAESA) está fuera de todo tipo de control. GAESA no rinde cuentas ante la Asamblea Nacional del Poder Popular que es el Parlamento. GAESA tiene sus propios sistemas de auditoría, no está bajo control del órgano que existe creado por el Estado para eso, que es la Contraloría General de la República. Por lo tanto, por lo general, cualquier cosa que se diga sobre GAESA es inexacta y especulativa.

GAESA es un conglomerado enorme de empresas que está fuera de total control de la ciudadanía y de la Contraloría General de la República. Por eso es que el modelo económico en Cuba transita hacia un modelo mucho más abierto, porque GAESA tiene que ver con ese auge enorme del turismo y todo tipo de negocios y empresas asociadas con él. Cuando les digo todo tipo de negocios es de empresas desde hoteles, los servicios de renta de autos, todo tipo de servicios hoteleros, extrahoteleros y cada vez creciendo más el poder hasta llegar también a controlar, por ejemplo, la entrada de las remesas. Una gran parte de las remesas entran por vías informales, pero la parte que entra por vía formal, por sistemas bancarios de transferencia, también estaban controladas por este conglomerado.

Sencillamente es como un gigantesco pulpo que tiene muchos tentáculos, y la mayor parte de sus empresas son sociedades anónimas S.A., tienen la estructura de una empresa capitalista con Juntas, con socios y al margen de cualquier tipo de control. Realmente GAESA creció mucho más con la llegada de Raúl Castro al poder, existía desde antes, pero la llegada de Raúl potenció mucho todas las prerrogativas que se le dieron.

Hubo hasta empresas que no formaban parte de GAESA originalmente y fueron pasando a ella, se fue expandiendo mucho más y en estos momentos es un conglomerado extraordinario que no hay la menor duda de su carácter capitalista, porque hasta la forma, la estructura empresarial que tiene es típica de un modelo capitalista, son sociedades anónimas. Hay personas con firmas autorizadas sobre el movimiento de capitales o dinero que son al mismo tiempo funcionarios políticos importantes del país, entonces sí, es complejo.

Sí, realmente son grandes los avances del grupo GAESA, incluso hemos leído algunos artículos suyos desarrollado sobre el tema y otros investigadores que, como un grupo cuando salen al exterior, actúa en nombre del Estado, pero que con toda una estructura económica social de una verdadera empresa capitalista.

Así es.

Nos habló de los experimentos vietnamita y chino. Considera que la burocracia gobernante, en el marco de estos planes que está llevando adelante y el desarrollo de estos sectores, ¿está tratando de seguir un modelo semejante al de estos dos países? Es decir, ir provocando cambios en la estructura económica y social del país, sin perder el control político y por eso mantienen todo el régimen de partido único, que es lo que no está en discusión.

El gobierno cubano la va a tener difícil en el sentido de que para hacer algo similar a lo de China y Vietnam requieren tiempo. Y eso es lo que no creo que tengan, porque la situación económica insular tocó fondo y no se cuenta con un país-pilar que sostenga a la economía, como en su momento hicieron la URSS y Venezuela. Tendrían que empezar por darle derechos políticos a la emigración cubana para que tenga a su vez prerrogativas sobre este proceso, porque la entrada de capital líquido tiene que ser importante para la manera en que está arruinada la economía, sin infraestructura, destruida.

Estamos hablando no solo de una crisis a nivel de una empresa o a nivel de un negocio: estamos hablando de una crisis que indica que la industria básica está destruida, que todo lo que el capitalismo foráneo, el capitalismo internacional, los capitales que se mueven hacia los países buscan en Cuba, no lo encontrarán fácil: los sistemas de generación y distribución de electricidad están obsoletos, las carreteras, las vías, las poquísimas autopistas –hay una autopista que ni siquiera atraviesa todo el país–, los puentes en mal estado. O sea es difícil también captar a capitales interesados en invertir en Cuba, porque hay que empezar de cero. Entonces es un escenario, si les soy sincera, nebuloso.

Queríamos avanzar también a otro de los aspectos de esta entrevista. En uno de sus artículos, habla de las disidencias en Cuba, a grosso modo identifica que existen tres sectores que van desde "socialistas democráticos, pro-capitalistas democráticos y pro-capitalistas radicales y extremistas". En los primeros incluye a "un amplio espectro ideológico que abarca desde marxistas críticos, anarquistas, católicos y cristianos de izquierda, socialdemócrata, de ecologistas, feministas, afrodescendientes, etcétera". ¿Cuál es la situación actual de este sector en marco del aumento de la opresión política? Y específicamente, ¿cuál es la situación y el desarrollo de la llamada izquierda crítica o de los marxistas críticos?

La pregunta es de gran interés. Hice ese intento de clasificación, que no creo que sea la única, se pueden dar otras, pero es a mi juicio la que mejor dibuja lo que yo veo que existe en Cuba. Porque me interesaba esclarecerlo. Voy a citarla acá de mi artículo: "Cuba, destino, socialismo y disensos":

1 Socialistas democráticos (un amplio espectro ideológico que abarca desde marxistas críticos, anarquistas, católicos y cristianos de izquierda, socialdemócratas, ecologistas, feministas, afrodescendientes…). Son proclives a un socialismo inclusivo y participativo, con respeto a la pluralidad y ajeno al modelo burocrático vigente.
2 Pro-capitalistas democráticos (con diferentes matices desde el liberalismo al neoliberalismo e incluyen también algunos de los sectores y minorías mencionados). Se distinguen por su pluralismo político y no rechazan la convivencia con posturas de izquierda.
3 Pro-capitalistas radicales y extremistas (son el otro lado del espejo del Partido único). No admiten la legitimidad de las posturas de izquierda y proclaman la censura del Partido Comunista en un país futuro, favorecerían una supervisión de los Estados Unidos en Cuba.

A lo largo de los años, prácticamente desde el principio pero con énfasis en los últimos tiempos, se ha impulsado la idea de que el Partido ve a la oposición como un enemigo único, tan único como es él un partido único. En esa hipotética oposición única todos somos su enemigo y no reconocen diferencias, o siquiera gradaciones ideológicas o políticas, ni mucho menos.

Eso ha sido muy dañino para el imaginario progresista de la ciudadanía, porque a veces duele ver personas que se presentan como que no son de izquierda, como que son anticomunistas y cuando tú le preguntas qué quisieran para Cuba, te empiezan a dibujar un panorama en el cual quieren volver a cuotas de justicia social, a redistribución, a que el Estado se ocupe de las personas, y al mismo tiempo desean pluralismo, democracia. Entonces ellos no quieren exactamente un sistema capitalista, ellos no se han reconocido a sí mismos como "de izquierda" porque el Partido se presenta bajo esta etiqueta, y como ellos entienden que esa no es la solución pues se desmarcan de la izquierda. Es algo verdaderamente triste, muy macabro, yo diría, la forma en que se ha logrado inocular en la gente un rechazo a la izquierda porque el Partido se presenta como representante de la izquierda, cosa que evidentemente no es.

Entonces, en este sentido, en esa clasificación que hago, específicamente ya sobre lo que creo que son las fuerzas de una izquierda crítica, muy amplia, muy diversa, yo diría que dejé de mencionar ahí, por ejemplo, también a militares en retiro. Aquí en Cuba hay un grupo que se llama "Polo Socialista Revolucionario y Democrático" que son, la mayor parte, antiguos militares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) o del Ministerio del Interior (MININT) en algunos casos, que fueron pasando a retiro tras la "causa 1" del ‘89, cuando fusilan al general Ochoa y se produce una serie de cambios drásticos y de contaminaciones entre las FAR y el MININT. Muchas de esas personas pasan a retiro voluntariamente o por descontento, o porque los pasan a retiro, pero también se autorreconocen como de izquierda y como socialistas. O sea que yo no los mencione ahí, pero también es justo que se haga.

En general, la falta de articulación entre todos estos grupos dispersos de la izquierda crítica, opuesta al gobierno pero no al socialismo, se debe a la misma legislación cubana y al férreo control político. En Cuba la Constitución establece que existe la posibilidad de asociación, pero las leyes que habilitan ese derechos aclaran desde la Constitución de 1976, que solo puede existir una asociación por cada rama, y es la que el Estado asuma. Si, por ejemplo, quieres organizar una asociación feminista, pues no es posible porque ya existe la Federación de Mujeres Cubanas, que es la que pertenece al Estado, la que el Estado ha creado y la que debe encabezar cualquier proceso que tenga que ver con la esfera de la mujer, o problemáticas feministas en general en su acepción más amplia. Igual pasa con los sindicatos, asociaciones campesinas, de protección de animales, o sea existe una y esa es la que el Estado reconoce y no existe entonces otra posibilidad organizativa. También se niega la oportunidad de crear nuevos partidos políticos, porque la Constitución dice muy claramente en su artículo 5, que el Partido Comunista es el único y ello excluye e ilegaliza cualquier tipo de articulación política.

Pero yo sí creo que la izquierda debería tener en Cuba mayores espacios de vinculación. Considero que en algunos casos se han ido logrando tímidos reconocimientos, pero falta mucho por hacer.

Dentro de esa izquierda crítica, hay un pequeñísimo, diría yo, sector de marxistas críticos. En mi caso, yo estudié la carrera como formación para profesora de Marxismo e Historia, y me reconozco como una historiadora marxista por el tipo de enfoque de investigación y de perspectiva que utilizo en mis investigaciones, en mis análisis, en mis tesis, en fin. El marxismo en Cuba ha sido muy dogmatizado, se imparte como asignatura obligatoria en la mayor parte de los planes de estudios, pero desdichadamente es un marxismo lleno de dogmas, que le ha quitado a la teoría de Marx el carácter verdaderamente revolucionario y transformador que pienso yo debe tener esta teoría, convirtiéndola prácticamente en una teleología, en una especie de doctrina de Estado que ha servido para instrumentalizar mecanismos de dominación muy estrictos.

El grupo de marxistas críticos es poco relevante, aunque en general, la izquierda tiene muchas personas que el ideal que tienen para Cuba es un ideal socialista, pero un ideal socialista con pluralismo político, que no existe actualmente. La idea es que el pluralismo político es lo que permite también que la sociedad cambie. Porque en todos los sistemas como el modelo cubano de partido único, la imposibilidad de presionar desde abajo para reformas que hagan mayores la participación ciudadana, el control sobre los procesos de producción, sobre la propiedad que se dice que es social sin llegar a serlo jamás, bueno, pues eso es lo que le ha faltado y por eso es que el socialismo se inmoviliza hasta que implosiona. Ninguna sociedad cambia sin presiones desde abajo, ninguna sociedad mejora sin participación ciudadana, y como eso en este tipo de modelo se obstaculiza al máximo, pues simplemente llega un momento que ya no es posible reformar y se produce la implosión.

Aprovechando el tema que está desarrollando, específicamente del marxismo crítico, ¿cómo se percibe la figura y el pensamiento de León Trotsky? Sabemos que Trotsky fue barrido de la historia de Cuba, sobre todo cuando se impone el estalinismo. Libros como La revolución traicionada, para solo poner un ejemplo, entre otros, son de sumo interés para comprender Cuba.

El trotskismo en Cuba, aunque hay también algunos núcleos dentro de esa izquierda tan amplia que les señalaba, fue ocultado durante muchísimo tiempo. En las carreras de historia se hablaba de Trotsky en tanto participante de aquellos primeros años de la toma del poder soviético, pero no apelando al análisis de la crítica que Trotsky –una crítica muy atinada– que le hace al modelo estalinista, a la llegada de Stalin sobre todo y lo que pasa en la URSS, porque hay muchas de esas cuestiones que pueden tener también lecturas para Cuba.

Como investigadora he trabajado por años la historia del Partido Comunista, del primer Partido Comunista, que se funda en 1925. Especialmente me he dedicado a indagar en la etapa legal del partido, entre 1938 y 1953. Antes del ‘59 hubo siempre un rechazo al trotskismo por este partido, los discursos de los dirigentes comunistas en aquella etapa terminaban siempre con esta consigna: "¡abajo los quintacolumnistas trotskistas!". Se sabe que el líder trotskista cubano Sandalio Junco fue asesinado en 1942 por un comando organizado por el Partido Socialista Popular, que era el nombre que tenía el Partido Comunista en aquella etapa, cuando hacía uso de la palabra en el Ayuntamiento de San Espíritu, una ciudad del centro de Cuba.

A su vez, el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, que intentó matar a Trotsky, estuvo de visita en La Habana, de paso, pues iba hacia Nueva York, estuvo vinculado con ellos. Aquí los comunistas en esos tiempos eran partido de gobierno junto con Batista en la Coalición Socialista Democrática (‘40-‘44). Esa visita fue en el ‘43. Siqueiros y su familia estuvieron varios meses viviendo La Habana, protegido por los comunistas que lo llevaron a reuniones importantes con artistas plásticos. También, ya en los años ‘70, Ramón Mercader, el asesino de Trostsky, viene a Cuba tras cumplir su prisión en México y residió en Cuba casi hasta poco antes de su muerte. Entonces, sí hay una larga historia de vínculos con los enemigos de Trotsky.

La literatura específica de Trotsky, su lucha contra el estalinismo, sus escritos en el exilio, son poco conocidos en Cuba por esa razón. Jamás se replicó, ni se dio a conocer toda la faceta crítica y todas las teorías, y las obras de Trotsky. Hace unos pocos años hubo un evento dedicado al trotskismo, yo fui invitada a este evento –como asistente no lleve ponencia– pero me pareció muy interesante que en Cuba se dedicará un evento a la figura de Trotsky, porque eso nunca lo había visto a lo largo de la historia, pero es poco conocido realmente.

Un comentario breve sobre la presencia del pensamiento y las obras de Trotsky en Cuba y la actuación de la burocracia frente al mismo. Justamente en uno de los libros, una de sus obras fundamentales que ya mencionábamos, que es La revolución traicionada, Trotsky discute con la idea del partido único por parte del estalinismo, y en trabajos como El Programa de Transición, desarrolla la necesidad del pluripartidismo soviético entendido como la libertad de existir y actuar para los partidos que se planteen defender y profundizar la revolución ("La democratización de los soviets es imposible sin la legalización de los partidos soviéticos. Los mismos obreros y campesinos, con sus votos libres, señalarán a los partidos que reconocen como partidos soviéticos"), bajo la idea de que no se puede concebir o pensar que solamente va a haber un único partido en la clase obrera, sino que en el periodo de transición al socialismo, la clase trabajadora en un Estado obrero –como él definía la Unión Soviética– podían tener distintas expresiones y representaciones políticas.

Ahora bien, queríamos pasar a una de las últimas preguntas. Claramente existe una intensificación de la represión en Cuba. Desde la Red Internacional de La Izquierda Diario hemos llamado a la solidaridad por la persecución que han enfrentado los sectores de la izquierda critica, la intelectualidad crítica, el periodismo independiente como fueron los ataques contra La Joven Cuba. En ese contexto están los ataques que usted ha sufrido: ¿nos puede hablar un poco de lo que ha sucedido y qué es lo que está planteado frente a esta situación de hostigamiento y de persecución contra su persona?

Sí. Aprovecho, por cierto, para agradecer nuevamente el apoyo de La Izquierda Diario en haber replicado mi denuncia, para mí es importante esto. Yo nunca he sido una activista, yo siempre he sido una intelectual comprometida con la causa que yo creo justa, que es la causa para mí de Cuba y de la gente pobre en Cuba y de cualquier cubano, además, que quiera el bien de Cuba, que rechace mecanismos coercitivos sobre Cuba, con los cuales yo tampoco concuerdo por eso yo rechazo el bloqueo de manera tajante. Porque además la relación histórica de Estados Unidos hacia Cuba fue imperialista antes también del triunfo de la revolución, y eso no se puede olvidar. Estados Unidos, una potencia hegemónica con pretensiones sobre Cuba que siempre ha tenido, y que lógicamente aprovecha todo este diferendo ideológico histórico desde el ‘59 para acá, en función de legitimar esa postura imperialista.

Por eso, a mi juicio, no tengo que escoger como intelectual, entre lo que me parece que debo apoyar: si el bloqueo o la lucha por la democratización y las transformaciones en Cuba. Yo rechazo al bloqueo y también rechazo profundamente lo que pasa en mi país. Lo que ocurre es que la Constitución me otorga, al igual que a cada ciudadano, derechos que en la práctica son violentados. Esto no es sorpresa para mí. Escribí bastante sobre eso, desde que vi que se iba a aprobar una Constitución con un acápite muy moderno de derechos y con el sistema de partido único. Sabía que era imposible conciliar un sistema discriminatorio per se, por su propia naturaleza, el sistema de partido único, que siquiera tiene facciones en su interior, bueno, pues sencillamente es irreconciliable con derechos como la libertad de expresión, la manifestación pacífica –que es lo que dice la Constitución–, y en el momento de que hemos tratado de probar si eso es posible, efectivamente nos encontramos con una barrera infranqueable.

Se nos hostiga. No es la primera vez que me han acusado, hasta en espacios de la televisión, de cosas tan absurdas y sin prueba alguna, como de mercenaria al servicio de los Estados Unidos, de una agente al servicio de la CIA y así. También lo han hecho con otras personas, sean o no intelectuales, sean de cualquier tendencia u opinión política.

Porque aquí se denigra y se calumnia abiertamente a personas desde los medios –que deberían ser públicos y tampoco lo son–, todos los medios de difusión, periódicos, televisión, en fin, están controlados por el Partido y como tal son usados para campañas que tratan de calumniar y denigrar a las personas. No importa si esa persona sea miembro, como es mi caso, de organizaciones como la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba o miembro correspondiente de la Academia de la Historia, eso no les importa. Si tus criterios políticos cuestionan el partido único, si cuestionas el sistema político, ya eres el enemigo.

Y no es la primera vez que yo de algún modo había sido hostilizada, pero es la primera vez que sobre mí se ejerce fuerza física, en un acto que además era absolutamente constitucional, como salir al parque de mi ciudad con un cartel que decía "Libertad para Jorge Fernández Era". Jorge Fernández es un intelectual y amigo, es un periodista, escritor, editor y humorista que utiliza la sátira política para hacer críticas muy informadas justas e inteligentes al gobierno. Una persona además absolutamente pacífica, noble, y que se lo llevaron en plena calle. Él iba con su esposa y se lo llevaron, lo metieron preso. Entonces su esposa, la poeta Laideliz Herrera, me avisa desesperada y salgo a hacer ese acto de protesta pacífica. Yo no grité nada, yo no le falté el respeto a nadie, pero simplemente eso bastó para que sobre mí se ejerciera fuerza.

Ya en el mes de noviembre, Seguridad del Estado, específicamente Contrainteligencia, había intentado presionarme para que yo fuera a algo que ellos denominan una "entrevista". Eso lo hacen constantemente como manera de coacción sobre la gente que realiza denuncias o críticas. Tocan a la puerta de tu casa, te entregan una citación que dice que tienes que estar en una estación de policía a tal hora, y tú estás obligada, según ellos por ley. Yo me asesoré en ese momento con abogados y supe que no estaba obligada absolutamente para nada porque Seguridad del Estado no está aprobada por la Ley de procedimiento penal de Cuba para hacer algún tipo de "entrevista" y para detener a una persona, para compulsarla a actuar contra su voluntad. Para eso está un instructor de la Policía Nacional Revolucionaria, o un fiscal, o un juez de los tribunales, y solo cuando exista una denuncia, una causa abierta en la que se esté imputado, sea como testigo o como acusado.

Seguridad del Estado, lleva años haciendo eso: se lleva a las personas, al margen de la ley, detenciones ilegales –para mí son secuestros–, con una actuación abiertamente a los ojos del Gobierno, que no hace absolutamente nada para impedirlo y evidentemente está de acuerdo. Esto es parte del mecanismo diabólico del aparato de gobierno en Cuba: utilizar a los propios órganos de Seguridad del Estado que deben estar para otra cosa, para presionar a las personas que disienten.

En el parque donde estaba pacíficamente reclamando por la libertad de Jorge Fernández Era, yo dialogué con funcionarios del Partido y del Gobierno provincial que se acercaron y me invitaron a pasar a una oficina del Gobierno, que está en el área del parque. Pero no tienen nada que decir, apenas escuchan, pero no intercambian, no responden, no tienen ideas para argumentar y cuando decidí salir de nuevo al parque, trataron de detenerme cuatro agentes de Seguridad del Estado vestidos de civil. Les dije que no me iba a ir con ellos y me jalaron, me atropellaron, me trataron de llevar por la fuerza para un carro sin matrícula oficial, que estaba ahí en la puerta de la Sala de Conciertos donde yo estaba, que había entrado para ir al baño, queda también en el parque. Cuando mi hija y mi yerno vieron que trataban de obligarme por la fuerza, me apoyaron para que no me pudieran llevar. Yo ahí grité, pedí auxilio, y después de varios minutos de forcejeo, decidieron dejarme. Pero lo que hicieron fue llamar a una patrulla de la policía de la PNR. Y con la patrulla tuve que ir porque no debía ya desacatar una orden de que los acompañara. En la estación de policía estuve alrededor de una hora, me hicieron un acta de advertencia, que yo no acepté ni firmé, y me dijeron que no podía salir más a hacer algún tipo de manifestación. Yo les expliqué que no me reconocía advertida, porque ninguno de ellos estaba por encima de la Constitución que me daba derecho a la manifestación pacífica, que era lo que en definitiva había hecho.

Desde el mes de marzo, cada día 18, salgo en un acto cívico de protesta silencioso y me siento cerca de la estatua de Martí en el Parque de la Libertad de la ciudad de Matanzas. He explicado en mis redes sociales que ese acto simbólico rinde homenaje al protagonizado por un pequeño grupo de intelectuales cubanos en 1923, hace un siglo ya, conocido como Protesta de los Trece. Pido cuatro demandas fundamentales. Una es una Asamblea Constituyente democráticamente elegida para aprobar una nueva Constitución que no tenga todas las contradicciones flagrantes de la actual. La segunda es exigir la preocupación del Estado por aquellas familias, personas y sectores que están en condición de pobreza extrema, que están pasando hambre en estos momentos. La otra es la libertad para los presos políticos, sobre todo los vinculados con los hechos del 11 y 12 de julio. Cuba es uno de los países con la población carcelaria per cápita más numerosa del mundo, tiene más prisiones que otros países con mayor población. Y por último, también demando la no hostilización de las personas que hacen uso de su libertad de expresión.

En estos momentos Jorge Fernández Era está recluido en prisión domiciliaria acusado de un delito de "desobediencia", pero otras muchas personas, de diversos credos políticos, están amenazadas, presionadas, chantajeadas sus familias, expulsados de sus empleos, de sus centros de estudio. Hay periodistas independientes y activistas o intelectuales a los que no se les permite regresar a su patria, que han sido exiliados, u otros a los que no se les permite salir de Cuba, se les dice "regulados". Todo esto pasa ante los ojos de la opinión pública mundial y ante los ojos de la izquierda, de la cual un enorme sector ha preferido cerrar los ojos y apoyar al gobierno cubano, un gobierno que ha abandonado la justicia social, que ha cometido errores enormes en la administración de la economía de la nación, errores tan costosos que han llevado la Isla a la ruina.

Fue realmente difícil pasar por eso. No soy ingenua, he visto que se lo han hecho a muchas personas antes que a mí, pero pensé que al menos respetaría mi estatus de intelectual reconocida. Evidentemente ellos no van a respetar nada. Yo creo que la ciudadanía cubana, y yo por lo menos como intelectual y como ciudadana, siento una enorme responsabilidad con mi país y es mi manera muy sencilla y simbólica de participar y de decir: esto es lo que propongo, eso es lo que creo que debe hacerse.

El Estado/Partido está impulsando una política muy peligrosa en Cuba, porque, además, como las condiciones no mejoran para la gente, puede hipotéticamente en cualquier momento acaecer otro estallido social. Y si el gobierno no analiza políticamente una estrategia ante eso y apuesta solo a los órganos represivos, como hizo en el año 2021, considero que las consecuencias pueden ser terribles.

Muchas gracias Alina por la entrevista, seguramente volveremos a conversar sobre otros temas importantes que por cuestiones de tiempo y espacio no hemos desarrollado.



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La fuente original de este documento es:
LID (https://www.laizquierdadiario.com.ve/Alina-Lopez-Hernandez-En-Cuba-vivimos-la-crisis-mas-grande-de-todo-el-periodo-posterior-a-1959)



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