Capital, Estado, Poder... y ladrillos

No hace falta mucho análisis para entender de que lado deben estar los trabajadores de Venezuela. El que no es poseedor de medios de producción, o sea la persona que día a día se levanta, y se debe trasladar a un lugar de trabajo, donde percibe un salario por desempeñar una labor cualquiera por cuenta ajena y bajo la dependencia de otra persona, pertenece a una clase: la clase de los trabajadores. La otra clase, son los propietarios de los medios de producción, los que controlan el Capital, y que tradicionalmente, por controlar al Capital, controlan también al Estado, y claro, han tenido siempre el Poder.    

Entonces cabe la pregunta siguiente: ¿Resulta tan malo que haya personas que controlen al Capital al Estado y al Poder?.  La Respuesta es un contundente SI. Cuando son pocas las personas controlan esas tres cosas.  

Porque si un pequeño grupo de personas, a quienes se les denomina Oligarquía, controla esas tres cosas, entonces puede someter a la mayoría a sus intereses, privados, grupales y particulares.  

En Venezuela, un país rico (con mucho capital), existía antes de 1998 una situación en la que una gran mayoría de personas estaba padeciendo en la pobreza extrema, y un minúsculo grupo de venezolanos concentrando toda la riqueza nacional, esa oligarquía criolla controlaba el Estado. Hoy la situación ha empezado a cambiar, no podemos decir que ya este resuelta, pero avanzamos hacia la solución. 

La otra pregunta: ¿Cómo hacen las grandes mayorías para controlar al Estado?. La respuesta es simple: Construyendo y constituyéndose en Estado, en un nuevo Estado, donde la mayoría tenga el acceso al Capital y el Poder, y sean las mayorías, las comunidades, en fin los ciudadanos, los que trabajamos, tu yo y todos nosotros, quienes con conciencia de ser y formar parte nosotros mismos del Estado, podamos ejercer el Poder. Ese es el Estado que hay que construir, y ya lo estamos construyendo. 

Ese es el Estado que se configura jurídicamente en el Artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual se caracteriza por ser “un Estado democrático de justicia y derecho”, un Estado socialista, donde los medios de producción no puedan ser monopolizados por minorías; donde el Capital tampoco pueda ser concentrado en favor de un grupo, sino en beneficio colectivo de todos.  Pero para que podamos avanzar en la construcción de ese Estado socialista que necesitamos, hay un elemento cardinal en el proceso de construcción: La conciencia. La conciencia es como el cemento que une los ladrillos que van a formar al edificio; la conciencia de saber que somos nosotros, la clase trabajadora, los ladrillos, que vamos a erigir el edificio del Estado Socialista. 

rcastro@sapi.gob.ve



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Richard Castro V.


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