Mujer, Emancipación y Revolución Bolivariana

Son abundantes los relatos que hablan de hechos que posicionan a la mujer y muestran el valor de ésta durante el proceso histórico de los pueblos. Ejemplos son innumerables. Seguramente muchos desconocidos. Lo cierto es que aquel acontecimiento del 8 de marzo de 1857 en el cual un incendio de una fábrica textil de Nueva York donde numerosas obreras en huelga perdieron la vida, demostró que la mujer estuvo presente en todas y cada una de las luchas que se han suscitado en el mundo. Tanto con huelgas, levantamientos populares, movimientos pacifistas y procesos revolucionarios. Y lo mejor de todo esto es que aún la mujer mantiene viva la llama que hace posible los procesos emancipatorios.

Sin embargo, la historia anterior aún no está completa. Y al parecer esta revolución está llamada a develar el verdadero papel que ha jugado la mujer en los procesos emancipatorios de nuestro país, así como en el resto de los países Suramericanos. Por ello, considero necesario hacer justicia y, en primer lugar, se tendrá que reivindicar el rol que han cumplido nuestras heroínas indígenas en todos los procesos de resistencia y liberación del yugo colonial.

La Mujer indígena ha sido y sigue siendo víctima de esta cultura historicista eurocéntrica y norteamericanista que se ha encargado de relatar la historia desde los vencedores borrando de un solo plumazo todo vestigio que explicase la valentía conque nuestros hombres se defendían de los ocupantes de otras tierras

Nuestros guerreros no derramaron su sangre por un capricho de dominación de otros, lo hicieron por algo más sublime, como era el amor a su mujer ante el papel que ésta ocupaba en la cadena familiar de las tribus, como también en la construcción de los referentes culturales de cada pueblo. Pues bien, ha sido la mujer indígena quien esculpió en nuestros guerreros venezolanos la valentía paladina con que se enfrentaron a los Españoles.

Esta realidad la conocieron los invasores. Y como acción para desequilibrar el espíritu de lucha de nuestros guerreros incorporaron en sus esquemas de batalla a la mujer como botín de guerra. La consecuencia: nuestras mujeres fueron tomadas sexualmente para afirmar la superioridad sobre el vencido. Este tipo de acción se tradujo para los pueblos originarios como la peor deshonra que se les pudo infringir.

Asimismo, encontramos que en Venezuela durante la invasión del imperio Español, la castellanización y aculturación de los pueblos originarios se orientó a los que algunos refieren como la “desindianización”, a través de un proceso de exterminio total de estos pueblos, acción esta que el mundo occidental aun oculta y lejos de honrar a estos grupos por ese pasado de asesinatos se les ha silenciado.

Ante esta realidad nos toca preguntarnos ¿Quién entierra a nuestros muertos? ¿Será que el genocidio cometido por los países colonialistas amparados por la iglesia católica y que borraron pueblos enteros no exige un perdón y una sanción ejemplar? o ¿Será que nos debemos conformar conque la historia combativa de nuestros pueblos originarios sea contada desde los museos y sea neutra en los currículum de nuestras escuelas?

La verdad es que está en manos de la revolución bolivariana la responsabilidad, como verdadero patrimonio de los pueblos que aspiran reeditar su historia libertaria inspirada en la justicia, la paz, la igualdad y la solidaridad, de revelar el papel protagónico que han jugado los pueblos originarios en la construcción de su historia y dentro de estos a la mujer como expresión primaria de resistencia y lucha por la emancipación.

martinjpadrino@hotmail.com


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Martin Padrino Rudas


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