Ambos términos
encierran conceptos amplios y de mucho contenido teórico y hasta histórico,
pero asumamos para este debate, los siguientes. La ética, es “un
conjunto de principios y normas morales, que
buscan regular el comportamiento y las relaciones humanas; principios
filosóficos que imponen una normativa en las costumbres, pensamientos
y actos, para conformar la ideología
de lo individual y de lo colectivo
en una sociedad”.
Por otra parte,
la política en su sentido más amplio, la definimos como “la ciencia
que trata del fundamento y desarrollo de organización y conducción
de sociedades humanas, particularmente de la organización del estado”.
Es importante
acá, considerar la concepción de cultura con la que debemos manejarnos,
porque dentro de ella se incluye la ética, como parte del desarrollo
humano.
Cuando el ser
humano comenzó a tomar conciencia de su capacidad intelectual, sintió
la necesidad de conocer su origen y el sentido de su propia existencia;
de asociarse para protegerse y ayudarse mutuamente, de vivir en armonía;
de asumir que todos(as) tienen derecho a una vida de felicidad, en lo
físico y en lo espiritual. Así nace la cultura, sintetizada en tres
elementos fundamentales: el lenguaje, la ética y el derecho (la justicia).
Ahora bien, en el ser humano afloró el egoísmo y la ambición y surgieron
las comunidades de explotadores y explotados, que es lo que hemos heredado,
en el caso nuestro, desde la invasión española hasta la llamada IV
República. Por naturaleza humana, poseemos grandes potencialidades
para generar bondad, solidaridad, honestidad, sentimientos de amor y
de justicia hacia los demás; pero caso contrario al egoísmo y la ambición,
debemos estimularlos a través de una educación integral y del desarrollo
de una cultura y una política socialistas. Es decir, fomentar la formación
integral a todos los niveles; y continuar la lucha férrea, potenciando
los valores humanistas del socialismo, contra la anti-ética y la anti-política,
que se practicó, para situarnos en nuestro contexto, durante la cuarta
república y que se desarrolló sobre la base de los intereses personales,
sin pensar en las necesidades de los demás. Eso dio origen a la corrupción
y a otros tantos flagelos como el grupalismo y el clientelismo, por
lo menos a lo que al poder político se refiere. Esos flagelos
que aún se encuentra entre nosotros, haciendo resistencia, con elementos
que hemos heredado y que no podemos perder de vista, son los que el
mismo capitalismo promueve para mantener al ser humano fragmentado y
dividido. Mientras menos nos organicemos, mientras menos nos reunamos,
compartamos, debatamos y discutamos, es mucho mejor para ese sistema.
Su máxima consigna es: “divide y vencerás”.
Nosotros, revolucionarios(as),
debemos profundizar en nuestro lema: “Unir para vencer”, insistiendo
en ser cada día mejores militantes socialistas, en la necesidad de
formarnos y educarnos de manera integral, con valores e ideales contrarios
a los heredados históricamente, como el individualismo y el egoísmo;
y en la necesidad de ser cada vez más justos entre nosotros mismos,
que todos y todas tengamos las mismas oportunidades, en las mismas condiciones,
con los mismos derechos. Que desarrollemos una nueva cultura socialista
que, nos permitirá entonces, crear al hombre nuevo y a la mujer nueva…Recordemos
acá, al inmortal Che Guevara: “…De allí que sea tan importante
elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Ese
instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente,
sin olvidar una correcta utilización del estimulo material, sobre todo
de naturaleza social. Como ya dije, en momento de peligro extremo es
fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia,
es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran
categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una
gigantesca escuela”.
Por ello tenemos
el gran reto compatriotas, de construir el nuevo modelo de sociedad
socialista, pasando por un proceso de destrucción de los antivalores
generados por esa IV república, por ese sistema capitalista. Es un
proceso de muerte y nacimiento casi simultánea; es decir, lo
que debe morir (el sistema capitalista) no ha muerto completamente;
y lo que ha de nacer (el sistema socialista) aún está en ese proceso
de gestación, de consolidación.
En resumen, nuestro reto por construir una sociedad socialista, nuestra Patria verdaderamente libre y soberana, pasa por lograr una autentica Revolución Cultural, que incluye la formación y la puesta en práctica, de todos y todas, de una ética socialista, que potencie auténticos valores humanistas de “amor hacia los semejantes”; con la ejecución de una política culta que asegure la articulación de nuestro lenguaje revolucionario, con la ética socialista y la conformación definitiva de un estado de justicia social, en igualdad de oportunidades y condiciones…”A cada cual según sus necesidades y de cada quien según sus posibilidades”.
sentirbolivarianobarinas@gmail.com
Independencia y patria socialista!!!
Viviremos y venceremos!!!
22 de agosto de 2011