Sincerar la carrera docente

Politicas para la educación superior:

No parece haber carrera mejor estructurada que la militar. Quien ingresa y cumple sus funciones adecuadamente podrá continuar con las garantías de ascensos en los tiempos previstos. En comparación, podemos observar los aspirantes a jueces y los profesores universitarios: quien tenga la paciencia de ingresar y seguir estudios en la Escuela de la Magistratura sufrirá el trauma de ver cómo cientos de abogados recién graduados son nombrados jueces antes que él; y por su parte, la Universidad contrata continuamente sin ofrecer garantías al profesor de que podrá dedicarse plenamente a la docencia y a la investigación.

En la estructura de la carrera docente de las universidades actuales, cuya mayoría se corresponde con las privadas y las experimentales, se observa como política fundamental la de mantener un personal docente con un perfil de contratado (generalmente por entidades técnicamente diferentes a la institución), a tiempo convencional con categoría de Instructor, y por lo tanto con honorarios por hora de entre 10 y 12 bolívares. En diversos casos la carrera docente en las universidades tiene escalafones diferentes a la establecida en la Ley de Universidades (ej: docente I, docente II, docente III,…)

Las universidades privadas, probablemente beneficiadas por la política comunicacional del Estado de llamar a incorporarse a la educación superior, han visto aumentadas sus matrículas en los horarios nocturnos, por lo que aumentó considerablemente el requerimiento de docentes en ese turno. Por su parte, las Universidades experimentales han desarrollado convenios con la Misión Sucre, mediante los cuales esta Fundación paga directamente a los docentes por ella contratados, sin que la Universidad tenga esta carga presupuestaria. Por otra parte, algunas Universidades tienen estructuras que permiten subsumir las contrataciones de docentes en partidas específicas y sometidas a la cuota matricular establecida en los convenios con empresas e industrias a las cuales formará o profesionalizará personal.

Esta situación refleja la necesidad de homologar y sincerar la carrera docente en cuanto a escalafón y honorarios por hora para mitigar la alta rotación de profesores, el desapego y la angustia ante la dificultad de conocer quiénes tienen la responsabilidad de esas contrataciones.

El rápido proceso de transformación que sufre el sector (en donde desde hace rato se desdibujan las formas de universidades experimentales y no experimentales, nacionales o privadas, y cobran forma las instituciones especializadas y las carreras docentes de intercambio), genera preguntas acerca de una homologación por áreas de conocimiento en las carreras docentes, y nuevos escalafones que no se estructuren sobre la base de la cátedra.


cvillegas3557@gmail.com


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Carolina Villegas

Investigadora. Especialista en educación universitaria

 saracolinavilleg@gmail.com

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