Bachacoin

A propósito del Día del Estudiante

Difícil llegar a un sitio y preguntar cuánto cuesta algo en este país donde los victimarios se hacen pasar por víctimas. La silueta del DólarToday conforma la del Bachacoin, suerte de valor monetario que configura el precio de cada rubro. El Bachacoin se perfila al mejor estilo de las tiendas mayameras que se pusieron de moda durante los años noventa en nuestro país, con la diferencia de que ese "todo a dólar" que el american way of live de los latinoamericanos pobres en EEUU impuso en ciudades como Caracas, aquí se retomó con fuerza para convertirse en un "Todo a dos dolartoday". Sería imposible que nuestro estatus de gente que disfruta de una renta petrolera se rebaje a sólo un dolartoday; ¡no! ¡La venta debe ser a dos lechugas verdes!

Un bachacoin equivale a dos dolartoday. Y como aquí acostumbramos el redondeo en función de joder al comprador, da igual que un kilo de arroz sea vendido en 3000 bolívares, por aquello que nos recuerdan cada vez que nos atrevemos a preguntar algo en un negocio: "No se consigue nada!! Este gobierno nos está destruyendo!! Si no fuera porque le avanzamos el efectivo con la comisión del 10%, ¿qué sería de la población?"

En la frontera venezolana los muchachos dejan de estudiar porque a muchos de ellos les resulta mucho mejor depredar el país que fastidiarse estudiando para ser un profesional que dudosamente ganará más que un raspacupo, un bachaquero o un comerciante de dinero en efectivo que vive del cambio por moneda extranjera. Los daños del bachacoin en la juventud ya son incalculables; los valores que ha generado, en cuanto a inmediatez, depredación, desprecio por el esfuerzo personal, y desvinculación del mundo del trabajo, son irreversibles.

Con todo el esfuerzo que realiza el estado venezolano por aumentar el acceso a la educación universitaria, y la amplia disponibilidad de cupos en las universidades del país; las matrículas en las zonas fronterizas, por el contrario, van disminuyendo, y no precisamente por el súbito ataque del virus mequieroirya. Este fenómeno de deserción estudiantil está relacionado con las condiciones de inmediatez en la adquisición del dinero, muy rápida, aunado a los esquemas valorativos de la familia, que han dibujado un panorama negativo de país para el joven aspirante a la profesionalidad. Las familias que se forjaron en el trabajo agrícola, ahora lo temen, y procuran alejar a los jóvenes de cualquier profesión que se relacione con el agro; lo mismo ocurre con la historia y las ciencias básicas.

Los próximos desafíos de la juventud universitaria suponen superar el atesoramiento de facilidades y horizontes de ganancia económica inmediata. Entre estos desafíos, debe estar el de prepararse para una Venezuela "después del petróleo", así como alcanzar la consolidación profesional en lapsos naturales, que además suscite cambios significativos en el país.

Los estudiantes de hoy, nativos digitales, magos de lo virtual, deberían valorar lo efímero de la moda económica depredadora; tal vez deberían concientizar más mediante el estudio, el inmenso daño que consiste en formarse para ser la generación X, que no hará más que producir frustración intensa a lo interno, y sensación de ser un ciudadano de segunda en las sociedades que los reciben. Los llamados "milenicos" en los EEUU suman venezolanos que han ido tras el áureo fantasma de la satisfacción profesional, ocupando lugares a cubierto de la supuesta "dictadura" que existe en Venezuela. Meses después de molestar en el sofá de familiares y amigos que llegaron antes, comienzan a ver el cada día más oscuro, aunque se escondan tras los mentirosos selfies que muestran rostros sonrientes y de apariencia exitosa, retozando en parques y otros paisajes gratuitos, casi siempre ajenos a verdaderas posibilidades.

Cada tablet que vendió un estudiante, porque estaba "pelando", fue una oportunidad menos de conectarse con el mundo del conocimiento; tal vez fue sólo el precio de una batería para un teléfono más costoso con el cual se tomaría las mentirosas selfies del supuesto éxito, mientras sueña que hablará como el peloncito de la cuña del curso de inglés a distancia, y que conduce un pequeño automóvil en Miami, junto a otro joven, alegre y medio vago, que no tiene más interés en la vida que vivir de gorra en otro lugar.

Día del Estudiante: día de conciencia revolucionaria. ¡Abajo el Bachacoin!! ¡¡Arriba la conciencia!!

saracolinavilleg@gmail.com



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Carolina Villegas

Investigadora. Especialista en educación universitaria

 saracolinavilleg@gmail.com

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