El evento ocurrido el 2D puede pasar como algo intrascendente si no hacemos un esfuerzo para procurar, razonando, tratar de entender su resultado, y para ello sólo se requiere actuar con el sentido común propio de las personas reflexivas, revisando objetivamente, todos aquellos factores que pudieran haber influido en la abstención optada por quienes sí apoyaron a Chávez en diciembre de 2006. Esto es, desde nuestro punto de vista, el único factor que nos permitirá corregir los errores cometidos y volver a atraer a los que se inhibieron de participar.
En el examen exhaustivo que tiene que realizarse, hay que pasearse eludiendo caer en aquellos subterfugios eximentes de responsabilidad. Es pueril pretender hacer recaer ese revés en la acción de los medios opositores. Si eso fuera verdad, empaquemos ya nuestros peroles y vayámonos cada cual para su casa ahora sin esperar esa otra futura derrota ya signada. ¿Qué los medios mienten? ¿En qué lugar del mundo no lo hacen? Ese no es el punto, que sí lo es el encontrar las motivaciones que generaron el rechazo a la propuesta reformista. Cualquier otra cosa distinta, es puro cuento.
La primera pregunta que debemos hacernos es sobre la pertinencia de la propuesta de reforma constitucional. ¿Era imprescindible esa reforma para gobernar? El marco jurídico dentro del cual se ejerce la acción de gobierno, no se había rebasado y hay mucho por hacer todavía dentro de él como para reformar la Constitución.
¿Fue el momento elegido el más propicio para ello, o existían elementos que dificultarían su aprobación? Pensamos que no lo fue y hay mil y una evidencia que lo prueba. No había en la población el sentimiento de su necesidad. Y esto es básico; el desinterés estaba a la vista, no había entusiasmo, excepto en los sectores comprometidos con alguna de las dos opciones. No se puede proponer algo que la gente no estima necesario. ¿Además cómo se podía plantear una reforma a la vista de tanta ineficiencia, por decir lo menor? Pídasele su opinión a una persona que no consiguió la leche que precisa, tampoco el azúcar, menos aún huevos y pollo. ¿Y el papel higiénico que comienza a escasear. Y la vivienda ¿qué tal? ¿Qué cree usted, amigo lector que responderá con el panorama que tiene a su vista?
Con toda razón se puede decir “y todo lo que se le ha dado a ese pueblo hasta ayer olvidado” y será muy acertada su afirmación; se han conseguido logros magníficos y por decir uno de los que amamos, las escuelas bolivarianas de doble turno, que es la mejor herramienta para combatir el delito a largo plazo. Pero no es esto de lo que debemos de discurrir sino de las razones que expliquen satisfactoriamente el resultado dado. Todo lo demás es florilegio.
Los acaparadores y los medios nos derrotaron. ¡Por favor! Como excusa, más trivial no puede ser. No fue la oposición que venció, sino la rampante ineficiencia, la incapacidad patente en figuras que hay que mandar a sus casas de inmediato, pues ellos sí fueron los verdaderos causantes de la frustración que empujó a la abstención a un sector muy amplio de electores que hasta ayer apoyaban todo lo que el gobierno proponía. Y eso fue solo un aviso, téngase bien en cuenta ese dato para el futuro.
¿Cuántas viviendas se han construido en lo que va del gobierno de Chávez? ¿Cuántos ministros han pasado por ahí sin pena ni gloria? No conocemos la cifra de viviendas construidas, por suerte, pues de saberla tal vez la vergüenza nos abrumaría. Y en el Agro. El faltante del azúcar ¿cumplirá 3 años? Y la caraota negra ¿la recuerdan? ¿Dónde está? El ministro ha hecho prosperar la agricultura de puertos. ¡Bravo por ello! ¿Pueden permanecer en sus cargos quienes han mostrado tanta ineficiencia? ¿Estamos mintiendo con estas afirmaciones que todos sentimos? Por ahí deben ir los tiros. Claro que tenemos mucho de lo hecho para regodearnos, pero no es eso en estos momentos lo que debemos buscar.
¿Y de las alcaldías y gobernaciones donde venció el NO, que dicen los todavía sus titulares sobre la elección que viene donde se disputarán sus cargos? ¿Pretenderán, en el colmo de la impudicia, repetir, o su dignidad les empujará a un costado para que sea otra distinta a la de ellos la candidatura ofertada?
Llega muy bien para lo que estamos señalando, una cita de un ilustrísimo venezolano autor de un libro excelente “Cesarismo democrático”. Naturalmente que hablamos de Laureano Vallenilla Lanz. Finalizando el libro explica el motivo que le indujo a escribirlo intitulándolo “Por qué escribí Cesarismo democrático”. Nos dice allí: “Yo he partido del principio de que todo pueblo tiene no el gobierno que se merece –como dicen los empíricos o los pesimistas-, sino el sistema de gobierno que el mismo produce de acuerdo con su idiosincrasia y con su grado de cultura. Creo con Savigni que los derechos no se fabrican como las máquinas; sino que se forman y se organizan lentamente en el alma de los pueblos”.
Pero páginas antes, datada esas líneas el 4 de noviembre de 1920, en el libro ya señalado, en el capítulo que titula “Cesarismo democrático y cesarismo teocrático”, el autor, replicándole al doctor Eduardo Santos de El Tiempo de Colombia, dice finalizando el párrafo segundo que entrecomilla “si la verdad escandaliza, que se produzca el escándalo, pero que la verdad sea dicha”.
El análisis más cómodo, más fácil del revés del evento del 2D, es aquel que expulsa hacia fuera la causa de un acontecimiento que nos fue desfavorable. Atribuirle a la oposición mediática la influencia que produjo la victoria del NO, es barrer la basura debajo de la alfombra. Pero, ¡ay si esta se corre!, nos mostrará más desperdicios que aquellos que escondimos. Lo pernicioso debe de extirparse de raíz; habrá dolor, sin duda, pero no olvidemos que ese dolor permitirá, como en el parto, el nacimiento de una nueva figura no contaminada, en mejores condiciones para afrontar el futuro que las que lucimos hoy.
Por eso decimos, como Vallenilla Lanz, “si la verdad escandaliza, que se produzca el escándalo, pero que la verdad sea dicha”.
La presentación fue inoportuna, extemporánea, pues existen problemas no resueltos que el elector prioriza sobre cualquier tipo de ley, pues esos problemas le son inherentes a sus necesidades inmediatas, integran su cotidianeidad.
Vayamos a un ejemplo muy cercano que pueda ilustrar mejor sobre este punto. El viernes 14 de este mes, por la noche, la guardia que maneja los ascensores de un sector de Parque Central se retiró dejando abandonado el servicio de los mismos.
Por supuesto que tratamos de descubrir la razón de esa anomalía y no nos fue nada difícil encontrarla. No les cancelaron a los empleados la totalidad de sus acreencias, y estos abandonaron su trabajo. Así de sencillo. Explica el expolio que sufren los que son explotados por seudo empresarios nacidos de la oportunidad, que amparándose en postulados del proceso, los usan para esquilmar a gente humilde que quiere trabajar hasta que, cansados ya de tanto maltrato, dicen ¡basta! Y dejan el problema encima de la mesa para que alguien responda por tal irregularidad.
Parque Central es un complejo que fue único en Latinoamérica. Está administrado por el Estado que cada día lo hace peor. Veamos. Chávez, cuando asume la presidencia, nombra a una arquitecta como Presidenta de la institución. Esta dama fue la que comenzó el gran desastre en el cual estamos sumidos quienes ahí vivimos. Tuvo un gasto mensual de panadería, mientras ocupó el cargo, de 350 mil bolívares. De teléfono celular superaba el millón de bolívares. Cantidades esas muy altas en aquellos momentos. Suponemos que no hizo nada porque cuando no hablaba por teléfono, comía.
Fue la obstinación de un dirigente sindical que no desaprovechó oportunidad tratando de encontrarse con Chávez para manifestarle lo que ahí acontecía, lo que permitió cambiarle por otra persona que ¡ay!, confundió la institución con un cuartel y soltó sus agravios contra los empleados. Este sindicalista se le plantó en una asamblea y le reviró. También pudo -lográndolo al interrumpirle el paso-, hablar otra vez con Chávez para ponerle al tanto de lo que estaba ocurriendo. Fue cambiado también ese señor.
Este sindicalista, verdaderamente un héroe, ha vivido todos estos años chavistas suspendido, despedido, agraviado, pero nunca le han podido decir flojo, haragán o ladrón. Tampoco le han contestado a lo que han sido sus argumentos reclamando eficiencia y probidad. Estamos hablando de un gigante que ha enfrentado solo, cuánto obstáculo le han puesto en el camino. El Presidente sabe que hablamos de nuestro amigo y camarada, Orlando Acevedo.
Los vecinos decíamos hace un tiempo, que no podría llegar otro peor que el que estaba en ese momento ocupando la presidencia del CSB. Nos equivocamos: el que llega siempre supera en ineficiencia al que le precedió.
Pongamos algún ejemplo. Los problemas que se padecen son ya de naturaleza endémica. Los ascensores son para ponerse a llorar, por decir lo menos. Dos o tres meses después del sabotaje petrolero, con la economía del país casi desecha, Chávez, escuchando el clamor de los residentes, le entregó varios millardos al organismo para que resolviera el problema de los ascensores. Remodelaron algunos que a los pocos días de ser habilitados no sirvieron.
Desde el estreno de ellos no respondían al llamado de los pisos. El que escribe le preguntó al presidente del CSB qué es lo que había pasado con ellos. Puede no creerse lo que contestó, y menos todavía si se señala que es un ingeniero quien lo dijo, pero eso es lo que respondió: que no había servido el sistema. No se pudo evitar el hacerle una segunda pregunta, y esta fue la pertinente a la respuesta recibida; “¿quién hizo las instalaciones, ingeniero, un carpintero, un panadero, quién? Ese ex presidente del CSB, que todavía no debe de haber captado el daño patrimonial que su irresponsabilidad generó, hoy está en la presidencia de otro organismo.
Ese señor ingeniero, del cual estamos escribiendo, puso en un departamento clave para las emergencias, a un muchacho joven, recién graduado e incapaz hasta decir basta. Como se estuvo tratando de ayudarle, se le señaló la ineficiencia de la cual hacía gala este personaje, a lo que dijo que “era un buen muchacho”. Estaba, el susodicho, relacionado con él por razones de parentesco. No pudo evitar el que escribe decirle que pusiera a otro pero eficiente en ese cargo, y a este bueno para nada, le diera una bequita pero de su bolsillo. Por supuesto que siguió ocupando el cargo, para desgracia de los residentes del conjunto.
El estacionamiento, concedido para su explotación a una empresa privada, nunca ha comprendido, que explotar el estacionamiento no es explotar a los empleados y a los vecinos del conjunto, y a eso con mucho brío se ha dedicado. En un juicio que se dirimía en Tribunales sobre la concesión, le ofrecimos totalmente gratuitos, los servicios de dos prominentes abogados, que rápidamente rechazó.
Resultó que la máxima autoridad del CSB “contrató” a dos abogados amigos suyos para manejar el caso. Cobraron entre 20 y 30 millones y olvidaron realizar la tarea por la cual le pagaron esa alta cifra. Por la displicencia de estos “profesionales” se produjo la perención del juicio. ¿Qué hizo nuestro ingeniero ante la omisión de esos bandidos que le produjo a la nación una erogación multi millonaria, en un juicio que era más fácil ganarlo que perderlo, pues eran tantas las violaciones de la concesionaria que el más miope de los jueces habría concedido la revocación del contrato? Nada, absolutamente nada.
Cuando retiraron al ingeniero, llegó un general que tenía, por lo poco que vimos de su actividad, otros asuntos más urgentes que atender, que los que le mostraba el conjunto. Hoy ya no decimos que no puede haber otro funcionario peor que el que se tiene. Ahora se pide que el próximo nombramiento que haga Chávez para el CSB, sea buscando a aquel que en su criterio será el que peor lo haga. Habrá ¡por fin!, nombrado a quien realmente si hará bien las cosas. Este paseo que le hemos ofrecido a nuestro generoso lector, no le ha mostrado la realidad que es peor que la que señalamos; pero sí le ha hecho entender el estado de ánimo de un sector de ciudadanos que se ha visto desasistido por la carencia de eficiencia.
Volvemos entonces, luego del recorrido efímero pero efectivo, para señalar que la fuga de los ascensoristas no fue resuelta todavía por las autoridades que nunca se presentan a dar la cara; no se les ve en los lugares donde aparecen estas cosas, solucionables cuando se tiene conciencia de la responsabilidad que el empleado público tiene de sus funciones.
Para cerrar esto ya muy largo, decimos que el día lunes 17 estuvimos en el CSB tratando de sugerir algunas soluciones. Hoy, 19 de diciembre, seguimos sin los ascensoristas y cumplo lo que les auguré. Escribiría denunciando su displicencia, su negligencia y su desinterés. Si no han podido (querido) encontrar solución a un problema relativamente sencillo, jamás lo podrán hacer con las complejas dificultades del Conjunto. Como además no renuncian ¿no habrá llegado la hora para que Chávez muestre su capacidad gerencial destituyendo a estos incapaces?
Si del texto se desprende que estamos indignados, irritadísimos, ha leído correctamente y entendido a cabalidad nuestro ánimo.
roosbar@cantv.net