1º de enero e 2009.- Reproducimos el comunicado publicado este miércoles en exclusiva por la Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL), dirigido al pueblo de Colombia y firmado por el Secretariado del Estado Mayor de las FARC-EP:
"Al pueblo Colombiano:
Culmina otro año vergonzoso para los colombianos caracterizado como
nunca por una sucesión de crímenes, corrupción y gravísimos escándalos
en las más altas esferas del poder. Un año que será recordado por la
infame cadena de asesinatos, violencia y terror cometidos por la fuerza
pública contra nuestro pueblo, lo que ratifica una verdad que hemos
gritado ante el mundo entero desde hace más de 40 años: en Colombia hay
un régimen de terrorismo de Estado.
No obstante, este 2008 también será recordado como el año en que se
fue descorriendo el velo del inmenso y engañoso fraude que han
significado los 6 años del gobierno fascista encabezado por el dictador
Álvaro Uribe Vélez; porque fue un fraude su reelección alcanzada con
engaños, sobornos, truculencias y traiciones; fue un fraude su promesa
de acabar con el paramilitarismo que, por el contrario, creció y mostró
que sus tentáculos y ramificaciones llegaron a dominar no solo
organismos de inteligencia como el Das, sino que alcanzaron la propia
casa de Nariño; fue un fraude su política de acabar con la corrupción y
la politiquería, pues no conoce la historia de Colombia administración
más corrupta que la actual. Pasaron los años y este congreso será
recordado en la posteridad como un parlamento, (con honrosas
excepciones de la oposición) plagado de delincuentes confesos,
mafiosos, componenderos y paramilitares con las manos tintas en sangre
de compatriotas.
Fue un fraude su política anti drogas, pues en estos años aumentó
la producción de cocaína y se develó con meridiana claridad que los
paramilitares son una mafia del narcotráfico nunca combatida por las
fuerzas militares, que contaron y cuentan con la protección oficial y
que en nefanda alianza asesinaron sin compasión a millares de inocentes
en campos y poblados. Fue un fraude su proclamada victoria contra la
insurgencia. Las abultadas cifras de muertos engañosamente presentadas
a la opinión como pruebas de los pretendidos triunfos contra la
guerrilla alcanzados por sus falsos "héroes," devinieron de la horrenda
masacre de miles de humildes compatriotas, asesinados en un festín de
muerte, llegando al extremo de legalizar cadáveres y crear carteles
para cobrar recompensas por ellos, o, en su degradación moral,
utilizarlos para obtener un permiso o una licencia de vacaciones. Tras
la hipócrita denominación de "falsos positivos" lo que se esconde no es
más que un nauseabundo y espantoso crimen de lesa humanidad contra los
colombianos que apenas da una idea de la honda dimensión de un
genocidio ejecutado sistemáticamente durante décadas por la fuerza
pública contra nuestro pueblo y que reclama no destituciones
compensadas con embajadas, sino condenas penales ejemplarizantes.
Proponer, como lo hizo Uribe, que en las Unidades militares se reciban
las denuncias sobre violación de los DD.HH., es como si Hitler le
hubiera pedido a las SS que recibieran las quejas de los abusos
cometidos por la Gestapo.
Esta engañosa salida no es más que otra estafa al dolor de miles de
colombianos que claman por conocer la verdad, sobre la suerte corrida
por sus familiares asesinados a manos de las Fuerzas Militares del
régimen. Lo que el Gobierno pretende es eludir la cuestión fundamental
de todo este drama y no responder qué pasó realmente con el asesinato
de miles de nuestros compatriotas, ni por qué fueron retirados 27 altos
mandos militares incluidos varios generales, a tiempo que otros
renunciaron incluyendo al comandante del ejército. El qué, el cómo, el
cuándo y el por qué de toda esta tragedia, son preguntas que aún están
sin respuesta.
No puede ser casual ni coyuntural una crisis que se repite
cíclicamente y por años. Estamos ante la evidencia de un hecho
denunciado y negado mil veces. Escándalos que se tapan con otros
escándalos producto de crímenes y de masacres: Mapiripán, La Rochela,
El Aro, San José de Apartado, Urabá, El Naya, Jamundí, Guaitarilla,
Cajamarca son nombres ligados ya por la memoria colectiva a otras
tantas tragedias y a los nombres de generales como Rito Alejo del Río,
Uscátegui, Manosalva, Montoya, Yanine, Iván Ramírez, Bedoya Pizarro,
Mora Rangel, Ospina y al mismo presidente Uribe. El velo de las
mentiras se está corriendo y más temprano que tarde brillará la verdad
plena, para bien de la Patria.
Es la concepción mafiosa de la Seguridad Nacional y del Estado, la
que está en entredicho. Es la legitimidad de unas Fuerzas Militares,
que reclaman el monopolio de las armas de la República y se valen de
ellas para mancillarlas y para asesinar a su propio pueblo, lo que está
en juego. Es la propia legitimidad del Estado la que está cuestionada
porque detrás de la mentirosa retórica de la mal llamada "Seguridad
Democrática" lo que se esconde es la guerra sucia contra el pueblo: el
terrorismo del Estado. Está comprobado que las Fuerzas Militares
actuando conjuntamente con los paramilitares han desplazado a mas de 4
millones de personas, desaparecido a más de 25 mil compatriotas,
lanzando sus cuerpos a los ríos, convirtiendo a estos en cementerios
sin tumbas, o en ocasiones arrojando vivas a sus víctimas a las fauces
de cebados cocodrilos, como solían hacerlo en la hacienda de Miky
Ramírez en Bolívar y en la hacienda "Villa Sandra", en Puerto Asís
(Putumayo). En los últimos 5 años, han asesinado a más de 1.800
indígenas y 2.570 sindicalistas.
Las confesiones de los jefes paramilitares sobre sus espeluznantes
matanzas, de sus estrechas relaciones y su financiamiento por parte de
empresas nacionales y multinacionales sorprendieron al país nacional,
pero no al establecimiento. Empresas como Postobón, Bavaria, Coca-Cola,
Carbones del Caribe, Brasilia, Copetran, Vikingos, Palmicultores del
Magdalena, Cafeteros de la Sierra Nevada, Carboneras del Cesar,
Ecopetrol, Prodeco, Pizano, Maderas del Darién; Maderas de la Cuenca
del río Truandó, Transportadores de Carbón del Monte, Bancol, Drumond,
Hyundai, Corcel, Club Vacacional Mendihuaca, Caribbean Resort, algunos
contratistas de Gases del Caribe, Chiquita Brands (le regaló 3.000
fusiles a los paramilitares), Dole, Probán, Unibán y Sociedad Emilia
Hazbún y Cia., han utilizado al paramilitarismo para imponer relaciones
laborales precapitalistas y en otros casos, para realizar sus grandes
proyectos arrasando por completo con pueblos de pobres y de indígenas
como sucedió en la Sierra Nevada de Santa Marta, para la construcción
de la represa sobre el río Bessote; la represa de Urrá en Córdoba,
donde sin contemplación desalojaron a todos los Embera katíos; y en
Urabá, para el desarrollo de los proyectos de palma africana y banano,
donde el mismo paramilitar H.H. reconoció sin rubor, haber asesinado a
más 3.000 personas.
El monstruo de la narco-para-política se tomó a Colombia y
compromete a toda la cúpula del Estado, empezando por el propio Uribe
cabecilla principal del paramilitarismo, al Vicepresidente Francisco
Santos inspirador del "Bloque Capital", a la Comandancia del Ejército y
de la Policía (los Montoyas, los Padillas y los Naranjos), al ministro
de defensa Juan Manuel Santos (que conspiró con Carlos Castaño), al
exjefe del Das Jorge Noguera y a más del 35 por ciento del Congreso.
Este régimen terrorista del gran capital y del latifundio genera una
profunda corrupción. Nunca antes las instituciones se habían enlodado
tanto por descender tan bajo, ni tampoco la delincuencia organizada
había subido tan alto, al punto, que la augusta Casa de Nariño conocida
históricamente como residencia presidencial y sede del gobierno de
turno, ha sido convertida por el presidente Uribe en algo así como el
"Basurero de doña Juana", de cuyo fondo emanan tóxicos y pestilencias
que a diario envenenan el organismo de la Nación y contaminan el
ambiente más allá de las frontera patrias. Porque todo en este gobierno
hiede. Como el inmoral caso de la Yidis política, que estremeció al
país cuando se conoció que la aprobación de la primera reelección en el
Congreso, fue producto del pago en prebendas a Yidis Medina y
Teodolindo Avendaño por parte de los Ministros de la Protección Social
e Interior, Diego Palacios Betancourt y Sabas Pretelt respectivamente y
que hoy se repite agigantada, la inmoralidad que pretende una
repudiable segunda reelección de Uribe, sostenida sobre trampas,
narco-dineros, sobornos y engaños a la población.
El derrumbe de las pirámides, de las que hace parte la familia
presidencial y cuyos costos tratan de descargar sobre los hombros de la
gente humilde, es otra muestra del engaño, la corrupción y las
componendas de la narcotizada clase política colombiana. Todo esto
acontece en medio de una crítica situación social deteriorada al
extremo por la Reforma Laboral uribista que cercenó las conquistas
obtenidas por los trabajadores tras años de intensas luchas y que
generalizó el esclavista sistema de las Cooperativas de Empleo para
explotar más a los obreros y empleados, situación afectada también
porque una buena cantidad de hospitales han sido cerrados, muchas
universidades públicas están sin presupuesto y otras paramilitarizadas,
las empresas estatales más rentables fueron entregadas a precio de
ganga al capital trasnacional (sobre todo gringo y español), el
desempleo sigue su línea ascendente, los salarios son bajos y la
depauperización permanente, el déficit de vivienda aumenta, la
cobertura social del sistema de salud es absolutamente precaria, las
insuficiencias educativas son crecientes, gran porcentaje de los
municipios del país carecen de agua potable, el arrasamiento del
equilibrio ecológico presagia catástrofes, los damnificados de la
violencia se sumen en el olvido oficial, se mantiene la desnutrición
secular de franjas importantes de la niñez colombiana, todo esto como
manifestaciones de la política de un estado y de una oligarquía voraz,
que solo piensa en su chequera y que como si fuera poco pretende
comprometer al país en un oneroso e inaceptable tratado comercial (TLC)
con los Estados Unidos. Y mientras campea esa miseria social, el
Gobierno colombiano gasta anualmente 22. 21 billones de pesos, un 6,5
por ciento del producto interno bruto (PIB) que asciende a 351,2
billones de pesos. Si el Estado destinara a educación y salud el total
del gasto militar, con ese dinero podrían construirse 3.666 escuelas y
220 hospitales de tercer y cuarto nivel.
Pero no, todas las llaves que puedan conducir al mejor estar del
pueblo están cerradas, el único grifo que dejan abierto para que el
pueblo lo utilice hasta saciarse, es el de la muerte. A tal despilfarro
militar se suman los cerca de 10 mil millones de dólares gastados por
el gobierno de los Estados Unidos durante los últimos 6 años en su
guerra contra el pueblo colombiano a través del imperial, inútil y
fracasado Plan Colombia, porque la verdad es que nuestra soberanía está
completamente deshilachada, ya que la injerencia norteamericana es cada
vez más grande y mayor la sumisión de Uribe, a quien el imperio le
designó en Latinoamérica el mismo papel de Caín que juega Israel en el
Medio Oriente. Por ello conspira y provoca buscando desestabilizar los
gobiernos de Chávez y Correa.
Vale recordar que el capitalismo mundial vive su peor crisis en
muchos años y que los efectos del colapso neoliberal y del capitalismo
salvaje atropellan a millones de seres humanos y al mundo, sin que el
sistema vislumbre en su horizonte ninguna perspectiva para superarlo,
aunque en los Estados Unidos hayan elegido como Presidente a Barack
Obama, quien a pesar de las expectativas que ha generado, difícilmente
podrá colmar las esperanzas que muchos han depositado en el. Sólo la
iniciativa creadora de los pueblos y sus luchas pueden corregir el
rumbo del actual caos, y el Socialismo se yergue otra vez, como el
único que puede humanizar el planeta y enrumbar a la sociedad por
caminos de paz, igualdad, justicia, desarrollo, bienestar y felicidad
social. Es la enseñanza que surge de los procesos en marcha bajo el
influjo actuante de las mayorías, en el Viejo Mundo, en nuestra América
y en el Caribe.
En este gran contexto nacional y mundial germinan fundadas razones
para el optimismo. Se levantan con inagotable fuerza, grandes
manifestaciones sociales de campesinos, trabajadores, indígenas,
estudiantes, del movimiento popular y de las fuerzas democráticas, como
esa formidable corriente de opinión que constituyen los "Colombianos
por la paz". A todos ellos desde aquí, nuestro saludo combativo colmado
del irrevocable compromiso por la solución política, hacia una
verdadera paz con justicia social. En esta gesta heroica, los mandos y
combatientes de las FARC-EP estaremos, como desde Marquetalia,
acompañando al pueblo en sus más altos empeños hasta alcanzar la Nueva
Colombia, porque los farianos nos nutrimos e inspiramos de las
invencibles luchas de nuestro pueblo, de las certezas que nos han
acompañado durante 44 años de lucha revolucionaria, del ejemplo y
sacrificio de Raúl, Iván, Felipe, Camilo, Dago y tantos otros caídos y
especialmente del ejemplo y enseñanzas del invencible y legendario
conductor de guerrillas, Comandante en Jefe, Manuel Marulanda Vélez.
Saludamos y les manifestamos nuestra solidaridad militante en las
cárceles del régimen a los guerrilleros y a todos los presos políticos,
a Sonia, Simón e Iván Vargas, a todos les reiteramos que no cejaremos
la lucha por cristalizar un Acuerdo Humanitario. Saludamos a los
guerrilleros y guerrilleras de las FARC-EP, a las Milicias
Bolivarianas, Partido Clandestino, Movimiento Bolivariano, otras
organizaciones revolucionarias, organizaciones de masas, fuerzas
democráticas, a nuestros simpatizantes y amigos los alentamos a
redoblar esfuerzos. Los colombianos no podemos tener como destino las
actuales desgracias, porque el futuro nos pertenece es que debemos
labrarlo desde siempre, y eso solo será posible mediante la unidad y la
convergencia del esfuerzo colectivo.
Al pueblo colombiano le proponemos trabajar por un nuevo Gobierno,
Patriótico, Democrático, Bolivariano con rumbo al Socialismo, que
desarrolle la Plataforma Bolivariana, trabaje por una constituyente que
sea respetada en sus decisiones, representativa de todos los sectores
de muestra nacionalidad, que aborde los temas vedados a la
constituyente de 1991 y así cimentar sobre sus bases la paz democrática
que anhelamos la enorme mayoría de los colombianos.
En Bolívar nos encontramos todos
¡Honor y gloria a nuestros combatientes caídos!
¡Hasta la victoria siempre!
¡Hemos jurado vencer y venceremos!
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP.
Montañas de Colombia, Diciembre 22 del 2008".