Abya Yala, claves de resistencia para la vida buena

Existen muchos aspectos de las etnias autóctonas en Mesoamérica que son importantes de estudiar para valorizar y comprender la emergencia indígena en Latinoamérica.

Sin orden jerárquico se puede empezar mencionando en primer lugar, el estrecho contacto y equilibrio con que vivían las etnias con su ambiente y la protección del mismo, lo cual han demostrado a través de los siglos. La construcción de presas, canales terrazas agrícolas y el uso racional de la flora y la fauna son excelentes ejemplos de conservación del ambiente.

La ventaja que demuestra un enfoque histórico como el de la arqueología en el largo plazo, es que el cambio cultural resulta inevitable y, no por ello, malo o terrible. Como regla general, a través de los milenios se ha visto que el hombre casi siempre se resiste a la renovación, pero en el análisis final la cultura varía y las grandes transformaciones son factores vitales para la permanencia de la etnia o el grupo. No necesariamente la alteración implica la pérdida de identidad. El producto final puede ser el resultado de un progreso, no del retroceso. Culturalmente hablando, el individuo no es importante sino el sostenimiento de la cultura y los aspectos más básicos de la identificación grupal. Si para sobrevivir hay que sacrificar las alternativas más aberrantes para mantener la unión democrática de la mayoría, así debe ser.

La resistencia cultural es una condición natural del ser humano como sociedad y tiene validez mucho más allá de la salvación del individuo. Pretende la sobrevivencia de la mayoría como grupo distinto e identificable. “La presencia de la resistencia étnica -para Lee Whiting- demuestra que la sociedad que la tiene es un organismo vivo y que la medida en que se demuestra la resistencia es a su vez, una medida de su importancia y fuerza social, así como un probable pronóstico sobre su éxito final para mantener intacta la identidad grupal. Sugiere que hay otros factores importantes como la pasividad, la paciencia y el acomodo en la resistencia étnica exitosa. Resulta más efectivo el astuto y no necesariamente el más valiente o fuerte”.

Para tener una idea de la manera de pensar, actuar y filosofar de la vida cotidiana del indígena, es necesario deslastrarse de las lógicas de la cultura occidental. “Desnudarse” conceptualmente para sentir, intentando minimizar la tendencia al juicio sobre “lo que debiera de ser”, actitud que nos impide comprender otras lógicas, otros tiempos mentales. Nuestros juicios siempre sepultan cuando chocan con otra estructura mental, otras formas de ver la vida que deberían de ser totalmente respetables.

Para lograr algunas aproximaciones a la vida cotidiana indígena, se tomó como referencia un testimonio oral de Rigoberta Menchú, indígena guatemalteca. Seguir su voz, significa sumergirnos en nuestro interior extraviado, porque sus lógicas despiertan sentimientos que creíamos caducos, encerrados como estamos dentro de nuestro universo inhumano y artificial, donde nos hemos acostumbrado a lo horroroso y ya nos parece normal. No se trata, en ningún caso, de una actitud maniqueista de pensar que lo que dicen es lo más acertado; es más, la heterogeneidad de los grupos étnicos y los diferentes cambios que han ocurrido en sus mentalidades como producto del hambre, la influencia de la industria cultural, la marginalidad estructural etc., no garantizan que una muestra sea representativa de un conglomerado no uniforme. Aún así ahí van estas lógicas.

Lo que nos dice Rigoberta Menchú es verdadero y simple, esa voz indígena nos conduce a un universo conmovedor, poético, y a menudo trágico. “Dentro de la cultura Maya, todo está previamente calculado, esta es la razón por la cual todo acontecimiento presente debe encontrar su explicación en el pasado, debe estar ritualizado para ser integrado a lo cotidiano, porque lo cotidiano también es ritual”.

Un juicio de anacronismo conservadorista sería fácil de hacer cuando palpamos el desprecio del indígena a utilizar instrumentos más tecnificados. Sin embargo, en el fondo se trata de preservar los conocimientos productivos genéricos como una manera de impedir el derrumbe de su estructura social. Las prácticas unidas a los cultivos, a la cosecha, y a la cocción del maíz, son el asiento de la estructura social de la comunidad. Un ejemplo sería el moler el maíz con piedra... “muchos terratenientes hubieran querido poner un molino para moler la masa de todo el pueblo. Pero el pueblo dice no. Poco a poco ellos entran con máquina y después son dueños de todo”.

El secreto que no dan, el hermetismo, su silencio milenario, la otra cara al conquistador; mientras clandestinos mantienen su identidad. La referencia más inmediata es el Popol Vuh; “A quienes os pregunten dónde estamos, decidles lo que conocéis de nuestra presencia y no más”...”Aprended a cuidaros, guardando nuestro secreto”.

En cuanto a la educación, prevalece la orientación antiegoista y de respeto a lo natural: “Inmediatamente cuando el niño nace se le amarran sus manitos, o sea, se le ponen rectas sus manitos y sus piecitos. Esto significa que sus manos son sagradas, tienen que actuar donde tienen que actuar, o sea, nunca van a robar; el niño nunca va a abusar de la naturaleza, sabrá repartir. Sabrá respetar la vida de todo lo que existe. Se le amarran precisamente para que no acumule cosas que la comunidad no tiene y sepa repartir las cositas, que sus manos tienen que estar abiertas”... “inmediatamente pensamos que la escuela del niño tiene que ser la comunidad, que el niño tiene que vivir con los demás.”

Desde el mismo momento en que el niño nace, se le hace una bolsita, donde lleva ajo, un poco de cal, sal, tabaco, (que es una planta sagrada)... “ese morralito se le pone al niño al cuello. Esto significa que el niño sabrá enfrentar todo lo malo que existe. El mal para nosotros es como un espíritu, que sólo imaginamos que existe. Un mal sería que el niño sea chismoso; el niño sabrá respetar todo lo que sea de nuestros antepasados. Es un poco la idea del morral”.

Los grupos familiares más cercanos, junto a los representantes comunales hacen un compromiso con el niño: “Que tienen que seguir enseñándole al niño cuando sea grande y que ese niño tiene que ser un ejemplo como los señores elegidos. Así se hace una pequeña charla, cuando los padres hacen también el compromiso y lo integran a la comunidad, hacen un compromiso con los antepasados de enseñarle a guardar todos los secretos, que nadie puede acabar con nuestra cultura, con nuestros secretos”. Se produce una transmutación entre el niño y los elementos naturales mediante una oración que dice: “Ni un terrateniente podrá acabar con todo, ni los ricos acabar con nuestras costumbres. Y nuestros hijos, aunque sean trabajadores, aunque sean sirvientes, sabrán respetar y guardar sus secretos” Y así se menciona el maíz, el frijol, a las yerbas más importantes. Se le dice al niño que se va a alimentar de maíz y desde luego, está formado de maíz ya que su madre comió maíz cuando el niño se formó. Entonces, el niño sabrá respetar y coger un grano de maíz cuando esté tirado en el suelo, ya que el maíz cuesta el sacrificio de la tierra que también es humana”.

En lo referente al Dios occidental y sus concepciones naturistas: “Tal vez dios, esa palabra no la tenemos, pero es relacionada porque es el padre único que existe. Pero como canal para llegar a ese único, hay que amar al maíz, al frijol, a la tierra. El padre único es el corazón del cielo que es el sol. Es masculino porque la madre que nosotros consideramos es la luna. Es una madre tierna y al mismo tiempo alumbra”. “Aceptar la religión católica no es como aceptar una condición, abandonar nuestra cultura, sino que es como otro medio. Si todo el pueblo cree en ese medio, es como otro medio por el que nosotros nos expresamos. Es igual como que nos expresáramos con un árbol, por ejemplo, consideramos que el árbol es un ser, parte de la naturaleza y que ese árbol tiene su imagen, su representante o su nahual para canalizar nuestros sentimientos al dios único. Esa es nuestra concepción indígena”.

Lo sexual es visto como lo más natural, lo que da vida, la cosecha humana, por ello no comparten los controles de natalidad. “Para nosotros indígenas, no hacemos distinción entre el homosexual y el que no lo es, porque eso ya surge cuando uno baja a otros lugares. No hay tanto rechazo por un homosexual como hay entre los ladinos que es algo que no pueden mirar. Lo bueno entre nosotros es que todo lo consideramos parte de la naturaleza. Entonces, por ejemplo un animalito que no salió bien, es parte de la naturaleza y así una cosecha que no dio tanto, decimos que no se ambiciona más de lo que se puede recibir. Es una cosa que llega con el ladino. Un fenómeno que llega con el extranjero...”.

Como naturaleza misma no comparten los controles de vida. “Lo que pasa es que para nosotros tomar una planta para no tener hijos, es como matar los propios hijos. Es destruir la ley de nuestros antepasados de querer todo lo que existe. Lo que pasa es que nuestros hijos se mueren antes de nacer o unos dos años después, pero ya no es nuestra culpa. Es la culpa de otra gente”.

El compromiso que adquiere el novio al buscar su pareja no es solo con ella sino con sus padres, la comunidad y los antepasados. Este proceso de “pedir la mano” lleva cuatro ceremonias de visita con los parientes del contrayente en donde se pide perdón por las afrentas hechas a la historia de sus antepasados y se brinda por el porvenir de las nuevas generaciones. La bebida y el tabaco adquieren otros significados: “Después seguirá el cigarro, y las copas que significan mucho. Por cada copa se dice como una oración: que era el vino sagrado de nuestros antepasados, que ellos no estaban privados de hacer su propio guaro (licor de ágave). Que hoy el mundo es diferente. Ahora nos privan de nuestra propia bebida. Entonces, esta bebida es sagrada, dicen ellos. Esta bebida nos hace mucho pensar. Viene la segunda copa, también es diferente la oración. Esta oración dice que nos comprometemos a defender nuestra bebida. Que aunque escondidos, la vamos a hacer y la seguiremos haciendo. Que nuestros hijos seguirán haciendo esta bebida, hasta cuando pasen todas las generaciones que van a pasar”... “Después dejamos el guaro que traen, porque no se toma todo. Nadie se emborracha, porque tiene que ser una fiesta sagrada. Dejan todos los restos”. Y viene el compromiso de resistencia cultural: “también dice, veremos a hijos muertos, antes de ser mayores pero con esto tendremos que seguir viviendo como indígenas. Y ya prometemos los dos: ‘Entre los dos trataremos de dejar dos, tres semillas que sigan reproduciendo lo que nuestros antepasados. Aunque nuestros hijos se mueran antes de tiempo, pero quedarán siempre algunos para seguir viviendo”.

La resistencia y referencia constante al pasado se destila a cada paso: “La mayor parte del pueblo no sabe leer, pero por cultura oral se dice que los españoles violaron a los mejores hijos de los antepasados, a la gente más humildes y en honor a esa gente más humildes nosotros tenemos que seguir guardando nuestros secretos”

Miguel Angel Asturias escribió en la obra “Hombres de maíz: “Aquella noche que pasó aullando como coyote, mientras dormía como gente”. Esto tiene su explicación en la cultura indígena. Todo niño nace con su nahual. “Su nahual es como su sombra. Van a vivir paralelamente y casi siempre es un animal el nahual. El niño tiene que dialogar con la naturaleza. Para nosotros el nahual es un representante de la tierra, es un representante de los animales y un representante del agua y el sol. Y todo eso hace que nosotros nos formaremos una imagen de ese representante. Es como una persona paralela al hombre. Se le enseña al niño que si se mata a un animal el dueño de ese animal se va a enojar con la persona, porque le está matando al nahual. Todo animal tiene su correspondiente hombre y al hacerle daño se le hace daño al animal.

Partiendo de esta creencia se crea una especie de zodíaco que permite analizar y predecir psicológicamente la conducta del niño: “Nosotros tenemos divididos los días en perros, en gatos, en toros, en pájaros. Cada día tiene un nahual. Si el niño nació el día miércoles, por ejemplo, su nahual sería una ovejita. El nahual está determinado por el día de su nacimiento. Entonces para ese niño, todos los miércoles serán su día especial. Si el niño nació el día martes, es la peor situación que tiene el niño porque será muy enojado. Los padres saben la actitud del niño por el día en que nació. Porque si le tocó como nahualito un toro, los papás dicen que el torito siempre se enoja. Al gato le gustará pelear mucho con sus hermanitos.

En todas estas narraciones se nota el énfasis de poner al hombre como naturaleza. El Hombre es el universo. “Todos los reinos que existen para nosotros en la tierra tienen que ver con el hombre y contribuyen al hombre, no es parte aislada del hombre; que hombre por allí, que animal por allá, sino que es una constante relación, es algo paralelo. Eso lo podemos ver en los apellidos indígenas. Hay muchos apellidos que son animales. Por ejemplo, Quej, caballo”.

Estos son algunos de sus conceptos, muchas de sus afirmaciones no hay que tomarlas para la generalidad de los indígenas, pero son un cuadro referencial básico para entender nuestras culturas mesoamericanas.


pompiliosanteliz@hotmail.com


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Rafael Pompilio Santeliz

Doctor en Historia. Profesor de la UBV. Trovador, compositor y conferencista. Militante de la izquierda insurreccional desde el año 1963. Presidente de Proyecto Sueños Venezuela en el estado Miranda y Vicepresidente de la Fundación Gulima, Radio comunitaria en San Antonio de los Altos.

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