Golpe a la Cruz Roja

La Cruz Roja Internacional fue fundada el día 17 de febrero de 1863, y creció, a partir de ese momento, como un organismo absolutamente neutral, para ayudar a todas las personas del mundo: malos y buenos, ricos y pobres, ciudadanos y gobiernos, secuestrados y secuestradores, religiosos o no, militares o civiles. Se ha ganado a fuerza de objetividad, neutralidad y sacrificios, que incluyen la vida de muchos de sus miembros, un lugar preponderante en todo el mundo, incluyendo aquellos países donde se le denomina Media Luna Roja. Ha participado desde su creación, como mediadora en los más graves conflictos bélicos que ha enfrentado la humanidad, y ha ayudado a paliar el hambre de millones de personas abandonadas por la sociedad en los más apartados rincones del planeta, donde se le ha permitido participar. Sus miembros han dado la vida en muchos sitios: en el Medio Oriente, en África, en America Latina, en Europa. Ha servido de intermediario en rescates y ayuda de rehenes, ha curado heridos, alimentado niños, salvado incontables vidas, sin cobrar un centavo por sus servicios. La insignia de la Cruz Roja es un mensaje universal de paz, de alivio, de ayuda desinteresada, de amor, en un seguro de vida para muchos afligidos en el mundo entero; en pocas palabras un tesoro de la humanidad que la mayoría respeta, y digo la mayoría, porque los malos no lo hacen, se han valido de ella para cumplir sus crueles propósitos, asesinan a sus miembros, destruyen sus instalaciones y propiedades y utilizan su insignia para engañar durante sus fechorías contra los demás seres humanos. La Cruz Roja, por todos esos motivos se ha forjado, con todo derecho, una imagen de imparcialidad a toda prueba que es su más preciado activo, porque es esa neutralidad, lo que le permite cumplir con sus objetivos, que no son otra cosa que ayudar a todos los bandos.

Es por eso, que utilizar la Cruz Roja Internacional, sin haberse establecido los acuerdos previos entre las partes, por los que se dicen buenos, es una falta muy grave. No es un asunto de violación de leyes internacionales o de acuerdos diplomáticos, es un golpe mortal a la credibilidad e imparcialidad de la Cruz Roja y una bofetada a todos los que en ella confían todavía. Porque después de esta actuación irresponsable, por decir lo menos, de un oficial del ejercito colombiano, durante el rescate de los rehenes en manos de las FARC, por muy pacífica y eficiente que la operación haya sido realizada, y que todos estemos felices con la liberación de los cautivos, quien puede confiar en lo inmediato en ese signo casi sagrado de la Cruz Roja. El próximo negociador será de los buenos o de los malos? será una trampa que nos tiende ese mediador con la Cruz en el pecho? Ese convoy será humanitario o tendrá armamento? traerá comida o muerte? Ese hospital de campaña será una celada? Ese avión con la Roja Cruz arrojará comida o bombas?

Como lavar este error, lo que el ejército de Colombia y su Presidente lograron unos días atrás, lo echaron a perder desastrosamente con esta actuación sin paralelo, porque esa excusa de que los malos han hecho lo mismo nos convierte a todos en malos, porque por eso se les combate, porque somos diferentes y creemos que lo que hacemos es mayoritariamente justo. Los terroristas no respetan las reglas del juego, pero los buenos debemos hacerlo, y una de las reglas del juego se llama La Cruz Roja Internacional. No basta con declaraciones pomposas y sobrias, ni siquiera con la renuncia de Uribe o del Ministro de la Defensa de Colombia, el daño esta hecho y es un daño grave. Si me ponen a escoger entre las Cruz Roja y los rehenes, me quedo con la Cruz Roja, sino fueran vidas humanas las que están en juego, habría que devolverles los rehenes a la FARC, para tratar de enderezar el entuerto.

Pero estoy seguro que esta institución es tan sólida que saldrá adelante, a pesar de esta irresponsable actuación de un oficial colombiano.


cjcarpio44@hotmail.com


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Carlos Carpio


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