A diferencia del Imperio Español, ahora todos saben dónde está El Dorado

EEUU junto a los ingleses son considerados los sesudos de la Diplomacia han mostrado en los últimos años, especialmente en los casi dos decenios del siglo XXI, un decaimiento acelerado en el ejercicio diplomático, que asombra y los ridiculiza. En la mayoría de los casos donde han intervenido mandan a la cesta de la basura el "glamour" que los distinguió. El cinismo teatral de entregar bellas rosas a la víctima, acompañadas por detrás de la macabra muerte, como tragedia impuesta por los grandes intereses corporativos en lo económico y financiero, quedó en el pasado como satánico comportamiento de farsa y de odio.

No deja de asombrar las diversas tipologías de batalla diplomacia que muestra los EEUU en los distintos escenarios donde participan. Son peleas de calle, sin técnica, sin narrativa disuasiva en el plano de lo cognitivo, de la argumentación bien elaborada y expuesta, con sagaces y elocuentes oradores, con manejo de una "epistemología civilizatoria", con un equilibrio emocional expositivo. Nada de lo que los caracterizó como magos cínicos de la Diplomacia se les observa en la actualidad.

Una metralla de improperios y de amenazas, una agrupación de patoteros y pistoleros que no tienen parecido a los Western del lejano oeste, un avispero de medios de comunicación y la más amplia red herramientas electrónicas de información y de desinformación para difundir los ultimátum que imponen en cada una de sus apariciones representan el guion y la escenografía.

El cambote que llevan es el mismo. La difusión de los mensajes elaborados antes del acontecimiento comunicacional, salvo leves diferencias, es semejante. La falta de imaginación los devalúa. Los titulares escritos en varios idiomas, conforme al país donde los edita, convergen en intencionalidad.

La diplomacia estadounidense es más de forma que de contenido, más de payasada, de sorpresa informativa y menos de contribuir a solucionar problemas. Es la cuadratura impositiva y despreciativa que tejen, la extorsión aplicada a su enésima potencia, la repartición de los dividendos, el ofrecimiento de viajes de placer, becas para hijos, depósitos bancarios y una larga cadena de actuaciones indecentes, carentes de contenido ético, basura en el estado mayor de descomposición.

La arrogancia imperial muestra musculatura con sus 1.118 bases militares en el globo terráqueo, con las flotas que rodean todos los continentes, el arsenal corporativo de los alimentos y las medicinas, la red de inteligencia para pinchar teléfonos y demás modos de espionaje. Una arrogancia convencida que será imperio para rato, que el tiempo le pertenece y tiene la capacidad de convertirlo en mercancía, y hacerlo propiedad privada, hasta más allá de la eternidad.

El imperio estadounidense con su estilo paranoico de diplomacia, asusta a todos y a sus aliados, también. La lógica y el sentido común indican que nadie aspira a una hecatombe mundial, pero la adicción del poder hace que en momentos de abstinencia, los adictos cometan locuras. Aliados que mantienen severas sospechas de un amigo-enemigo, la cual hay que tener cuidado. Saben que con el liderazgo insolente de Estado Unidos de Norteamérica, siempre serán segundones, que la prosperidad que puedan lograr será relativa, saben no pasarán más allá de la raya impuesta por el hegemón. Saben que lo acaecido en los países del medio y centro oriente, su réplica está siendo llevada a Latinoamérica, y en tiempo no tan distante llegará a Europa. Saben que para los EEUU ellos igualmente son monte y culebra. Todos son despreciables, menos los que pertenecen al Destino Manifiesto.

Saben que el poder imperial vuelve patanes a los imperios, saben que a más poder arrogante y absolutista habrá menos democracia y libertad, igualdad y equidad. Saben que los imperios son enemigos del multilateralismo, que la competencia es competencia siempre y cuando no pongan en peligro la hegemonía, de quien tiene el sartén agarrado por el mango. Saben que sus empresas en EEUU están en peligro, como en controversia legal se encuentra Citgo, la empresa filial de PDVSA.

Los pueblos tienen más conciencia que la mayoría de los gobiernos del mundo. Conciencia afianzada por los saberes acumulados de centenares de generaciones y por las artes y oficios de la vida; por el trabajo de explotados vivido por un tiempo que no muere para que sea sustituido por el tiempo de la dignidad; conciencia que les dictamina que todo imperio es enemigo del mundo feliz para todas y todas, donde no hayan vestigios discriminatorios; enemigo de la igualdad de oportunidades, el respeto y la amistad, la solidaridad, a las reglas convenidas para alcanzar la mayor suma de felicidad posible, enemigos de los recintos sin explotados ni explotadores, de la dicha y la paz; enemigos del dialogo fructífero y fecundo para que se convierta en vía principal para solventar la diferencias primarias de la vida.

Venezuela es el lugar menos apropiado para una guerra que bien pudiera convertirse en la madre de las guerras. A diferencia del imperio español que nunca encontró el dorado. Ahora todos saben el lugar donde se encuentra. Ello más que una ventaja es una terrible desventaja. Hay muchos intereses en juego con contratos suscritos, sin pérdida de la soberanía, con quien es el amo exclusivo de todos los tesoros del Dorado: el pueblo venezolano.

La opresión de miles de años acumulados en todos los pueblos del mundo, incluido el estadounidense, puede conllevar a que la última gota del vaso derrame el agua. En países como Colombia, Brasil, Perú, Estados Unidos sólo para señalar cuatro, de esta parte del mundo, hay unas cuantas bombas de tiempo. Los pueblos están que prenden la pradera. Somos parte de la raza cósmica. No lo olviden.



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