A confesión de partes relevo de pruebas: Maduro reconoció que nunca hubo guerra económica

"Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad." "Miente, miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá."

La frase es autoría de Joseph Goebbels, el siniestro ministro de propaganda de la Alemania nazi, y uno de los más cercanos colaboradores de Adolf Hitler en su cruzada demencial por acabar nuestro planeta. Durante los años de terror de la segunda guerra mundial, los nazis intentaron ocultarle al mundo los horrores que cometían en los campos de concentración, y en las regiones y países que llegaron a dominar: el exterminio selectivo de millones de seres humanos, los macabros experimentos con niños o adultos que padecían enfermedades degenerativas, la brutal represión contra los habitantes de los territorios conquistados, y contra sus propios compatriotas. La maquinaria de ocultamiento de Hitler logro su objetivo por un tiempo, sin embargo, al final, la oscura verdad termino saliendo a la luz, y todo el planeta pudo conocer horrorizado de lo que son capaces los tiranos para mantenerse en el poder.

En nuestra querida Venezuela la filosofía de Goebbels ha encontrado terreno fértil, quienes han regido los destinos de la patria desde los orígenes de la República se han decantado por el arte de la mentira con el mismo fervor que el creyente se aferra a la santa biblia; difícilmente exista un país en el mundo que haya sido engañado tantas veces, al punto de que, lo que debería ser algo reprochable y extraordinaria acabo convirtiéndose en algo cotidiano, aceptado como una parte más de nuestra idiosincrasia, como un apéndice perverso del alma nacional.

La psique del venezolano ha sido bombardeada a lo largo de décadas por gobernantes poco dispuestos a reconocer su ineficiencia, escurrir el bulto o mentir flagrantemente son alternativas totalmente validas en este paraíso para los políticos corruptos; lo único importante para ellos ha sido gozar de las mieles del poder, lucrarse del patrimonio público, aferrarse a granjerías y privilegios a expensas del pueblo que sufre. Cada quien, en su santo lugar, al pueblo lo que es del pueblo, es decir, nada.

Nicolás Maduro ocupa el peldaño más alto en la poco honorable galería de gobernantes mentirosos, es un maestro en el oficio. De la boca del presidente obrero las mentiras fluyen con la misma facilidad que en su cerebro se ausentan las ideas. A mansalva va disparando una tras otra contra un pueblo cada vez más indefenso, golpeado y humillado por su megalomanía, que ha llevado a todo el país a las puertas de la destrucción definitiva.

Nico es el constructor de sus propias fabulas, un advenedizo cuya misión es "defender la patria" de sus enemigos, el habitante de un universo paralelo para quien el hambre, la falta de medicamentos, el colapso del transporte público, la ruina de PDVSA, la pérdida del poder adquisitivo, el éxodo de millones, los presos políticos y el creciente derrumbe de nuestro sistema educativo jamás han existido. Todo es una fantasía, los venezolanos disponemos de mucha imaginación.

Desde que asumió la presidencia ha repetido miles de veces que la tragedia que atraviesa nuestro país, es culpa de la guerra económica orquestada desde las entrañas del imperio. Siguiendo las orientaciones de Goebbels, se ha empeñado en hacernos creer que su gobierno no tiene ninguna responsabilidad en el desastre en que han convertido a Venezuela. Con sistemático desparpajo nos vende sus mentiras; los culpables de la destrucción del bolívar son los boys scouts de dolartoday, ha dicho hasta la saciedad. Una página de Internet ha borrado del mapa la mitad de nuestro PIB, y ha llevado a millones de venezolanos a reducir al mínimo su capacidad de alimentarse, y ha empujado a otros miles a tener que hurgar en los basureros para poder sobrevivir.

Pero, quien escupe hacia arriba siempre termina por bañarse con su propia saliva, y ahora, ante la desesperada situación de su caja chica han terminado reconociendo la vigencia del dólar paralelo. El dinero de las remesas es un bocado demasiado apetecible como para dejarlo escapar, por ello, se han tragado sus altisonantes amenazas. Hasta hace pocos días, algunos voceros del gobierno aseguraban que las casas de cambio autorizadas por ellos pagarían las divisas procedentes de los venezolanos en el exterior a precio DICOM, para posteriormente, y después de un análisis más objetivo, anunciar que, los dólares de las remesas serian canjeados a 2.200.000 bolívares, monto muy cercano al denominado dólar paralelo. Con esto, su mentira mil veces repetida acerca de la guerra económica queda totalmente al descubierto, las ansias de obtener divisas frescas los ha obligado a este acto de "irreversible sinceridad;" por supuesto, que esto no responde al hecho de que Maduro, y su gobierno, estén preñados de buenas intenciones, y quieren que las familias venezolanas reciban el auxilio vital de quienes se han ido a otras tierras huyendo de la dictadura para poder vivir dignamente, más bien, se trata de que, el gobierno sabía que ningún venezolano les iba a regalar su dinero, nadie estaba dispuesto a entregar su esfuerzo por menos del 5% de lo que en verdad vale. De los 3.000.000 millones de bolívares por dólar del mercado paralelo, a los menos de 100.000 del oficial hay una diferencia demasiado grande, tan grande como la distancia que hoy separa de casa a nuestra diáspora.

La mentira de la guerra económica ha muerto definitivamente, ha quedado al descubierto una verdad incuestionable, la única guerra que ha existido es la que tiene el gobierno contra la economía del país, contra el bolsillo y el estómago de cada venezolano.

Como Goebbels, a Maduro también se le acabó el tiempo de sus mentiras, ya nadie le cree, el país está claro, y hoy más que nunca se mantiene en pie de la lucha para salir de esta pesadilla. El final de Maduro no será color de rosa. Quien siembre vientos cosecha tempestades.

Leisserrebolledo76@gmail.com



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