La Guarimba en Mérida (II)

El Consejo Universitario reunido en el curso del día lunes 29 de mayo, por iniciativa de la representación progresista, aprobó la integración de una Mesa de Diálogo, que abriera espacio para que la Universidad de los Andes pudiera intercambiar y sobre todo, escuchar, las opiniones de los sectores de la ciudad, afectados por la violencia de los últimos días. La Mesa, de alguna manera, facilitaría la apertura de cauces para un acuerdo colectivo que detuviera las acciones que, desde el seno del campus universitario, venían siendo perpetradas por los encapuchados que disparaban armas de guerra y que habían provocado los heridos de bala, pertenecientes a la fuerza pública, que, al igual que la distinguida de la policía, habían resultado víctimas de una conducta inusualmente brutal y sanguinaria.

En este sentido, se programó una agenda de encuentros con las autoridades políticas, militares y de seguridad del estado; con las asociaciones laborales de la institución; con los grupos estudiantiles involucrados en la contienda electoral; con las comunidades ubicadas en el entorno cercano del Núcleo Liria, directamente afectadas por los eventos ocurridos; y con la Cámara de Comercio y algunos gremios profesionales que hacen vida en la región.

Extrañamente, en medio del avance de esta iniciativa de paz, las autoridades rectorales de la ULA seguían repitiendo en los medios, especialmente en los propios de la institución universitaria que controlan con mano de hierro, el mismo discurso según el cual todo se debía a una decisión de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia que se había entrometido en asuntos específicamente académicos de manera violatoria de la autonomía universitaria.

Este discurso era y es insostenible. En el año 2003, la Sala Electoral del TSJ, ante una petición similar de la Federación Estudiantíl de la ULA, tomó una medida cautelar y pospuso brevemente un proceso electoral. Y entonces no pasó nada. Pero, además, ese mismo organismo de justicia, a comienzos del presente año 2006, falló a favor de las actuales autoridades rectorales de la ULA, frente a recurso impugnatorio introducido por un grupo de profesores ulandinos que consideraban ilegal esa elección, entre otras razones porque se había producido sobre la base de un Reglamento Electoral que consideraban no ajustado a la ley. Y en esta ocasión tampoco pasó nada. Nadie salió a quemar la ciudad o a ejercer la violencia en forma criminal contra los cuerpos de seguridad desarmados y sólo provistos de los recursos antimotines habituales consistentes en gases lacrimógenos y perdigones.

Por lo demás, esta violencia de signo terrorista se había insinuado un mes antes de la decisión tribunalicia cuando grupos armados encapuchados, habían provocado refriegas so pretexto de la demora en la apertura del comedor del Núcleo Liria, construído para 12 mil estudiantes con fondos proporcionados íntegramente por el gobierno bolivariano. Y antes aún, había quedado sugerida en los actos de violencia protagonizados en los alrededores de las residencias estudiantiles Domingo Salazar, dependientes de la ULA. O sea, la presencia de encapuchados disparando armas de guerra se veía venir desde antes y no hizo acto de presencia “por la decisión violatoria de la autonomía universitaria tomada por el Tribunal Supremo de Justicia”.

Tampoco es sostenible el argumento de los rectores en el sentido que no hubo encapuchados disparando armas de guerra desde el interior de los predios universitarios. ¿No existen los dos agentes policiales y el cabo de la Guardia Nacional, hasta ahora mantenidos en terapia intensiva que, milagrosamente, siguen vivos? ¿No existe la distinguida de la policía que fue golpeada, perseguida, lanzada al piso y despojada de su vestimenta, en un intento de violación, a quien las familias del lugar tuvieron que proporcionarle ropa para que pudiera salir de allí? ¿No existen las evidencias fílmicas y fotográficas sobre estos hechos claramente abominables?

Ni siquiera es sostenible la afirmación reciente de las autoridades de que pudo haber infiltrados pero no estudiantes encapuchados disparando, porque los rectores mejor que nadie en la ULA conocen a esos gatilleros, precisamente porque tienen una relación muy estrecha con ellos, específicamente con los líderes del llamado Movimiento 13, sobre quienes no hace falta ser cabalístico para darse cuenta que hasta el número que los identifica anuncia tragedia.

Queremos detenernos especialmente en los testimonios ofrecidos por los vecinos ubicados en los alrededores del Núcleo Liria. En la mañana del día jueves 01 de junio, la Mesa de Diálogo recibió a una treintena de dirigentes sociales: la concejala Zenaida Hernández por la parroquia “Mario Spinetti Dini”, miembros de la Junta Parroquial y de las Juntas Comunales, médicos directivos del Hospital Sor Juana Inés de la Cruz, Directora y Subdirectora de la Escuela Emiro Fuenmayor, Director de la Escuela Técnica “Simón Rodríguez”, Director del Banco Comunal, todos hombres y mujeres habitantes de las barriadas populares “Simón Bolívar”, “Pueblo Nuevo”, “Santo Domingo”, “San Juan Bautista”, “Chorros de Milla” y “Santa Rosa”, entre otros.

Setecientos niños y adolescentes de la Escuela Fuenmayor tienen una semana sin clases porque las piedras lanzadas por los encapuchados, aparte de poner en peligro la vida de los alumnos al caer en los salones, obviamente han destruído todos los vidrios de las ventanas y por otro lado, los gases lacrimógenos provocaron la asfixia de muchos menores. En el hospital Sor Juana, ubicado al lado de la escuela, aparte de lo mencionado, fue necesario trasladar hacia la parte de atrás a todos los pacientes de pediatría, ubicados originalmente en el frente del mismo. En la Escuela Técnica Simón Rodríguez hubo que suspender las actividades.

Los encapuchados, sobre un autobús-escudo que entra y sale de la ULA, suben y bajan disparando por la avenida Las Américas. Incluso, al comienzo, se lanzaban a pié, disparando y poniendo en fuga a los indefensos policías. Atacaban a las ambulancias que retiraban los heridos. Destrozaron las instalaciones del comedor recién construído. Igual suerte corrió la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (UNEFA), cuyo edificio recién estrenado se encuentra exactamente en el frente del Núcleo Liria. Y el viernes, para colmo, después de todos estos actos vandálicos, se sentaron en pupitres en la avenida, pretendiendo transmitir el mensaje de que querían clases. Ni los médicos ni los maestros de la zona, que tienen carro, pueden llegar a su lugar de trabajo montados en ellos. Tampoco tienen la alternativa del trasporte público. O sea, sólo los más atrevidos llegan a pié en medio del plomo, los gases y las piedras.

Naturalmente, todo esto, insistimos, lo han observado con sus propios ojos, directamente, in situ. Se trata de “quince o veinte encapuchados”, afirman; el sonido de los disparos identifica armas de “cierto calibre”, agregan; “eran disparos de armas de gran potencia”, dijo alguno. Y el clamor unánime porque las autoridades universitarias “hagan algo”; porque “impongan su autoridad en los espacios universitarios”; “que la ULA se pronuncie por la defensa de la ciudad”; “que se pronuncie más contundentemente contra los grupos violentos en sus comunicados a la opinión pública”; que “la ULA está perdiendo su imagen frente a la comunidad”; y que “las autoridades rectorales están en el deber de aclararle a los medios de comunicación lo que está pasando para que estos no dirijan sus ataques solamente al gobierno”.

Como debe suponerse, en la reunión del Consejo Universitario que se produjo al término de este encuentro con las comunidades organizadas, las autoridades no hicieron ninguna referencia a estos elementos que como mencionó creadoramente alguno de los líderes sociales participantes forman parte de lo que llamó la “autonomía comunitaria”. Obviamente, nosotros, como corresponde con los derechos establecidos en la Constitución Nacional de 1999, sí informamos en el Consejo Universitario cuáles fueron los planteamientos de las comunidades.

Las autoridades rectorales de la ULA están en una posición ciegamente opositora, que se parece muchísimo a la de jefes reales de esta guarimba fracasada !!!.

a_liscano@hotmail.com


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