Guaicaipuro en resistencia contra los adecos, los neoadecos y los chinos

Por Toby Valderrama y Antonio Aponte

Guaicaipuro es emblema de la resistencia indígena contra el imperio español, por eso debe conmemorarse. Es el inicio simbólico de una larga línea de nuestra rebeldía en contra de la desigualdad, de la explotación, contra el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo. Es el inicio de una lucha que continúa con Bolívar, con Zamora, y sigue vigente con Fabricio, Américo Silva, Argimiro, el Che. Es la milenaria batalla que, desde Espartaco, desde Cristo, sucede entre los explotadores y los explotados. Sólo en este contexto entenderemos el significado del Cacique, y podremos ser dignos de su memoria. Guaicaipuro, su lanza, al servicio de la causa de los explotadores capitalistas es un absurdo.

Cuando se habla del Cacique, cuando se le hacen homenajes, erigen estatuas y, simultáneamente, se estimula al capitalismo, se pacta con el imperio capitalista chino o ruso se está cometiendo un atropello a su memoria, una deformación de su ejemplo.

A Guaicaipuro hay que bajarlo de las estatuas y traerlo a pelear, tal como hizo Chávez con Bolívar. Y la única manera de que eso sea posible es luchando por el Socialismo, pero de verdad, verdad; no como un recurso de ocasión, como arma de las escaramuzas entre socialdemócratas, o como recurso en las proximidades de unas elecciones; no demagogia, no hablando de Socialismo y, a la vez, estimulando el capitalismo; no como distractor.

¿Qué haría Guaicaipuro hoy, contra quién pelearía, que propondría?

El enemigo del Cacique hoy no sería el imperio español, sino el imperio capitalista mundial cuyos métodos no son, por ahora, la invasión, son más sutiles: los préstamos para solventar el clientelismo y el derroche de los mandatarios, la exigencia de facilidades económicas, zonas especiales, toletes de la faja petrolera, compra de conciencias, siembra de valores del consumismo: vale por lo que tengas, el egoísmo, la fragmentación, el culto de la salida individual a los problemas de la existencia.

El enemigo sería, también, el capitalismo nacional, siempre caricatura aliada al capitalismo internacional, que funciona como ejército de ocupación. Esos que hoy homenajean al Cacique, ayer nomás entregaron parte de la faja a los antiguaicaipuros de pérez abad, tripulantes de las carabelas de fedeindustria. Los enemigos serían los neoburgueses que crecieron amparados por el dólar robado, por el oro que llevaron a las arcas imperiales, los parareformistas que aúpan todo este desastre y funcionan como nuevos "capitanes generales" del imperialismo colonizador… esos son los enemigos del Cacique, y qué hipocresía: hoy le hacen un homenaje y parten lanzas contra colón, que sería, es, el representante de los chinos, de los rusos y gringos que llegan a nuestras tierras no en carabelas, sino en jets, y con préstamos en lugar de espadas.

El homenaje que cabe a Guicaipuro, a todos los indígenas, es hacer el Socialismo, pero el verdadero, no el de los adecos y neoadecos, no el de la internacional socialista. Cerremos con un fragmento de Mariátegui, El Amauta:

En el prólogo de Tempestad en los Andes de Valcárcel, vehemente y beligerante evangelio indigenista, he explicado así mi punto de vista:

"La fe en el resurgimiento indígena no proviene de un proceso de 'occidentalización' material de la tierra quechua. No es la civilización, no es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Es el mito, es la idea de la revolución socialista. La esperanza indígena es absolutamente revolucionaria. El mismo mito, la misma idea, son agentes decisivos del despertar de otros viejos pueblos, de otras viejas razas en colapso: hindúes, chinos, etc. La historia universal tiende hoy como nunca a regirse por el mismo cuadrante. ¿Por qué ha de ser el pueblo inkaico, que construyó el más desarrollado y armónico sistema comunista, el único insensible a la emoción mundial? La consanguinidad del movimiento indigenista con las corrientes revolucionarias mundiales es demasiado evidente para que precise documentarla. Yo he dicho ya que he llegado al entendimiento y a la valorización justa de lo indígena por la vía del socialismo".

Un día, cuando el Socialismo sea una realidad y no un sueño truncado por los parareformistas, ese día podremos decir, más allá de los actos fatuos de homenajes vacuos, hemos cumplido con el Cacique Guaicaipuro.

¡Chávez y Guaicaipuro viven en el Socialismo auténtico!

elaradoyelmar.blogspot.com



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Toby Valderrama


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