La hoz y el martillo símbolo de lucha proletaria

Causa malestar ver en la prensa escrita y en la TV, la equivoca utilización de la hoz y el martillo, símbolo de las gloriosas luchas del proletariado mundial, como objeto de obsequio al pontífice romano en su visita a Bolivia. Es una falta de respeto colocar sobre el martillo, símbolo del trabajo creador del obrero, la figura torturada de cristo. La hoz y el martillo es un símbolo antagónico frente a la cruz. Durante 2000 años todas las luchas sociales han sido contra el cristianismo, religión alienante como lo es toda creencia.

La hoz y el martillo simbolizan la alianza de los campesinos y los obreros para librar la lucha contra la explotación capitalista y contra todas las formas de alienación, entre las cuales figura la religión y la barbarie de la creencia en general. La hoz y el martillo son el símbolo de la liberación del hombre.

La cruz con el cristo crucificado, por lo contrario, es el símbolo de la sumisión, de la servidumbre, de la esclavitud, de la tortura, de la alienación del hombre, de la negación de la libertad, del temor, en consecuencia, del primitivismo, la enajenación mental y negación de la libertad individual.

La hoz y el martillo como símbolo de las luchas proletarias, es antagónico con la cruz que simboliza el horror causado por el cristianismo en su guerra expansiva por el mundo. Durante 2000 años el cristianismo ha sido la ideología de la sumisión mental del hombre y de la esclavitud física en los diferentes sistemas económicos: esclavitud, feudalismo, capitalismo. Esclavos, siervos de la gleba y proletarios, sometidos a la servidumbre por la ideología cristiana. En nombre del cristianismo, durante dos mil años se han cometido los crímenes más horrendos que puedan registrarse en la historia de la Humanidad. El cristianismo ha navegado la historia en un océano de sangre y sobre un Himalaya de cadáveres. Durante el oscurantismo de la Edad Media, en nombre del cristianismo y de su dios, se cometieron los crímenes más deleznables: las Cruzadas contra los pueblos del Medio Oriente; las cruzadas contra los herejes de Albi, Lombardía, Languedoc, Carcassone; las guerras campesinas de Alemania; la persecución contra los cultores de la Ciencia (Copérnico, Galileo, Giordano Bruno, Leonardo de Vinci, Miguel Servet); la masacre de los pueblos originarios de América, África y dondequiera el cristianismo impuso por la guerra su creencia. No sin razón, los papas en sus viajes por los países que visitan deben pedir perdón por los horrores cometidos por el cristianismo. Lamentablemente el perdón no existe, si existiera ¿Para qué infierno?

La ideología del cristianismo está escrita en sus evangelios, epístolas, y escritos de sus ideólogos. El cristianismo como todas las religiones es misógino. El antifeminismo no sólo fue obra del Padre Eterno, sino, doctrina de los padres de la Iglesia, los teólogos, los escolásticos, todos ellos, santos consagrados, elevados a los altares. Todos, en su momento pronunciaron sus conjuros contra la mujer. Vale la pena citarlos:

San Cipriano:

"¡Lejos de nosotros esta peste, este contagio, esta seductora ruina! En su forma lleva el pecado, en su sustancia ha tomado origen la necesidad de morir. Una unión con una mujer es causa de todos los crímenes, es el jugo envenenado de que se sirve el diablo para apoderarse de nuestras almas. Una unión con una mujer es una incongruidad."

Al leer este texto, ¿en dónde está el pecado? ¿En las formas de la mujer o en la mente enferma de lujuria de estos "santos varones"?.

San Agustín dice:

"Es un gran problema el saber si en el juicio final las mujeres resucitarán en su propio sexo, pues sería de temer que llegasen a tentarnos aun en presencia del mismo dios."

Parece que este tipo si era concupiscente. ¡Enfermo sexual!

Y San Pedro:

"Cuando oigo hablar de una mujer, huyo de ella como de una serpiente que silba."

¿Por qué tanto odio de estos santos fundadores del cristianismo hacia la mujer? ¿Quién les transmitió esas enseñanzas? Si eran analfabetos, estas enseñanzas, no hay duda, las recibieron de su maestro, el propio Jesús de Nazaret.

Moisés ya la trataba de impura, y condenaba a muerte al hombre que se acercase a ella en determinados momentos. En el cristianismo, heredero del judaísmo, la misoginia no tiene límite.

Santo Tomás (discípulo de Jesus) declara:

"La mujer, siendo un ser accidental e incompleto, no podría haber entrado en el primitivo plan de la creación."

San Gregorio era de la misma opinión:

"Es más difícil de encontrar una mujer buena, que un cuervo blanco."

Y Salomón (el rey mentiroso, mujeriego y concupiscente):

"La mujer es más amarga que la muerte. De cada mil hombres, he encontrado uno bueno; pero ni una he encontrado entre todas las mujeres."

Estas son algunas de las opiniones del cristianismo referidas a la mujer. Veamos otras opiniones referidas a la esclavitud. Hace 2.000 años la esclavitud estaba en Roma en fase de crisis: conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La esclavitud no era rentable económicamente, de igual manera como el capitalismo no es rentable para las mayorías nacionales.

Ante la rebelión de las masas populares, las clases dominantes utilizan el cristianismo en beneficio propio. El emperador Constantino, cofundador del cristianismo, aparenta renunciar al paganismo para cosechar la coyuntura histórica del enfrentamiento de clases que condujo a la implantación del feudalismo propuesto por el cristianismo y de esa manera se va transformando en la religión oficial y dominante, en contra de las masas trabajadoras, convirtiéndolas en instrumento de explotación. El cristianismo (el papado), asimiló la ideología del feudalismo, se constituyó en su vocero y de esa forma vivió su edad de oro durante la Edad Media.

Una leyenda piadosa pero mentirosa ha intentado acreditar la idea de que el cristianismo desempeñó un papel liberador en la abolición de la esclavitud. Lo cual es falso, por cuanto el cristianismo no sólo no combatió la esclavitud, sino que la legitimó por razones religiosas. En "La ciudad de Dios" (Libro XIX, capítulo 15), Agustín escribe:

"La esclavitud es una penitencia del pecado… "La causa primera de la esclavitud está en el pecado… "La esclavitud es pues una penitencia."

¿Penitencia de qué y por qué? ¿Penitencia sólo aplicable a los pobres?

El apóstol Pablo, Primera Epístola a Timoteo, VI, I y 2) dice:

"Que todos cuantos estén bajo el yugo de la servidumbre tengan a sus amos por dignos de toda honra… Y que aquellos que tienen a fieles por amos no los desprecien so pretexto de que son hermanos, sino que los sirvan mejor, cuanto que son fieles y bien amados y partícipes del beneficio. Enseño estas cosas y recomiéndolas."

Juan Crisóstomo en (De Verbis Apostolicis, 9), al comentar la Epístola de Pablo, escribe:

"El esclavo debe resignarse a su suerte, al obedecer a su amo ,obedece a dios."

En la Epístola a Tito, II, 9 y 10, Pablo dice:

"Exhorto a los siervos a que sean sumisos para con sus amos y los complazcan en todo…"

Y en la Epístola a los Efesios, VI, 5, 6, 7:

"Siervos obedeced a los amos de vuestra carne …Servidles con celo…"

El apóstol Pedro va más lejos aún (Primera Epístola, II, 18, 19, 20):

"Siervos, con todo temor sed sumisos a vuestros amos, no sólo a aquellos que son buenos y humanos, sino también aquellos que son rigurosos, pues soportar aflicciones por motivos de conciencia para con Dios, cuando se sufre injustamente, es agradable."

Estas son algunas de las enseñanzas y recomendaciones de los fundadores del cristianismo. Según se dice, el apóstol Pedro y sus colegas, eran pescadores, ignorantes y analfabetos. Entonces ¿De dónde recibieron estas enseñanzas a favor de la esclavitud de tan refinado y eufemístico corte político? Todos han debido recibir directamente estas enseñanzas de Jesucristo, su maestro, personaje de leyenda, cuya existencia no consta en ningún texto histórico.

Entonces ¿Cómo y de dónde nace esa mentira piadosa de que el cristianismo predicó la libertad de los esclavos? O la mentira piadosa de que el cristianismo es amor? ¿Qué clase de amor es predicar la esclavitud? Desde sus orígenes el cristianismo predicó la servidumbre, la esclavitud, por boca de sus propios fundadores, los doce apóstoles de Jesucristo, su maestro. Predicaron lo que su maestro les enseñó. ¿Qué clase de amor puede haber en predicar la sumisión del esclavo al esclavista?

En aquel momento de profunda contradicción económica nacida del esclavismo, toda prédica que defendiera el sistema de explotación era bien visto por los gobernantes. Es así, como, el emperador Constantino, con gran inteligencia política, ve en las prédicas del cristianismo (esenios), que hablaban de "amor", de "igualdad" de todos los hombres ante dios, y de servidumbre a la vez, encuentra los elementos económicos, políticos y sociales para fortalecer el poder del imperio. Esto ocurrió al comienzo del cristianismo

He aquí, lo que años más tarde, a propósito de la esclavitud, escribió Tomas de Aquino en su Suma teológica (Art. 4):

:

"La esclavitud entre los hombres es natural....El esclavo es respecto de su amo un instrumento…Entre un amo y un esclavo hay un derecho natural de dominación

Al referirse a las palabras del Eclesiastés (33, versículo 28);

"Al mal esclavo la tortura y los hierros.",

Tomás de Aquino proclama sin equívocos que el amo tiene el derecho de golpear a su esclavo (Suma Teológica. De la justicia, pregunta 65, Art. 2)

:

"Sólo aquel que tiene autoridad sobre otro puede golpear a éste. Y puesto que el hijo se somete a la autoridad del padre y el esclavo a la de su amo, el padre puede golpear a su hijo y el amo a su esclavo para corregirlos y educarlos."

Es en estos términos como Tomás de Aquino resume la opinión invariable de la Iglesia, su "doctrina social" de corte fascista. En estos textos ¿En dónde está la doctrina del "amor" y la "igualdad" entre los hombres? Al contrario, es una doctrina de odio y de servidumbre al servicio del poder económico y político.

En el año 358, en el Concilio de Gangres, en su tercer "canon", la Iglesia anatematizaba a quien hablase de abolir la esclavitud:

"Si alguien so pretexto de piedad, enseña a un esclavo a que

desprecie a su amo y se niegue a servirlo, en lugar de seguir siendo un siervo, lleno de buena voluntad y respeto, sea excomulgado."

Después de cuarenta años de vacilaciones acerca de si los indios eran hombres o no, el papa Pablo III, reconoció por una bula que los indios pertenecían a la especie humana

En el siglo XVI las condiciones económicas hicieron otra vez rentable la explotación de los esclavos, cuando millones de indios fueron ultimados por los españoles. Entonces, la "trata de negros", que restablecía la esclavitud, fue instituida por las autoridades católicas. Fray Bartolomé de Las Casas y su "piadosa" propuesta de traer esclavos negros de África.

Años antes, una bula del papa Nicolás V, del 8 de enero de 1454, autoriza a reducir a esclavitud a:

"Los sarracenos, los paganos y otros enemigos de Cristo.".

Sin duda ¡Bula papal llena de amor! En el siglo XVI, Clemente VII extiende esta medida para comprender en ella a los heréticos. Cincuenta años después de la invasión de América, cuando los españoles habían ultimado a millones de indígenas (verdadero holocausto y no el que proclaman los judíos), se encontraron con que carecían de mano de obra para la explotación de las minas o las labores agrícolas. Entonces su majestad muy católica Carlos V, por consejo de su confesor el padre, García de Loyosa, declaró a todos los indios de las posesiones españolas esclavos hereditarios de los colonos blancos. Es esta sin duda ¡Otra declaración católica de amor!

En el siglo XVII, Bossuet (1627-1704), obispo, escritor y orador sagrado francés al servicio de la política religiosa del rey Luis XIV, erigió la esclavitud en teoría, en nombre de la invariable doctrina de la Iglesia.

La idea de que la división de la sociedad en clases y la subordinación de los trabajadores a la clase económicamente poseedora y políticamente dominante, forman parte del orden eterno querido por dios, es decir, que la desigualdad social es de derecho divino, permanece como el principio básico de la enseñanza política y social del papado. Es una doctrina fundada en la "resignación".

Esta conclusión práctica es expuesta explícitamente en la encíclica "Quadragésimo anno" (1931):

"Los obreros deben aceptar sin rencor alguno el lugar que la Divina Providencia les ha asignado."

Los teólogos católicos fueron y son los teóricos de la esclavitud, así se disfracen con lo que han dado en llamar, la "teología de la liberación", que tenía muchos seguidores ante el avance del socialismo; pero, casi desaparece al producirse la caída de la Unión Soviética.

Esclavitud y feudalismo son los fundamentos del poder económico, político y social del catolicismo, mejor dicho, del papado. La clase dominante impone sus dioses, su moral, el conjunto de sus ideologías alienantes. Hablar de humanismo cristiano es tan igual a hablar de humanismo griego, ambos sustentados en la esclavitud, en la servidumbre.

En los últimos cien años, todos los papas han condenado en sus encíclicas el comunismo y han llamado a la guerra santa contra el proletariado. La hoz y el martillo son el símbolo del comunismo, del proletariado, de la lucha de clases, del ascenso de masas. La hoz y el martillo es un símbolo contrario a la cruz, a la suástica y a todo lo que simbolice el fascismo, derrotado hace 60 años por el proletariado soviético y su Ejército Rojo, en las batallas de Stalingrado, Moscú, Leningrado, Kursk. Ejército del proletariado que al llegar a Berlín, hace sesenta años, izó la bandera roja con la hoz y el martillo, en el edificio del Reichstag, como símbolo de victoria sobre el fascismo.

Es una incongruencia pretender juntar en una figura dos símbolos antagónicos: la cruz y la hoz y el martillo. Evo por hacer una gracia, le salió una mueca de pésimo mal gusto. Según el decir popular, "cada loro en su estaca": ellos con su cruz y el proletariado con la hoz y el martillo.



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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