Las miserias de Pedro León Zapata

Al Pedro León Zapata de El Nazional le dieron la orden (con pago adelantado) de difundir en sus caricaturas una cadena imparable de críticas al gobiernos con las líneas siguientes: 1- Mentar a Chávez como el “Poseso”. 2- Decir que este es un gobierno de jala-bolas. 3- Colocar vestimentas militares (con charreteras y gorras) junto con patas de piratas sobre cuanto se refiera al gobierno. 4- Mostrar moscas alrededor para definir a los militantes chavistas. 5- Mencionar que lo más
definitivo y emblemático del “régimen” es su pava. En una encuesta que colocó Aló Ciudadano, el día martes 22, se hacía mención que Cuba había perdido el Mundial de béisbol ante Japón por la
fulana “pava”.

Es decir, que no fueron pavosos todos los demás equipos que no llegaron al segundo lugar, sino Cuba, por estar muy conectada con el "Poseso”. Pedro León Zapata aprendió a medrar muy bien hasta convertirse en el supremo amanuense de los Otero en El Nacional. Se creyó agudo, genial, por considerarse muy bien cotizado por las damas de la high caraqueña dirigida por Sofía Imber (“cochina envidia de los chavista”, según Laureano Márquez). Pues, así fue como acabó convertido en la estrella de las damas que juegan la canasta en el Caracas Country Club y en la Lagunita. Para echar chistes en nombre de la caridad, para exposiciones de obras exquisitas, para los discursos de orden o por órdenes de…, en las subastas usted lo podrá ver regularmente, por ejemplo, en las páginas sociales de El Nacional, con las fashionables Bettina Bechkoff, con Marina Sosa de Hoyer, María de Guruceaga, Anabella Belloso, Anabella Troconis, Carmen Tahío, Carolina Herrea, Alejandra Rossel…

Todo ese pedigrí le viene por haberse acostumbrado a ser un asiduo expositor en la galería personal de Arte Contemporáneo de la marchante doña marchante Sofía Imber. Después del Golpe del 4-F, Zapata grabó cuñas a favor de Carlos Andrés Pérez, y vean lo pavoso que era este personaje, y vean también qué bien le jalaba Zapata. Andaba Zapata en cuatro manos por
los pasillos de Miraflores pidiendo junto con Abelardo Raidi que la recibiera la reina Blanca Ibáñez. Fue de los que se cansó de decir que Lusinchi le quedaba grande a Venezuela. En Febrero de 1969, Domingo Fuentes le entregó a Zapata una edición de “La Fiesta del Embajador” (novela de Argenis Rodríguez) para que la ilustrara. Zapata entonces le dijo que lo estaban cazando, tanto los comunistas como la gente de la oligarquía, y que si se resbalaba lo jodían. Todo el peligro se encontraba en que era peligroso ilustrar algún trabajo del terrible de Argenis. Al parecer si lo ilustraba Zapata quedaba mal con los comunistas (que luego se venderían a la derecha pero que controlaban la cultura), y también quedaba mal con la oligarquía que financiaba a esa ala comunista que vivía de la cultura. Zapata le contó a Fuentes que estaba sufriendo presiones, y
que él necesitaba cuidar sus lochitas. Estaba claro que no le interesaban las ideas ni la dignidad, sino sus lochas. Para Zapata los que tiene ideas son los oligarcas. Entonces los “comunistas” que controlaban la cultura le temían a los oligarcas que Argenis atacaba en “La Fiesta del Embajador”.

Aquellos “comunistas” que trabajaron para los gobiernos puntofijistas, luego con Chávez se pasaron en cambote para la Coordinadora Democrática. ¿Pero cómo Zapata iba a ilustrar un libro del peligroso Argenis Rodríguez, si en 1969 ya él estaba haciendo exposiciones en la sala Mendoza, era invitado de honor en los salones de los Boulton, de los Cisneros, de los Oteros, de las casas de publicidad, todos ellos furibundos y repugnantes oligarcas? No quiso Pedro León Zapata ilustrar el libro “La Fiesta del Embajador” porque en ese febrero de 1969 estaba ilustrando una propaganda para el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, INCIBA, una dependencia del gobierno adeco. A pocos días del paro nacional convocado por Pedro Carmona Estanga y
Carlos Ortega, poniendo su granote de arena a favor de la conspiración, salió dando unas estúpidas y miserables declaraciones contra el gobierno. Lo entrevistó la periodista Andreina Gómez, del propio medio de los Otero, y veamos los bellos razonamiento de este “genio”. A la pregunta de “-¿Qué opinión le merece el ataque que se hace en contra de los dueños de los
medios de comunicación?”, responde “-No está bien que siendo algunos periódicos venezolanos, así como la radio y la televisión medios de difusión tan viejos, sea ahora cuando se vienen a dar cuenta de que están a la orden de no sé qué oscuros intereses. Los oscuros o claros intereses
a la orden de los cuáles puedan estar estos medios hoy, son los mismos a los que estuvieron subordinados ayer”.

Y claro que son los mismos intereses. Y sigue diciendo: “En cambio ahora que se sienten fuertes, no porque el gobierno los apoye sino porque ellos apoyan al gobierno, que es la parte ruin del asunto, es cuando se atreven a levantar la voz”. Unas horribles cantinfladas, pero ha sido toda la
vida, y por eso en este país de cobardes intelectuales se le ha llamado de “genio”. A mediado de los ochenta sintió un cómico espanto cuando Gustavo Cisneros lo metió en sus programas de concurso, todo dentro del cuadro que se estaba armando entre El Nacional y don Gustavo para hundir en las memeces de los medios a la población. Fue así como Venevisión, en el emputecido campo de las artes venezolanas, junto con El Nacional estaba decididos a lanzar hacia el estrellato, cual un Ricardo Dávila, al señor Zapata.

Añade en este entrevista Pedro León: “Uno está en el deber de decir todo lo que se ocurra (coño, coño, con este tío), pero no porque lo apoya el gobierno sino porque a uno lo apoya el arte, que es la única verdad que existe para un artista. Añade: “He tratado de eludir siempre la relación de la cultura con lo oficial, porque creo que es estéril. Cuando me refiero a lo oficial, naturalmente me estoy refiriendo a lo que tiene que ver con poder. Y las relaciones del arte con el poder son lo más detestable y contraproducente que puede haber para la cultura”. Todo el mundo sabe cómo es uno de los grandes adulantes de Carlos Andrés Pérez, y que luego del 4-Fde 1992, comenzó a aparecer en varios micros difundidos por Venezolana de Televisión, dando todo su apoyo a un régimen tan pervertido y cobarde, como el de entonces, y aún con todo su descaro se atreve a declarar: “Es muy indigno andar supeditando su condición de artista, a la de “apoyador” de determinado modo de ver el mundo o de mandar”.

A la pregunta de “-¿Cree que esta situación puede ser interpretada con humor?”, como el Cantinflas cacofónico de las letras que ha sido toda su vida, responde: “El único modo desde el cual esto puede ser tolerablemente visto, es desde el punto de vista del humor porque cualquier otro punto de vista sería intolerable. Tiene que ser vista con humor porque se trata de algo sumamente serio y dramático e incluso doloroso. Es cómico, no es humorístico, porque simplemente ya se trata de una comedia”.

El día 13 de abril de 2002, El Nacional trae una caricatura confeccionada por este refinado señor Zapata, donde una anciana le dice a otra: “Los asesinos fueron entrenados por el Cobarde, Trinita...”. Este servil de los Oteros conocía los intríngulis del plan golpista del 11-A por cuanto que El Nacional ya había preparado en su encartado de fin de semana, Siete Días, un especial que trataba de “Venezuela sin Chávez”. El Museo de Arte Contemporáneo durante el reinado allí de Sofía Imber, le llegó a comprar a Pedro León Zapata, 486 cuadros. Así vivió y gozó este
zángano de tres décadas de izquierdismo, vendiéndose como una puta a la derecha. Su odio contra el gobierno de Chávez se debe, a que en 1999 quiso que Ipostel le comprara obras suyas por un valor de 400 millones de bolívares, para una serie de estampilla. La respuesta de ese organismo fue que, de elaborar sellos con cuadros, preferirían adquirirlos de 40 artistas prometedores y ayudarles así en su carrera artística.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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