El desfile de un pueblo

Los periodistas nacionales o internacionales lo asaltan a uno, a la puerta de entrada al Salón de Honor de la Academia Militar, y le preguntan: ¿por qué hizo una cola de 24 horas para ver al Comandante Chávez?. Es imposible quedar satisfecho con la respuesta que en un par de palabras se pueden decir.

Hay una multitud de respuestas. Por amor, por respeto, para rendirle honores, por gratitud, por seguir siendo parte de la historia unida a su figura, para contárselo a nuestros nietos, porque lo hemos acompañado siempre y ahora no podíamos dejar de hacerlo, para decirle nuevamente: “Hasta la victoria siempre, Comandante”, a gritar las consignas: “Chávez vive, la lucha sigue”; “Chávez y Simón en el Panteón”; “Alerta, alerta, alerta que camina: Hugo Chávez Frías por América Latina”; “Chávez, te lo juro mi voto es pa' Maduro” y “Chávez no murió, se multiplicó” (y constatar esa multiplicación infinita); a cantar mil veces ¡Patria, patria, patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi Sol / Patria, tuya es mi vida, tuya es mi alma, tuyo es mi amor!; a cerciorarnos que está más vivo que nunca, a aliviarnos el dolor junto a los otros millones de deudos venidos de todas partes del país y no pocos rincones del mundo, por lealtad, a cuadrarnos firmes delante del féretro, a llorar como unos carajitos, a sentirnos más orgullosamente chavistas que nunca, a recargarnos de fuerza para continuar la construcción de su sueño, a sentir que su lucha nos ha dado un lugar en el mundo, un sentido a nuestras vidas, una trinchera para servir al pueblo, a compenetrarnos con ese pueblo humilde que lo arropó siempre con sus más bellos sentimientos en una historia de amor que alguien debería escribir, a vernos como hormiguitas en las tomas lejanas de las cámaras, a transmitirle aliento a su familia en especial a sus hijos y a su madre. En fin, a sentirnos un Chávez colectivo.

La cámara y el micrófono se desplazan hacia un nuevo ciudadano o ciudadana y rápidamente acometen la misma pregunta: ¿Por qué hizo esta cola para ver al Presidente Chávez? Y otra vez surge la respuesta cortada de entre la retahíla de razones que los millones de chavistas presentes quisieran y pudieran decir por largo rato frente a las cámaras tal como nos lo enseñó el mismo Comandante. El pueblo llano desfila ante el Comandante Chávez como un gesto contundente de ese mismo protagonismo que él nos otorgó. Allí, en ese lugar hermoso que quizás nunca hubiésemos conocido, pasamos desfilando porque estamos convencidos que ejercemos nuestro derecho. Así como pasaron más de treinta jefes de estado, y hasta un príncipe, nosotros ejercimos el derecho de decirle ¡Hasta siempre Comandante, Venceremos!

Prof.
 



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Alifrank Laguna


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